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Entrevista exclusiva a Jaume Ponsarnau (entrenador del Gipuzkoa Basket)
Guzmán Villardón  | 28.01.2015 - 14:54h.
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Era martes. Podía ser un día de entresemana cualquiera, pero no lo era. Habíamos quedado con Jaume Ponsarnau. El equipo tenía antes entrenamiento. Cuando finalizó la sesión, apareció un hombre en la sala donde estábamos esperando, era él, el jefe, era Jaume Ponsarnau. Nos sentamos y comenzamos a charlar en un ambiente distendido, Jaume te hacía sentir cómodo, te hacía sentir bien.

BasketMe: Cuéntenos, ¿Cómo empezó en el mundo del baloncesto? ¿De pequeño ya jugaba y en qué posición?


Jaume Ponsarnau: Mi interés por el baloncesto empezaría cuando estaba en 6º EGB. Entonces yo jugaba al fútbol, era portero. En aquel momento intenté entrar en el equipo de baloncesto pero no conseguí ser seleccionado. Eso me sirvió como estímulo para esforzarme más, incluso le pedí a mi padre que pusiera una canasta en el jardín, etc. Ya en 8º de EGB decidí dejar el fútbol a pesar de que se me daba bien y me federé en baloncesto. Jugaba de todo, de base, alero, posteaba, defendía a cuatros, también tenía juego de espaldas, aunque mi posición favorita era la de alero. Mi ídolo era Margall.


¿Cuándo decidió dejar de jugar para dedicarse a entrenar?


Tendría unos 22 años, entonces empecé a entrenar a un cadete masculino en el C.B. Tàrrega y simultáneamente también jugaba. Una vez acabada esa temporada, había tenido problemas de espalda y las sensaciones como jugador no habían sido buenas, mientras que como entrenador me había divertido un montón. Entonces, el director deportivo estuvo hablando conmigo y me convenció para que dejara de jugar y me dedicara a entrenar. Pasé a entrenar a jugadores con los que yo había jugado.


También entrenó a la sección femenina, ¿Cómo fue esa experiencia?


Hubo un momento clave que fue cuando el director deportivo que me había instruido se va del club y queda todo un poco desarbolado. En aquel momento estaba el equipo senior femenino que nadie quería entrenar y lo cogí yo. Aquel año entrené al senior femenino y al cadete masculino. Con la sección femenina conseguimos el ascenso y al año siguiente dejé el cadete masculino para centrarme en la sección femenina con el proyecto de hacer del Tàrrega un sitio donde las mujeres fueran a jugar baloncesto. Conseguimos cuatro ascensos en siete años hasta llegar a la liga femenina 2. En ese momento es cuando ví que podía ser entrenador profesional.


¿Cómo fue el salto a un club histórico como el Manresa?


Yo tenía un par de propuestas, una para entrenar a un equipo femenino y otra para entrenar una cantera profesional y también estaba la opción del Manresa, donde me hicieron una prueba. Me propusieron hacer un par de scoutings intersemanales y les gustó. Entonces empecé como 3º entrenador y también llevaba el Junior donde estaba entre otros Sergio Llull.


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Un par de años como 3º entrenador, luego como segundo y al fin le llegó su oportunidad. El equipo marchaba mal en LEB y tras la destitución de Quintana le nombraron 1º entrenador. ¿Cómo vivió aquellos momentos?


Era una situación muy delicada. Teníamos un buen plantel, pero desde el principio nos equivocamos con el discurso, decíamos que éramos el Barca de la LEB, que estábamos de paso, etc y eso nos hizo daño. Al final revertimos la situación y llegamos muy bien a los play off donde no perdimos ningún partido.


¿Cómo vivió el ascenso?


Fue algo increíble, un paso que ni soñado. Yo había pasado por todas las categorías del baloncesto y me tocaba la ACB. Lo que tenía muy claro, era que como en toda mi carrera, las cosas había que hacerlas con coherencia. Yo tenía que seguir siendo el mismo, no tenía que cambiar de disfraz.


Usted ha entrenado a jugadores como Sergio Llull, Rafa Martinez, Serge Ibaka, etc. ¿Qué se siente cuando uno les ve en lo más alto?


Es una satisfacción, son jugadores que han pasado por tus manos en algún momento y les has aportado tu granito de arena.


¿Qué entrenadores han sido referentes para usted?


Siempre he sido muy poco mitómano. De todas formas de entrenadores como Pedro Martínez o Aíto sí he aprendido cosas.


En la temporada 12/13 se consumó el descenso deportivo a LEB y un punto final a su carrera en Manresa. ¿Qué significó para usted y su familia abandonar Manresa después de tantos años?


Cuando acabó la temporada me pregunté qué podía haber hecho de más, y me di cuenta que podía haber hecho las cosas mejor, pero de más no, y eso me tranquilizó. Yo hice todo lo que estaba en mis manos. Después de descender la afición me despidió con una ovación y eso es síntoma de haber hecho un buen trabajo, aunque sin éxito. Era momento de asumir responsabilidades y yo asumí la mía. Tenía claro que Manresa tenía que empezar un ciclo nuevo.


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Ese mismo verano recibió una llamada de la Federación española de Baloncesto para formar parte de su staff. Consiguió la medalla de bronce en el europeo de Eslovenia. ¿Es lo más alto a lo que puede llegar un entrenador de baloncesto o prefiere entrenar a un club?


Sí, estaba en el paro y me llamaron. Fue una experiencia maravillosa, entrenar y convivir con entrenadores y jugadores de ese nivel. De todas las maneras para tener la sensación de ser entrenador creo que es necesario tenerla todos los días, hacer crecer a un proyecto es la máxima realización de un entrenador.


¿Qué opina de la norma que impide a un entrenador de un club entrenar a la selección?


Muy estúpida, a mí me ha condicionado. La norma no ayuda, limita. Si el problema es ético ataquemos el problema ético.


Coincidió con Orenga en la selección, al que se le criticó mucho y finalmente tuvo que dimitir. Ahora se rumorea con Laso si este finalmente abandona el Real Madrid. De ser así los últimos tres entrenadores del GBC habrían pasado por la ÑBA (Sito Alonso, Laso y usted mismo). ¿Quiere decir eso que el GBC escoge muy bien a sus entrenadores?


(Risas) En primer lugar, es cierto que las cosas no salieron lo bien que debieran haber salido y que se podían haber hecho las cosas mejor, y eso Juan lo sabe. Lo que no tengo duda es de que Orenga era la persona idónea para llevar la selección y le deseo suerte para el futuro. En cuanto a la otra pregunta, se puede decir que el GBC ha sabido escoger muy bien a sus entrenadores. Si Laso acaba como seleccionador espero que sea porque ya no existe la norma que le impida ser seleccionador a la vez que entrenador del Real Madrid.


Este verano no ha sido el primero en el que ha sonado como entrenador del GBC. ¿Que hay de cierto en eso?


Sí, es cierto. Hace tres años se pusieron en contacto conmigo pero el Manresa no quiso seguir con las negociaciones.


Antes de usted pasó por el GBC, Xavi García, con el que coincidió en Manresa. ¿Le llamó para pedirle referencias del Club?


Xavi García fue el que me llamó para ir a Manresa. Todavía mantengo el contacto y siempre me ha hablado muy bien del club y de la ciudad.


Las últimas temporadas hemos visto como equipos que han descendido deportivamente al final han seguido en la ACB por la incapacidad económica de los que ascendieron desde LEB. ¿Vamos hacía una liga cerrada? ¿Qué opina?


Está claro que deportivamente todo esto no es bueno y hay que reformular todo. No sé si la liga cerrada sería lo óptimo en una cultura como la nuestra, pero tampoco es óptimo hacer como que no pasa nada. Hay que hacer algo pero con coherencia.


Como se ha adaptado tanto su familia como usted a una ciudad como Donostia?


Muy bien, es una ciudad que nos encanta. Intentamos integrarnos lo máximo posible. Es un estímulo cultural, una oportunidad. Cuando llego a casa mi hija pequeña me canta canciones en euskera (risas). La verdad que estamos encantados y con mucha ilusión.


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Empezó la temporada con un 0-5. ¿Cómo vivió el equipo ese primer mes de competición?


Sabíamos que el calendario era complicado al principio, pero que si éramos pacientes los resultados llegarían y que el propio calendario nos daría otra oportunidad. Invertimos en esos primeros partidos y así llegaron los resultados en las siguientes jornadas.


Comenzó la temporada encajando muchos puntos y actualmente se encuentra entre los mejores equipos defensivos. ¿A qué se debe este cambio?


Si quitamos los tres primeros partidos somos la mejor defensa. Debemos crear a partir de eso. Cuando podamos entrenar todos creceremos aún más. Después del partido frente a Obradoiro nos dimos cuenta que debíamos gestionar el ritmo de partido de una manera más estricta.


Actualmente tenemos un balance de 6-11. ¿Cúal es el nuevo techo de este equipo?


No nos lo planteamos. Cada semana nos preparamos para dar el 100% en el siguiente partido. El siguiente techo es 7-11. Y si se logra vendrá el 8-11.


El quinteto titular promedia 30 minutos por partido. ¿Eso nos puede condicionar los finales de partido y también el último tramo de liga?


Sin duda sí. Es un tema en el que estamos trabajando. De todas las maneras en los partidos que hemos ganado el reparto de minutos ha sido más repartido y eso nos indica qué camino debemos tomar.


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Tenemos en el equipo al mejor asistente de la liga, Jared Jordan. ¿Echa en falta una mayor aportación en lo que en anotación se refiere?


Jordan es un jugador que interpreta el baloncesto como algo colectivo. Cuando hicimos la publicidad de principio de temporada cada jugador dio un mensaje; el de Jared fue que su objetivo era el equipo. Su primera opción a la hora de jugar siempre es la de generar juego. No obstante, Jared sabe en que partidos tiene que tirar más por el tipo de defensas del rival, etc. Estamos muy contentos con él.


Usted es un entrenador que suele estar durante muchos años en un mismo equipo. ¿Se ve por mucho tiempo aquí?


Ójala- dice convencido- Aquí se trabaja muy bien. Si el apoyo llega a todas las estancias el GBC se podrá afianzar de una manera sólida y creo que estamos muy cerca de conseguirlo.


Para ir acabando, nos gustaría que nos definiera con una palabra a cada uno de sus jugadores. Jordan, Franch, Dean, Huertas, Motos, Grimau, Díez, Oroz, Hanley, Olaizola, Iarochevitch, Doblas y Huskic.


Generador, ambición, bendición, profesional, valentía, consistencia, fuerza, inteligente, energía, compromiso, talento, desequilibrante y futuro; respectivamente.


Y la última, ¿Cómo deberíamos llamar a Jaume?


Satisfecho por el trabajo que está haciendo e ilusionado con lo que le queda por hacer.


              


Egoitz Arizmendi - Guzmán Villardón





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Noticia publicada por Guzmán Villardón

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