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CONTRACRÓNICA: La peluca de Carles, el creativo Dos Anjos y un MVP obligado a pagar... ¡una vez más!
FEB.ES  | 03.02.2017 - 00:31h.
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Todo comenzó con una promesa, la de Carles Marco a sus jugadores si lograban clasificarse para la final de la Copa Princesa y, a partir de ahí, el vestuario del Unión Financiera Oviedo se convirtió en una fuente inagotable de divertidas anécdotas que terminaron desembocando en la conquista de la Copa Princesa de Asturias. Un título que llegó acompañado de donuts, vídeos motivacionales, selfies-linterna, camisetas especiales, taconeos y mucho más....

¿Se imaginan el poder tener una de esas cámaras ocultas en el interior de un vestuario con la que conocer todos aquellos detalles que terminan por convertir a un equipo en campeón?

Por mucho que lo hubiéramos intentado nos hubiera sido realmente complicado el poder convencer a los integrantes del Unión Financiera Oviedo para que accedieran a dejarse grabar en el interior de su cuartel general como si de un Gran Hermano se tratara pero... ¿y si todos esos detalles y anécdotas relativos a la conquista de su primera Copa Princesa hubieran llegado de algún modo hasta nuestras manos?

Como cada año, nuestros topos ocultos han hecho su trabajo y durante los próximos párrafos nos ayudarán a evocar todas aquellas anécdotas vividas entre las bambalinas del Polideportivo de Pumarín. Eso sí, tendremos que tener especial cuidado a la hora de no desvelar los nombres de nuestros informadores si no queremos que sus filtraciones tengan como castigo una drástica reducción de minutos en la tarde del próximo sábado... ¡Comenzamos!  

 

La prometida peluca con la que comenzó todo:

La historia de la Copa Princesa 2017 comenzó para sus protagonistas mucho antes de que Víctor Pérez levantara a lo más alto del pabellón el trofeo que acreditaba a su equipo como campeón. Y es que, tendríamos que retroceder hasta la última semana del pasado 2016, para toparnos con la primera anécdota de una final que comenzaban a ver realmente cerca en el seno del Unión Financiera Oviedo.

Por aquel entonces, y jaleado por sus jugadores durante una de las sesiones de entrenamiento del equipo, Carles Marco trató de motivar al grupo hacia la conquista de una plaza en la final con una promesa de la que quizá hoy se arrepienta: "Si ganamos al FC Barcelona y nos clasificamos para la Copa os prometo que estoy toda una semana entrenando con peluca y un silbato gigante".

Y si algo tienen las promesas es que hay que cumplirlas aunque, en este caso y una vez clasificados, el técnico decidió auto-rebajarse la "pena" cumpliendo con su palabra durante únicamente un entrenamiento. Una anécdota que podría llegar a probarse con alguna que otra fotografía tomada por sus testigos pero que difícilmente llegarán a ver la luz con el fin de salvaguardar los minutos de juego de nuestros topos durante lo que resta de temporada.

 

Donuts, fútbol y entradas en las horas previas:

Con la promesa de su técnico cumplida y el calendario desprendiéndose de una hoja tras otra el vestuario ovetense comenzó a mirar hacia una final de Copa a la que llegaron con la mayor naturalidad posible en su día a día.

Tan normal fue su semana previa que no se percató el bueno de Miquel Salvo de que quedaban poco más de 24 horas para la misma cuando decidió cumplir con uno de los pagos pendientes al vestuario por la que había sido su última presencia en el quinteto ideal. Un arsenal de donuts de chocolate con el que invitar a unos compañeros que no dudaron en recordarle que la merienda elegida no era la más idónea para la tarde antes de una gran final.

Eso sí, ninguno de ellos renunció a su cata mientras buscaban la mejor manera de desconectar antes del encuentro más importante del año. Algunos apagando el móvil, otros citándose para disfrutar de los octavos de final de la Copa del Rey de fútbol y, los más previsores, a la búsqueda de las últimas entradas disponibles con las que poder llevar a las gradas a esos familiares llegados a última hora desde sus lugares de procedencia.

 

Un video no previsto, el inicio del camino:

Así se llegó al ansiado día de partido, aquel en el que sus protagonistas nos habían dicho una y otra vez esa mentira piadosa de cada final y por la que ninguno de sus protagonistas varía ni una sola de sus rutinas. Pero, como ya imaginarán, eso no sucedió del todo así...

Y es que la posibilidad de conquistar el primer título en la historia del Unión Financiera Oviedo merecía un plus de motivación, aquel que buscó el cuerpo técnico con la proyección en la sala de prensa de un vídeo motivacional para sus jugadores apenas a 20 minutos antes de que se lanzara al aire el balón inicial. A través de imágenes y fotografías de lo vivido durante toda la primera vuelta se lanzaba a sus jugadores un mensaje claro: "disfrutad de lo conseguido".

Un mensaje con el que espolear a sus jugadores y que pudo verse grabado a fuego durante las presentaciones en los ojos de un Edu Hernández-Sonseca para el que su rostro de relajación durante el calentamiento había mutado ya a modo killer. Sin lugar a duda uno de los hombres más motivados durante un encuentro en el que no dejó de corregir, indicar, motivas y, ante todo, asesorar a un Felipe dos Anjos cuya atención se multiplicaba por 10 cada vez que el center madrileño se dirigía a él.

 

Felipe dos Anjos o cómo levantar el primer trofeo:

El resto de esa película que comenzó en la sala de prensa ya la conocen: un pabellón entregado, un San Pablo Burgos que obligó a los ovetenses a rozar la excelencia y una final de altura que terminó por coronar al plantel azulón como campeón de la Copa Princesa. Pero... ¿cómo celebrar un título cuando nunca antes se ha tenido la oportunidad de recoger una Copa?

El capitán Víctor Pérez no lo dudo y buscó asesoramiento entre sus compañeros acerca de cómo recibir el título que Jorge Garbajosa estaba a punto de entregarles. Con la improvisación como primera hipótesis tuvo que ser el "novato" Felipe Dos Anjos -experto en eso de ganar Campeonatos de España- quien marcara al capitán el camino a seguir con un bamboleo copero que llamó más la atención del capitán que aquellas voces -anónimas si nos lo permiten- que le sugerían recoger el trofeo como si fuera un fusil con el que ir derribando uno a uno a sus compañeros.

 

Cánticos, duchas y el Selfie-linterna de Dos Anjos:

En ese momento, los ovetenses ponían punto y final a su celebración pública aunque, como suele suceder en cada final, la auténtica acción quedó lejos de los ojos de los espectadores con la íntima celebración vivida en el interior de un vestuario ganador en el que debíamos colarnos sí o sí.

Allí los cánticos no tardaron en apoderarse de unas gargantas bañadas con esas botellas de cava que suelen aparecer de la nada mientras Felipe dos Anjos asumía de nuevo el protagonismo con sus ya tradicionales selfies-linterna disparados desde un teléfono móvil con "faros de xenón" en su panel frontal.

Pero hubo un momento en el que la celebración se detuvo por completo porque... ¡Faltaban el capitán y la copa! Retenidos ambos sobre la pista de Pumarín por los cientos de aficionados aún presentes sobre la pista, el resto de compañeros esperaron pacientemente su llegada al igual que hizo un Carles Marco que deambulaba por los pasillos del túnel de vestuarios a la espera de la tradicional ducha de los técnicos de la que parecía no tener mucho interés en librarse. Así se desprendía de los zapatos de vestir abandonados por el técnico a la entrada del vestuario con el objetivo de salvaguardarlos de una ducha de la que ya nadie se libró con la llegada del capitán.

Bueno, nadie, nadie... ¡no! Porque su base Dani Pérez usó el viejo truco de la mano vendada para evitar pasar por las duchas aunque, a pocos pudo engañar el jugador catalán quien tenía más interés en poner a buen recaudo el teléfono móvil desde el que había comenzado ya a enviar los primeros mensajes que una mano izquierda que deberá llevarle muy pronto de vuelta a las pistas.

 

Y la merienda del MVP comenzó a encarecerse...

La celebración continuaba en el interior del vestuario ovetense y los más jóvenes comenzaban a reclamar su dosis de protagonismo, entre ellos el DJ oficial del equipo, un Miquel Salvo al que su doble éxito (Copa + MVP) comenzaba a entregarle el primer quebradero de cabeza de la noche.

Y es que todo un veterano como Edu Hernández-Sonseca le recordaba al MVP que en esta ocasión no se iban a conformar con cualquier tipo de invitación: "Esta vez no te libras Miquel, déjate de donuts y tonterías porque queremos una buena merienda". Trató de resistirse el alero catalán durante algunos minutos pero sabía que, en esta ocasión, la batalla estaba más que perdida ante las peticiones de la vieja guardia: "Queremos bebidas, tortillas y te perdonamos el cachopo siempre y cuando haya al menos un brownie de postre... eres el MVP de la Copa y hay que gastarse la pasta".

No nos consta que en el momento de la publicación de este artículo Miquel Salvo haya cumplido con los exigentes paladares del vestuario pero, no se preocupen, ya que sus compañeros han prometido mostrar dicha merienda tan pronto como llegue al vestuario.

 

Un taconeo en la celebración comedida de las camisetas

Pero volviendo a la celebración de los campeones, la noche continuó con el capitán Víctor Pérez enviando a sus compañeros derechos a la Plaza José González Bernardino para poder cumplir con la tradición de bañarse en su fuente junto a aquellos aficionados que resistían el frío de la capital asturiana.

Todo apuntaba a una gran noche y así fue... ¡o no! Ya que alguno de sus protagonistas reconocía no haber podido desmadrarse tanto como le hubiera gustado ante la multitudinaria cena de campeones y familiares con la que el restaurante "La Gambita" de Oviedo agasajó al equipo campeón. Eso sí, no desvelaremos al autor de estas palabras para no generarle en casa uno conflicto aún mayor del que podría producirse cuando Carles encuentre al "chivato" de su peluca.

Así avanzó una noche a la que algún despistado campeón llegó en chándal viéndose sorprendido por la magnitud de un ágape para el que faltaba una última sorpresa y es que, el dueño de dicho establecimiento hostelero, había preparado nada más y nada menos que 70 camisetas de campeones con la que agasajar al equipo... ¿se imaginan que hubieran perdido?

Podríamos entrar en detalles de lo que sucedió a continuación en la noche ovetense como pudo ser el taconeo con el que el sevillano Víctor Pérez deleitó a los presentes pero ahí sí que correríamos ya el peligro de encontrar como poco una cabeza de caballo en nuestra cama si habláramos más de la cuenta. Así que, para evitar riesgos innecesarios diremos tan sólo aquello de que en Oviedo se vivió una gran noche.

Continuará... ¿Camino a la Liga Endesa?





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Noticia facilitada por FEB.ES

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