Hace ahora un poco más de tres años, escribía este artículo en BasketMe. Era la despedida a una generación gloriosa, y lo enlazaba con las estrofas de un tema de Le punk, pero me dejaba otras de esa misma canción... "No se puede vivir del recuerdo, ni vivir sin recordar".

Y aquí está de nuevo Argentina; una Argentina hambrienta, lista, competitiva y que juega muy bien al baloncesto. Una Argentina sin complejos, defensivamente muy trabajada, con los roles claros y valiente en la propuesta y en las rotaciones. Una Argentina que no vive del recuerdo... y una Argentina que se mira en la cara de su generación dorada, que de tanto durar pudo compartir cancha con muchos de estos pibes para transmitirles la antorcha.

Una Argentina que en el salto a Europa de muchos de sus jugadores ha encontrado el plus competitivo. En la final del mundial, España - Argentina, habrá 21 jugadores que juegan o han pasado por la ACB. Podremos criticar, con razón, muchas cosas de "nuestra" liga, pero la competitividad que da es una cosa de locos...

Una Argentina que en su decisión de jugar los Panamericanos encontró un filón y de tanto rodaje ahora parece que juega como si fuera un club. Una Argentina que no vive del recuerdo pero recuerda... y si no, ahí tiene a Luisfa, del que se agotan los calificativos mientras sigue un idilio con el aro ya directamente esotérico.

Al ver esos dos triples seguidos, casi definitivos, siempre cuento lo mismo. La primera vez que vi a Scola en vivo fue hace justo 20 años, en un amistoso entre el Gijón y el Breogán. Teníamos curiosidad por ver a un extranjero tan joven en un equipo que aspiraba a subir. Metió 6 puntos con 2/2 en triples. No cuadraba con lo que yo sabia de él... El resto de la temporada no metió ni uno solo... pero el Gijón ascendió con un 7/7 suyo en tiros de 2 en Menorca. Y ahora se me saltan las lágrimas viéndolo aquí a estas alturas. ¡Qué grandeza!

Escribía esto hace tres años arrancando con el recuerdo del triunfo ante USA en 1986 y se me olvidaba la emoción que me hizo conocer al "Negro" González en Katowice. Porque Argentina ya fue campeona del mundo y porque ahora puede serlo otra vez, aunque enfrente tenga a una España probablemente superior.

Esto de hace tres años era una carta de amor y como tal ahí sigue. Porque a veces, cosas como "El Alma", son más que un eslogan...