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¡Hola desde Tesalónica! Antes de nada, quiero pediros disculpas por tanto tiempo sin escribir, pero la situación durante estos últimos meses ha sido un poco extraña. Después de tener que abandonar el PAOK y Grecia por las razones que ya os conté (los problemas financieros del club) me marché a Italia para jugar en el Premiata Montegranaro. Intentar acoplarse a un equipo totalmente diferente a finales de enero no es de las cosas más fáciles que puede uno encontrarse, pero la gente se portó genial conmigo y todo fue mucho mejor de lo que inicialmente pensaba. El club trabaja con una base profesional mucho más sólida y he tenido la oportunidad de centrarme exclusivamente en mi trabajo, jugar al baloncesto. Los primeros tres meses fueron muy bien; jugaba a buen nivel y tenía la oportunidad de trabajar a gusto, por lo que tanto el equipo como yo estábamos muy contentos. Pero entonces llegó una lesión que me mantuvo fuera de las canchas para los partidos decisivos, algo que me afectó mucho porque yo quería ayudarles. Lo peor que hay para mí es no poder jugar y tener que ver los encuentros desde el banquillo. Pero las cosas vienen como vienen en nuestro trabajo y no puedes hacer nada excepto rezar para que te ocurra el menor número de veces posible. Gracias a Dios, eso ya pertenece al pasado.  Al volver a Tesalónica he podido confirmar lo que ya sabía… la situación de la mayoría de equipos griegos, excepto Panathinaikos y Olympiakos, es realmente mala. La crisis financiera ha llegado de pleno y está teniendo un gran impacto en casi todos los clubes. Los dueños tratan de abandonar sus equipos, no hay movimientos acerca de contrataciones, los presupuestos se reducen incluso a la mitad y hay una tremenda inseguridad sobre lo que va a pasar. Por supuesto la crisis no es únicamente un fenómeno que ocurra en Grecia; el baloncesto no es inmune a una situación global que está afectando a nuestras vidas desde hace ya un tiempo. El problema que hay en Grecia es que no existe una infraestructura real. Casi todos los clubes sobreviven en el día a día, no hay un proyecto a largo plazo y los presupuestos depende única y exclusivamente de los eventuales dueños, por lo que la situación parece ir cada vez más a peor. Sólo deseo que puedan reunir algunas ideas sobre lo que ocurre en otros países de Europa y tratar de implementar algunas de esas estrategias aquí para obtener mejores resultados en la gestión.  Pero sin embargo, pensando en términos generales creo que la crisis puede ser de alguna manera beneficiosa en varios campos: los precios inevitablemente están bajando y ello puede llevar a una situación más saludable. Tanto clubes como jugadores se ven forzados a llegar a acuerdos en términos más lógicos y comenzar a vivir de nuevo en unas perspectivas más realistas, lo que inevitablemente llevará a la estabilización. En cuanto a lo que a mí respecta, no sé ahora mismo qué pasará el año que viene... Definitivamente quiero jugar fuera de Grecia y mi primera opción sería volver a España. Es la mejor liga de Europa y siento que puede copar mis expectativas como jugador y como persona. Me encantaría tener la oportunidad de llegar nuevamente a la ACB, aunque Italia también es una muy buena opción. Es turno ahora de examinar todas las opciones y decidir cuál es la mejor para el futuro. Ojalá os pueda ver de nuevo por España...
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