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La distancia entre USA y el resto del mundo era de años luz, pero se iba reduciendo competición a competición. Los europeos empezaban a asomarse a los campeonatos universitarios, si bien hasta 1985 no se produciría el desembarco en la NBA, con el búlgaro George Glouchkov convirtiéndose en el primer europeo en jugar en la liga profesional americana. Su presencia fue meramente testimonial y exótica, pero a él le seguirían Fernando Martín (D.E.P.) o los alemanes Uwe Blab y Detlef Schrempf, aunque estos procedían del baloncesto amateur americano, la NCAA.

En aquellos tiempos, los jugadores europeos que optaban por “profesionalizarse” (como si en Europa no cobrasen por jugar) dejaban de ser seleccionables para sus equipos nacionales, lo que unido a la recta final de la guerra fría y la más que previsible falta de oportunidades hacía que muchos jugadores desistiesen o no tuvieran la oportunidad de probar.

Así, en la recta final de los 80, USA Basketball empezaría a llevarse batacazos: el primero en las Olimpiadas de Seúl 1988. Tras los boicots de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, la cita coreana se presentaba apasionante. Dos años atrás, en el campeonato Mundial de España 1986, el Team USA lo pasó fatal para llevarse el oro, deshaciéndose de la Yugoslavia de Petrovic (quién no recuerda la defensa feroz del pequeño gran Muggsy Bogues a Drazen) y en la final a la URSS de Sabonis (antes de destrozarse los tendones de Aquiles). Si bien USA se llevó el oro, ya perdió un partido ante Argentina por 74-70.

En la cita coreana, soviéticos y americanos volvían a verse las caras. La controversia vino por la implicación de los doctores de los Blazers en la recuperación de Sabonis, sobre quien tenían los derechos deportivos. Las imágenes de ‘Sabas’ de pesca en Oregon dieron la vuelta al globo.

El pívot volvió a ser jugador de baloncesto gracias al doctor Cook, galeno de los Blazers. Y entre ‘Sabas’, Kurtinaitis y Marciulionis destrozaron al Team USA de David Robinson, Mitch Richmond y Dan Majerle, entre otros, en semifinales. La URSS se haría con el oro tras ganar a la joven Yugoslavia, donde ya apuntaban maneras los Kukoc, Divac, Radja o Zdovc que dominaban en Europa, guiados por Drazen Petrovic. USA se haría con el bronce.

Dos años después, se celebraba en Argentina el campeonato mundial, y nuevo batacazo para los americanos, con jugadores como Alonzo Mourning, Todd Day, Kenny Anderson o Christian Laettner. Esta vez seria la maravillosa selección plavi quien les eliminaría en semifinales, antes de destrozar, por segunda vez en el campeonato, a la selección soviética en la final. Luego vendría toda la polémica de las medallas, con el esloveno Jure Zdovc recluido tras declararse Eslovenia independiente, Divac arrojando a la grada una bandera croata y la desmembración del, quizás, mejor equipo europeo de la historia.

Mientras tanto, la NBA vivía un renacimiento de la mano de la rivalidad de dos mitos, Magic Johnson y Larry Bird, y la llegada del mejor jugador de la historia, Michael Jordan, a mitad de los 80. David Stern cogió la NBA en horas muy bajas y devolvió la credibilidad y la rentabilidad a la liga, convirtiéndola en la mejor del mundo. En sus planes estaba la expansión global. Los partidos empezaban a emitirse en cada vez más países, pero necesitaba un plan para lanzar su producto a nivel mundial, y qué mejor escaparate que los Juegos Olímpicos.

La Federación americana ya estaba en conversaciones para “desbloquear” a los profesionales de las citas internacionales. Stern, el secretario general de la FIBA, Boris Stankovic y el Presidente del COI Juan Antonio Samaranch se reunían cíclicamente. Para el movimiento olímpico, tener por primera vez a las estrellas de la NBA era un plus. Y que mejor que en Barcelona, ciudad natal de Samaranch, en el quinto centenario del descubrimiento de América.

La unión era perfecta, la NBA necesitaba a FIBA y COI para sus planes de expansión, y éstos para dar un mayor prestigio y mayor atención televisiva, patrocinios, turismo, etc. La presencia de la NBA por primera vez en los Juegos Olímpicos era como un sueño hecho realidad. A un lado dejamos todos los privilegios que los Bird, Johnson, Jordan, Ewing, Barkley, Mullin y compañía disfrutaron, sobre todo en materia de controles antidopaje. La unión fue simplemente perfecta, y el Dream Team es uno de los momentos más recordados no sólo de los Juegos de Barcelona, sino de la historia olímpica. USA recuperaba la hegemonía baloncestística y lo hacía con clase, con los rivales haciéndose fotos antes, durante y al final del partido. Su superioridad fue aplastante, aunque siempre quedará el interrogante de qué hubiese pasado si Yugoslavia hubiese competido con la selección del 90, e incluso con la URSS, que participó como CEI ya sin sus estrellas bálticas.

Tras la luna de miel de Barcelona, durante los 90 el matrimonio NBA-FIBA seguía funcionando. La NBA mandaba equipos de primer nivel a las citas bianuales, lo que resultaba perfecto para la FIBA. La NBA conseguía ser conocida en cualquier rincón del mundo, los jugadores europeos empezaban a explotar en ella, sobre todo por la imparable evolución del baloncesto en el viejo continente, pero también por la barrena en la generación de nuevos talentos en el baloncesto americano. La posibilidad de saltar directamente desde High School, una generación a años luz de los jugadores de los 80 y un baloncesto donde el físico empezaba a predominar sobre el talento hacían que las distancias se fuesen reduciendo.

Stern y la NBA ya habían mandado el mensaje de superioridad alto y claro, y su objetivo de expandir la NBA al último rincón del planeta también se había conseguido. Con el objetivo cumplido, se empezaba a ver con recelo las citas internacionales. Las franquicias nunca prohibieron, pero sí mandaban mensajes a sus jugadores sobre las citas internacionales, sobre todo Europeos y Mundiales, acerca de la importancia de descansar en verano, por la acumulación de partidos, y empezaron a pedir seguros contra lesiones, en muchos casos millonarios.

Los 90 significaron gloria y oro para los diversos equipos mal llamados "Dream Team", culminados con el oro de Sidney ante Francia, “posterizado” en el mate de Vince Carter volando sobre Frederic Weis. Si bien el aura del único e inigualable Dream Team de Barcelona se perdió (los diferentes Team USA parecían obsesionados con superar los registros de superioridad marcados por el equipo de Barcelona), los oros se iban sumando en toda la década, con el asterisco del Mundial 1998 celebrado en Grecia, donde el Team USA, llamado “dirty dozen”, estaba formado por jugadores que jugaban en Europa y NCAA, debido al lockout.

También durante esta cita, las distancias se iban recortando. Tras Barcelona se hacían cábalas de cuando el Team USA perdería un partido. 20 años, 25 años…., pero ciertamente cita tras cita se recortaban y Lituania estuvo ya a punto de derrotarles en Sydney en semifinales, con un triple desesperado de Sarunas Jasikevicius que no entró. Las siguientes citas supondrían las primeras derrotas. No fueron ni 20 ni 25 años: se cumplían 10 de la mítica cita de Barcelona.

En el Mundial de Indianápolis, quizá el peor de la historia, la magia se acabó. El Team USA, sin ser un equipo lleno de “prima donnas”, era un conjunto con peso… y sobrepeso. Muchos de sus jugadores, particularmente Elton Brand y Jermaine O`Neal, llegaron completamente fuera de forma y sin ninguna química. Los primeros en derrotarles serian, nuevamente, los argentinos en la segunda fase. La segunda seria Yugoslavia, que llegaba en pre-guerra civil en el equipo y, en el día clave, Stojakovic y compañía dejaban en evidencia a los americanos en cuartos de final. España sería el tercer equipo en sacarles los colores en el partido por el quinto puesto, en un pabellón semivacío, como la final Yugoslavia-Argentina, donde los plavi se hicieron con el oro en un polémico encuentro.

Más miseria llegaría en Atenas 2004, donde ya en la primera fase Puerto Rico sacaba los colores a USA derrotándola por casi 20 puntos. Lituania tampoco tendría piedad, y USA pasaba como cuarta de su grupo para medirse en cuartos a España, siendo éste el único partido que jugaron de verdad, liderados por Marbury y Iverson, para en semifinales caer una vez más ante Argentina. Finalmente, bronce olímpico, plaza que repetirían en el Mundial de Japón 2006, de grato recuerdo para nosotros, cayendo ante Grecia en semifinales.

Con este panorama, hay que demostrar de nuevo quien manda. USA Basketball consigue comprometer a sus primeras espadas en un plan de 4 años, que se inicia en los Juegos de Pekin 2008, liderados por Kobe Bryant, James, Wade, Howard, Bosh, Paul, y ganando en la final a España con otro equipazo en una final inolvidable. Esta generación, unida a la nueva hornada ganadora del Mundial 2010, con Kevin Durant, Russell Westbrook o Kevin Love, componen el equipo de 2012 para Londres, donde nuevamente el Team USA se haría con el oro olímpico ante España.

Tras el éxito del primer plan, USA Basketball lanzó otra edición con hasta 28 nombres, de los que saldrán los 12 jugadores para el Mundial de España y las Olimpiadas de Rio 2016. En ella están los principales jugadores (11 de los 12 medallistas en Londres), especialistas para diversas posiciones como Korver o nuevas estrellas de la liga, aunque para esta primera cita mundialista muchos de ellos ya han renunciado a ella por diversas razones.

Ahora, tras la gravísima lesión sufrida por Paul George en un partido-entrenamiento, que le tendrá apartado de las canchas durante un año, se reabre con nueva intensidad el debate entre NBA y FIBA. Vuelve a ser algo donde la NBA piensa que tiene poco que ganar (el interés de las competiciones FIBA no es demasiado alto viendo los índices de audiencia, y más cuando los horarios televisivos no van a ser “prime time”, el mensaje de superioridad ya está entregado, sus jugadores son idolatrados en todo el mundo), y mucho que perder (lesiones, derrotas, imagen…). El propietario de Dallas Mavericks, el controvertido Mark Cuban, ha sido, como era de esperar, el más crítico con el sistema actual, donde ellos ponen a los jugadores y no reciben nada a cambio.

De momento, como ha confirmado el nuevo comisionado de la NBA Adam Silver, el acuerdo es invariable. Veremos tras la cita olímpica de Rio si hay un nuevo “plan” que incluya a las primeras espadas de la liga, se limita la participación de las estrellas de la liga de alguna manera o los propietarios reaccionan de una u otra manera. Pero como siempre, todo dependerá de intereses, necesidades, marketing, y los ciclos deportivos del propio deporte. Ya no es como en Barcelona, ahora estas competiciones FIBA vuelven a ser un pequeño “pain in the ass”, donde hay poco que ganar (casi se da por supuesto) y mucho que perder, al contrario que en Barcelona 92.

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La distancia entre USA y el resto del mundo era de años luz, pero se iba reduciendo competición a competición. Los europeos empezaban a asomarse a los campeonatos universitarios, si bien hasta 1985 no se produciría el desembarco en la NBA, con el búlgaro George Glouchkov convirtiéndose en el primer europeo en jugar en la liga profesional americana. Su presencia fue meramente testimonial y exótica, pero a él le seguirían Fernando Martín (D.E.P.) o los alemanes Uwe Blab y Detlef Schrempf, aunque estos procedían del baloncesto amateur americano, la NCAA.

En aquellos tiempos, los jugadores europeos que optaban por “profesionalizarse” (como si en Europa no cobrasen por jugar) dejaban de ser seleccionables para sus equipos nacionales, lo que unido a la recta final de la guerra fría y la más que previsible falta de oportunidades hacía que muchos jugadores desistiesen o no tuvieran la oportunidad de probar.

Así, en la recta final de los 80, USA Basketball empezaría a llevarse batacazos: el primero en las Olimpiadas de Seúl 1988. Tras los boicots de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, la cita coreana se presentaba apasionante. Dos años atrás, en el campeonato Mundial de España 1986, el Team USA lo pasó fatal para llevarse el oro, deshaciéndose de la Yugoslavia de Petrovic (quién no recuerda la defensa feroz del pequeño gran Muggsy Bogues a Drazen) y en la final a la URSS de Sabonis (antes de destrozarse los tendones de Aquiles). Si bien USA se llevó el oro, ya perdió un partido ante Argentina por 74-70.

En la cita coreana, soviéticos y americanos volvían a verse las caras. La controversia vino por la implicación de los doctores de los Blazers en la recuperación de Sabonis, sobre quien tenían los derechos deportivos. Las imágenes de ‘Sabas’ de pesca en Oregon dieron la vuelta al globo.

El pívot volvió a ser jugador de baloncesto gracias al doctor Cook, galeno de los Blazers. Y entre ‘Sabas’, Kurtinaitis y Marciulionis destrozaron al Team USA de David Robinson, Mitch Richmond y Dan Majerle, entre otros, en semifinales. La URSS se haría con el oro tras ganar a la joven Yugoslavia, donde ya apuntaban maneras los Kukoc, Divac, Radja o Zdovc que dominaban en Europa, guiados por Drazen Petrovic. USA se haría con el bronce.

Dos años después, se celebraba en Argentina el campeonato mundial, y nuevo batacazo para los americanos, con jugadores como Alonzo Mourning, Todd Day, Kenny Anderson o Christian Laettner. Esta vez seria la maravillosa selección plavi quien les eliminaría en semifinales, antes de destrozar, por segunda vez en el campeonato, a la selección soviética en la final. Luego vendría toda la polémica de las medallas, con el esloveno Jure Zdovc recluido tras declararse Eslovenia independiente, Divac arrojando a la grada una bandera croata y la desmembración del, quizás, mejor equipo europeo de la historia.

Mientras tanto, la NBA vivía un renacimiento de la mano de la rivalidad de dos mitos, Magic Johnson y Larry Bird, y la llegada del mejor jugador de la historia, Michael Jordan, a mitad de los 80. David Stern cogió la NBA en horas muy bajas y devolvió la credibilidad y la rentabilidad a la liga, convirtiéndola en la mejor del mundo. En sus planes estaba la expansión global. Los partidos empezaban a emitirse en cada vez más países, pero necesitaba un plan para lanzar su producto a nivel mundial, y qué mejor escaparate que los Juegos Olímpicos.

La Federación americana ya estaba en conversaciones para “desbloquear” a los profesionales de las citas internacionales. Stern, el secretario general de la FIBA, Boris Stankovic y el Presidente del COI Juan Antonio Samaranch se reunían cíclicamente. Para el movimiento olímpico, tener por primera vez a las estrellas de la NBA era un plus. Y que mejor que en Barcelona, ciudad natal de Samaranch, en el quinto centenario del descubrimiento de América.

La unión era perfecta, la NBA necesitaba a FIBA y COI para sus planes de expansión, y éstos para dar un mayor prestigio y mayor atención televisiva, patrocinios, turismo, etc. La presencia de la NBA por primera vez en los Juegos Olímpicos era como un sueño hecho realidad. A un lado dejamos todos los privilegios que los Bird, Johnson, Jordan, Ewing, Barkley, Mullin y compañía disfrutaron, sobre todo en materia de controles antidopaje. La unión fue simplemente perfecta, y el Dream Team es uno de los momentos más recordados no sólo de los Juegos de Barcelona, sino de la historia olímpica. USA recuperaba la hegemonía baloncestística y lo hacía con clase, con los rivales haciéndose fotos antes, durante y al final del partido. Su superioridad fue aplastante, aunque siempre quedará el interrogante de qué hubiese pasado si Yugoslavia hubiese competido con la selección del 90, e incluso con la URSS, que participó como CEI ya sin sus estrellas bálticas.

Tras la luna de miel de Barcelona, durante los 90 el matrimonio NBA-FIBA seguía funcionando. La NBA mandaba equipos de primer nivel a las citas bianuales, lo que resultaba perfecto para la FIBA. La NBA conseguía ser conocida en cualquier rincón del mundo, los jugadores europeos empezaban a explotar en ella, sobre todo por la imparable evolución del baloncesto en el viejo continente, pero también por la barrena en la generación de nuevos talentos en el baloncesto americano. La posibilidad de saltar directamente desde High School, una generación a años luz de los jugadores de los 80 y un baloncesto donde el físico empezaba a predominar sobre el talento hacían que las distancias se fuesen reduciendo.

Stern y la NBA ya habían mandado el mensaje de superioridad alto y claro, y su objetivo de expandir la NBA al último rincón del planeta también se había conseguido. Con el objetivo cumplido, se empezaba a ver con recelo las citas internacionales. Las franquicias nunca prohibieron, pero sí mandaban mensajes a sus jugadores sobre las citas internacionales, sobre todo Europeos y Mundiales, acerca de la importancia de descansar en verano, por la acumulación de partidos, y empezaron a pedir seguros contra lesiones, en muchos casos millonarios.

Los 90 significaron gloria y oro para los diversos equipos mal llamados "Dream Team", culminados con el oro de Sidney ante Francia, “posterizado” en el mate de Vince Carter volando sobre Frederic Weis. Si bien el aura del único e inigualable Dream Team de Barcelona se perdió (los diferentes Team USA parecían obsesionados con superar los registros de superioridad marcados por el equipo de Barcelona), los oros se iban sumando en toda la década, con el asterisco del Mundial 1998 celebrado en Grecia, donde el Team USA, llamado “dirty dozen”, estaba formado por jugadores que jugaban en Europa y NCAA, debido al lockout.

También durante esta cita, las distancias se iban recortando. Tras Barcelona se hacían cábalas de cuando el Team USA perdería un partido. 20 años, 25 años…., pero ciertamente cita tras cita se recortaban y Lituania estuvo ya a punto de derrotarles en Sydney en semifinales, con un triple desesperado de Sarunas Jasikevicius que no entró. Las siguientes citas supondrían las primeras derrotas. No fueron ni 20 ni 25 años: se cumplían 10 de la mítica cita de Barcelona.

En el Mundial de Indianápolis, quizá el peor de la historia, la magia se acabó. El Team USA, sin ser un equipo lleno de “prima donnas”, era un conjunto con peso… y sobrepeso. Muchos de sus jugadores, particularmente Elton Brand y Jermaine O`Neal, llegaron completamente fuera de forma y sin ninguna química. Los primeros en derrotarles serian, nuevamente, los argentinos en la segunda fase. La segunda seria Yugoslavia, que llegaba en pre-guerra civil en el equipo y, en el día clave, Stojakovic y compañía dejaban en evidencia a los americanos en cuartos de final. España sería el tercer equipo en sacarles los colores en el partido por el quinto puesto, en un pabellón semivacío, como la final Yugoslavia-Argentina, donde los plavi se hicieron con el oro en un polémico encuentro.

Más miseria llegaría en Atenas 2004, donde ya en la primera fase Puerto Rico sacaba los colores a USA derrotándola por casi 20 puntos. Lituania tampoco tendría piedad, y USA pasaba como cuarta de su grupo para medirse en cuartos a España, siendo éste el único partido que jugaron de verdad, liderados por Marbury y Iverson, para en semifinales caer una vez más ante Argentina. Finalmente, bronce olímpico, plaza que repetirían en el Mundial de Japón 2006, de grato recuerdo para nosotros, cayendo ante Grecia en semifinales.

Con este panorama, hay que demostrar de nuevo quien manda. USA Basketball consigue comprometer a sus primeras espadas en un plan de 4 años, que se inicia en los Juegos de Pekin 2008, liderados por Kobe Bryant, James, Wade, Howard, Bosh, Paul, y ganando en la final a España con otro equipazo en una final inolvidable. Esta generación, unida a la nueva hornada ganadora del Mundial 2010, con Kevin Durant, Russell Westbrook o Kevin Love, componen el equipo de 2012 para Londres, donde nuevamente el Team USA se haría con el oro olímpico ante España.

Tras el éxito del primer plan, USA Basketball lanzó otra edición con hasta 28 nombres, de los que saldrán los 12 jugadores para el Mundial de España y las Olimpiadas de Rio 2016. En ella están los principales jugadores (11 de los 12 medallistas en Londres), especialistas para diversas posiciones como Korver o nuevas estrellas de la liga, aunque para esta primera cita mundialista muchos de ellos ya han renunciado a ella por diversas razones.

Ahora, tras la gravísima lesión sufrida por Paul George en un partido-entrenamiento, que le tendrá apartado de las canchas durante un año, se reabre con nueva intensidad el debate entre NBA y FIBA. Vuelve a ser algo donde la NBA piensa que tiene poco que ganar (el interés de las competiciones FIBA no es demasiado alto viendo los índices de audiencia, y más cuando los horarios televisivos no van a ser “prime time”, el mensaje de superioridad ya está entregado, sus jugadores son idolatrados en todo el mundo), y mucho que perder (lesiones, derrotas, imagen…). El propietario de Dallas Mavericks, el controvertido Mark Cuban, ha sido, como era de esperar, el más crítico con el sistema actual, donde ellos ponen a los jugadores y no reciben nada a cambio.

De momento, como ha confirmado el nuevo comisionado de la NBA Adam Silver, el acuerdo es invariable. Veremos tras la cita olímpica de Rio si hay un nuevo “plan” que incluya a las primeras espadas de la liga, se limita la participación de las estrellas de la liga de alguna manera o los propietarios reaccionan de una u otra manera. Pero como siempre, todo dependerá de intereses, necesidades, marketing, y los ciclos deportivos del propio deporte. Ya no es como en Barcelona, ahora estas competiciones FIBA vuelven a ser un pequeño “pain in the ass”, donde hay poco que ganar (casi se da por supuesto) y mucho que perder, al contrario que en Barcelona 92.

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Copa del Mundo 2014: La relación NBA-FIBA, por Juanjo De Miguel
BasketMe  | 27.08.2014 - 21:52h.
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La relación entre el baloncesto USA y la FIBA ha sido un constante tira y afloja entre intereses, necesidades, marketing, y los ciclos deportivos del propio deporte. Durante lustros y décadas, a Estados Unidos le valía con mandar equipos universitarios para dominar en las competiciones internacionales, aunque bien es cierto que reservaban la 'crème de la crème' para las citas olímpicas, dando un peso mucho menor al Mundobasket o a campeonatos Panamericanos.

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La distancia entre USA y el resto del mundo era de años luz, pero se iba reduciendo competición a competición. Los europeos empezaban a asomarse a los campeonatos universitarios, si bien hasta 1985 no se produciría el desembarco en la NBA, con el búlgaro George Glouchkov convirtiéndose en el primer europeo en jugar en la liga profesional americana. Su presencia fue meramente testimonial y exótica, pero a él le seguirían Fernando Martín (D.E.P.) o los alemanes Uwe Blab y Detlef Schrempf, aunque estos procedían del baloncesto amateur americano, la NCAA.

En aquellos tiempos, los jugadores europeos que optaban por “profesionalizarse” (como si en Europa no cobrasen por jugar) dejaban de ser seleccionables para sus equipos nacionales, lo que unido a la recta final de la guerra fría y la más que previsible falta de oportunidades hacía que muchos jugadores desistiesen o no tuvieran la oportunidad de probar.

Así, en la recta final de los 80, USA Basketball empezaría a llevarse batacazos: el primero en las Olimpiadas de Seúl 1988. Tras los boicots de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, la cita coreana se presentaba apasionante. Dos años atrás, en el campeonato Mundial de España 1986, el Team USA lo pasó fatal para llevarse el oro, deshaciéndose de la Yugoslavia de Petrovic (quién no recuerda la defensa feroz del pequeño gran Muggsy Bogues a Drazen) y en la final a la URSS de Sabonis (antes de destrozarse los tendones de Aquiles). Si bien USA se llevó el oro, ya perdió un partido ante Argentina por 74-70.

En la cita coreana, soviéticos y americanos volvían a verse las caras. La controversia vino por la implicación de los doctores de los Blazers en la recuperación de Sabonis, sobre quien tenían los derechos deportivos. Las imágenes de ‘Sabas’ de pesca en Oregon dieron la vuelta al globo.

El pívot volvió a ser jugador de baloncesto gracias al doctor Cook, galeno de los Blazers. Y entre ‘Sabas’, Kurtinaitis y Marciulionis destrozaron al Team USA de David Robinson, Mitch Richmond y Dan Majerle, entre otros, en semifinales. La URSS se haría con el oro tras ganar a la joven Yugoslavia, donde ya apuntaban maneras los Kukoc, Divac, Radja o Zdovc que dominaban en Europa, guiados por Drazen Petrovic. USA se haría con el bronce.

Dos años después, se celebraba en Argentina el campeonato mundial, y nuevo batacazo para los americanos, con jugadores como Alonzo Mourning, Todd Day, Kenny Anderson o Christian Laettner. Esta vez seria la maravillosa selección plavi quien les eliminaría en semifinales, antes de destrozar, por segunda vez en el campeonato, a la selección soviética en la final. Luego vendría toda la polémica de las medallas, con el esloveno Jure Zdovc recluido tras declararse Eslovenia independiente, Divac arrojando a la grada una bandera croata y la desmembración del, quizás, mejor equipo europeo de la historia.

Mientras tanto, la NBA vivía un renacimiento de la mano de la rivalidad de dos mitos, Magic Johnson y Larry Bird, y la llegada del mejor jugador de la historia, Michael Jordan, a mitad de los 80. David Stern cogió la NBA en horas muy bajas y devolvió la credibilidad y la rentabilidad a la liga, convirtiéndola en la mejor del mundo. En sus planes estaba la expansión global. Los partidos empezaban a emitirse en cada vez más países, pero necesitaba un plan para lanzar su producto a nivel mundial, y qué mejor escaparate que los Juegos Olímpicos.

La Federación americana ya estaba en conversaciones para “desbloquear” a los profesionales de las citas internacionales. Stern, el secretario general de la FIBA, Boris Stankovic y el Presidente del COI Juan Antonio Samaranch se reunían cíclicamente. Para el movimiento olímpico, tener por primera vez a las estrellas de la NBA era un plus. Y que mejor que en Barcelona, ciudad natal de Samaranch, en el quinto centenario del descubrimiento de América.

La unión era perfecta, la NBA necesitaba a FIBA y COI para sus planes de expansión, y éstos para dar un mayor prestigio y mayor atención televisiva, patrocinios, turismo, etc. La presencia de la NBA por primera vez en los Juegos Olímpicos era como un sueño hecho realidad. A un lado dejamos todos los privilegios que los Bird, Johnson, Jordan, Ewing, Barkley, Mullin y compañía disfrutaron, sobre todo en materia de controles antidopaje. La unión fue simplemente perfecta, y el Dream Team es uno de los momentos más recordados no sólo de los Juegos de Barcelona, sino de la historia olímpica. USA recuperaba la hegemonía baloncestística y lo hacía con clase, con los rivales haciéndose fotos antes, durante y al final del partido. Su superioridad fue aplastante, aunque siempre quedará el interrogante de qué hubiese pasado si Yugoslavia hubiese competido con la selección del 90, e incluso con la URSS, que participó como CEI ya sin sus estrellas bálticas.

Tras la luna de miel de Barcelona, durante los 90 el matrimonio NBA-FIBA seguía funcionando. La NBA mandaba equipos de primer nivel a las citas bianuales, lo que resultaba perfecto para la FIBA. La NBA conseguía ser conocida en cualquier rincón del mundo, los jugadores europeos empezaban a explotar en ella, sobre todo por la imparable evolución del baloncesto en el viejo continente, pero también por la barrena en la generación de nuevos talentos en el baloncesto americano. La posibilidad de saltar directamente desde High School, una generación a años luz de los jugadores de los 80 y un baloncesto donde el físico empezaba a predominar sobre el talento hacían que las distancias se fuesen reduciendo.

Stern y la NBA ya habían mandado el mensaje de superioridad alto y claro, y su objetivo de expandir la NBA al último rincón del planeta también se había conseguido. Con el objetivo cumplido, se empezaba a ver con recelo las citas internacionales. Las franquicias nunca prohibieron, pero sí mandaban mensajes a sus jugadores sobre las citas internacionales, sobre todo Europeos y Mundiales, acerca de la importancia de descansar en verano, por la acumulación de partidos, y empezaron a pedir seguros contra lesiones, en muchos casos millonarios.

Los 90 significaron gloria y oro para los diversos equipos mal llamados "Dream Team", culminados con el oro de Sidney ante Francia, “posterizado” en el mate de Vince Carter volando sobre Frederic Weis. Si bien el aura del único e inigualable Dream Team de Barcelona se perdió (los diferentes Team USA parecían obsesionados con superar los registros de superioridad marcados por el equipo de Barcelona), los oros se iban sumando en toda la década, con el asterisco del Mundial 1998 celebrado en Grecia, donde el Team USA, llamado “dirty dozen”, estaba formado por jugadores que jugaban en Europa y NCAA, debido al lockout.

También durante esta cita, las distancias se iban recortando. Tras Barcelona se hacían cábalas de cuando el Team USA perdería un partido. 20 años, 25 años…., pero ciertamente cita tras cita se recortaban y Lituania estuvo ya a punto de derrotarles en Sydney en semifinales, con un triple desesperado de Sarunas Jasikevicius que no entró. Las siguientes citas supondrían las primeras derrotas. No fueron ni 20 ni 25 años: se cumplían 10 de la mítica cita de Barcelona.

En el Mundial de Indianápolis, quizá el peor de la historia, la magia se acabó. El Team USA, sin ser un equipo lleno de “prima donnas”, era un conjunto con peso… y sobrepeso. Muchos de sus jugadores, particularmente Elton Brand y Jermaine O`Neal, llegaron completamente fuera de forma y sin ninguna química. Los primeros en derrotarles serian, nuevamente, los argentinos en la segunda fase. La segunda seria Yugoslavia, que llegaba en pre-guerra civil en el equipo y, en el día clave, Stojakovic y compañía dejaban en evidencia a los americanos en cuartos de final. España sería el tercer equipo en sacarles los colores en el partido por el quinto puesto, en un pabellón semivacío, como la final Yugoslavia-Argentina, donde los plavi se hicieron con el oro en un polémico encuentro.

Más miseria llegaría en Atenas 2004, donde ya en la primera fase Puerto Rico sacaba los colores a USA derrotándola por casi 20 puntos. Lituania tampoco tendría piedad, y USA pasaba como cuarta de su grupo para medirse en cuartos a España, siendo éste el único partido que jugaron de verdad, liderados por Marbury y Iverson, para en semifinales caer una vez más ante Argentina. Finalmente, bronce olímpico, plaza que repetirían en el Mundial de Japón 2006, de grato recuerdo para nosotros, cayendo ante Grecia en semifinales.

Con este panorama, hay que demostrar de nuevo quien manda. USA Basketball consigue comprometer a sus primeras espadas en un plan de 4 años, que se inicia en los Juegos de Pekin 2008, liderados por Kobe Bryant, James, Wade, Howard, Bosh, Paul, y ganando en la final a España con otro equipazo en una final inolvidable. Esta generación, unida a la nueva hornada ganadora del Mundial 2010, con Kevin Durant, Russell Westbrook o Kevin Love, componen el equipo de 2012 para Londres, donde nuevamente el Team USA se haría con el oro olímpico ante España.

Tras el éxito del primer plan, USA Basketball lanzó otra edición con hasta 28 nombres, de los que saldrán los 12 jugadores para el Mundial de España y las Olimpiadas de Rio 2016. En ella están los principales jugadores (11 de los 12 medallistas en Londres), especialistas para diversas posiciones como Korver o nuevas estrellas de la liga, aunque para esta primera cita mundialista muchos de ellos ya han renunciado a ella por diversas razones.

Ahora, tras la gravísima lesión sufrida por Paul George en un partido-entrenamiento, que le tendrá apartado de las canchas durante un año, se reabre con nueva intensidad el debate entre NBA y FIBA. Vuelve a ser algo donde la NBA piensa que tiene poco que ganar (el interés de las competiciones FIBA no es demasiado alto viendo los índices de audiencia, y más cuando los horarios televisivos no van a ser “prime time”, el mensaje de superioridad ya está entregado, sus jugadores son idolatrados en todo el mundo), y mucho que perder (lesiones, derrotas, imagen…). El propietario de Dallas Mavericks, el controvertido Mark Cuban, ha sido, como era de esperar, el más crítico con el sistema actual, donde ellos ponen a los jugadores y no reciben nada a cambio.

De momento, como ha confirmado el nuevo comisionado de la NBA Adam Silver, el acuerdo es invariable. Veremos tras la cita olímpica de Rio si hay un nuevo “plan” que incluya a las primeras espadas de la liga, se limita la participación de las estrellas de la liga de alguna manera o los propietarios reaccionan de una u otra manera. Pero como siempre, todo dependerá de intereses, necesidades, marketing, y los ciclos deportivos del propio deporte. Ya no es como en Barcelona, ahora estas competiciones FIBA vuelven a ser un pequeño “pain in the ass”, donde hay poco que ganar (casi se da por supuesto) y mucho que perder, al contrario que en Barcelona 92.

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