El Palma Air Europa cosechó su primera derrota de la temporada ante Melilla Baloncesto por 84 a 88, en un encuentro en el que remó y remó pero acabó ahogándose en la orilla después de batallar durante 40 minutos contra un gran equipo y contra los antojos del Sr. Fernando Rupérez Vielba, árbitro principal del encuentro, quien se erigió como el máximo protagonista del mismo por deméritos propios.

En los primeros minutos del primer cuarto los locales encajaron un parcial de 5 a 13 después de haber anotado la canasta que abría el marcador. De ahí al final de los primeros 10 minutos, mucha intensidad pero no excesivo acierto para llegar a un tanteo nivelado (16-18).

Otro parcial de 5 a 9 con el que se abría la primera brecha importante en los primeros instantes del segundo acto (21-27) llevó a Cepeda a solicitar tiempo muerto a poco menos de 6 minutos para llegar al descanso. El parón no tuvo el efecto deseado para los anfitriones, a lo que se suma que uno de los señores de gris puso en marcha su propio espectáculo. A una falta inexistente en ataque de Sergio Llorente cuando el defensor estaba en claro movimiento de acople defensivo, le siguió una técnica. Todo ello sumado a los tres triples seguidos posteriores conseguidos por Carles Bravo y el mallorquín Joan Tomàs abrían un abismo de 15 puntos que parecía insalvable vista la dinámica del encuentro. Suerte del minuto final del segundo cuarto donde John di Bartolomeo apareció para poner a los suyos a 10 de desventaja tras acción de robo, canasta y tiro adicional.

Al descanso, el base neoyorkino sumaba 8 puntos, si bien es cierto que había estado muy bien defendido con ayudas constantes de los pivots del equipo rival tras acción de bloqueo directo. Por los visitantes, los ex jugadores de Palencia Carles Bravo con 13 y el genial Quique Garrido, con 11, y que a la postre fue el mejor jugador del encuentro, lideraban la anotación melillense.

El tercer cuarto fue un toma y daca constante en la anotación, 25 a 20 de parcial con un desatado di Bartolomeo que consiguió anotar 10 tantos con los que Palma iba reduciendo progresivamente la ventaja visitante.

A punto estuvo Palma de darle la vuelta en el marcador; Toni Vicens, que realizó un gran partido, con un triple a falta de un minuto ponía a los suyos a tan solo un punto, 57-58. Garrido respondió desde el 6,75 para dar oxígeno a Melilla.

La acción final del cuarto no estuvo exenta de polémica y fue la excusa necesaria para que el Sr. Rupérez volviera a poner de manifiesto su capacidad para ser el actor principal y su incapacidad para dirigir partidos como árbitro principal.

La acción se resume en que con 8 décimas de segundo y balón para Mellilla se cuelga un balón desde el centro del campo para que un jugador visitante palmee en primera instancia, falle, coja su rebote, lance de nuevo y anote. Las leyes de la física no permiten llevar a cabo esas dos acciones en tan poco tiempo. Aun así, el mencionado hombrecillo de gris dio canasta.

No quedó ahí su nefasta actuación, sino que el aire que necesitaba el equipo visitante fue otorgado en forma de técnica a Ángel Cepeda y expulsión directa al delegado del equipo, quien lo que hacía precisamente, era calmar los ánimos del banquillo anfitrión.

Todo ello derivó en que los visitantes igualaran la máxima renta conseguida en el segundo cuarto (64-79) antes de que el arrebato final de Palma estuviera a punto de darles un susto.
Nada que reprochar al equipo local; Melilla es uno de los favoritos a ascender de categoría y con un acierto del 60% en tiros de dos y del 45% en lanzamientos triples, sumados a un mayor número de rebotes y una plantilla más amplia, más fuerte y más extensa, no se puede hacer más.

Destacar en el plano negativo, que Iván Matemalas no se recuperó de la lesión sufrida en Logroño el pasado fin de semana y que el ex Fuenlabrada Adrián Laso se lastimó el tobillo en los compases finales del encuentro.