Con el toque agridulce del pasado EuroBasket, Francia alcanza sus segundos Juegos consecutivos tras un torneo de clasificación en Manila más eficaz que brillante. Medallista (una de cada color) en los tres últimos Europeos y bronce en el pasado Mundial, el conjunto galo buscará en Rio cerrar el círculo con la medalla que le falta a un grupo  destinado a vivir su última etapa si, como parece, tras el torneo Parker, Diaw, Pietrus o Collet dicen adiós a la selección.

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Con el relevo generacional asegurado, Francia se presenta con un bloque compacto en el que el técnico francés vuelve a arropar a sus estrellas con los jugadores de su confianza. Con Gobert entrando por Moerman respecto al grupo de Manila, Francia sube enteros en su juego interior y apuntala una intendencia ya cubierta por los Pietrus, Diot, Gelabale o Kahudi. Asegurado el plan B, las dudas vuelven a quedar del lado de la propuesta de un equipo en ocasiones tendente al exceso de control. Con un Parker en mejor nivel que el verano pasado, un Batum ya rodado y un De Colo que mantiene la excelencia, Francia presenta avales suficientes para competir, ganar e incluso divertirse.

Blindado a las polémicas surgidas tras el descarte de Ajinca o la no llamada a Fournier, el cuadro de Collet afronta así los Juegos ahondando en su idiosincracia en una apuesta que casi se podría definir de todo o nada. Física y larga en su banquillo, Francia deberá aunar su solvencia con una mayor fluidez de la circulación de balón y una menor tendencia a los apagones ofensivos, algo que en buena parte pasará por su capacidad para correr y corregir su irregularidad en el tiro exterior. Si lo logra, la medalla que cierra el círculo estará mucho más cerca.

La plantilla

Errático en el EuroBasket tras una temporada que no había sido la ideal, Tony Parker llega a sus segundos Juegos tras un curso mucho más positivo y en indudable mejor forma. Líder del grupo y estelar en los momentos calientes en la clasificación de Manila, el base de los Spurs busca cerrar su periplo en la selección con una medalla y lo hace, además, en mejor disposición física y mental que el año pasado. Y eso es mucho decir cuando hablamos del mejor base europeo de la historia. Impagable buscando el aro, si mantiene un buen tono en el tiro exterior y logra no capitalizar en exceso el balón, Francia podría estar más cerca de su objetivo.

Alivio ofensivo saliendo desde el banco, Thomas Heurtel tiene capacidad de desequilibrio en el uno por uno y una facilidad innata para crear juego, pero debe encontrar el equilibrio entre riesgo y desequilibrio. Cómodo apoyándose en el bote o en transición, llega tras un año gris en los momentos finales, justo una de las facetas en la que más había destacado en la selección. Olvidada la polémica por su ausencia del pasado EuroBasket, Heurtel tiene ante sí la oportunidad de demostrar que a este nivel puede ser mucho más que un agitador.

Dada la configuración de la plantilla y a tenor de lo visto en el Preolímpico, da la sensación que Antoine Diot ejercerámuchos minutos como escolta suplente. Sobrio y consciente de su papel, Diot puede ayudar en la dirección, pondrá calma y estará dispuesto para anotar en los momentos calientes. De total confianza de Collet y plenamente compatible con Parker o De Colo, el valencianista apunta a ser clave en los momentos críticos de partido, una faceta en la que Les Bleus le echaron en falta el verano pasado en Lille.

Único jugador francés en el quinteto ideal del pasado EuroBasket, Nando De Colo vive un idilio con la canasta que no parece tener final. Sin alma de tirador puro pero muy fiable a pies juntos, su facilidad para buscar el aro, su dominio de la media distancia y la sensación de aparenta sencillez que destila adornan su gran capacidad de pase hasta el punto de convertirlo en el principal alivio del ataque de Les Bleus. Campeón este curso de la Euroliga y la VTB, De Colo ha sido elegido MVP de ambas competiciones, de la Final Four de la Euroliga y del Preolímpico de Manila, lo que da una idea aproximada del grado de madurez que el jugador del CSKA ha alcanzado. De una elegancia en el juego casi insultante, en defensa debe dar un paso más para hacer valer su tamaño sin dejar de dosificarse, ya que no en vano parte cuanto menos a la misma altura que Parker en cuanto a jerarquía ofensiva.

Ya con rodaje y con su futuro contractual (bien) resuelto, Nicolas Batum debe aparecer en su mejor versión. Elegante, atlético e hipnótico cuando está en racha, debe dar un paso adelante en la continuidad de su juego dotando de equilibrio al perímetro galo. Con condiciones y reconocimiento de jugador diferencial, aún debe dar el paso en la selección junto a un Parker con el que, pese a tener buena sintonía personal, no ha acabado de brillar. 

Tras una gran temporada en la Pro A, Charles Kahudi vuelve a hacerse sitio en la selección como complemento para cualquier necesidad. Enorme defensor y de físico espectacular, ofensivamente puede buscar el aro y ha seguido asentando su fiabilidad en los tiros abiertos. Consciente de su rol y con las ideas claras, pasa por ser uno de los integrantes más claros de esa otra Francia tan necesaria para Collet.

Lejos de la exuberancia de sus mejores días, Mickael Gelabale sigue siendo un fijo en la selección francesa gracias a su mejorada lectura de los partidos. Frío y más que correcto en defensa, en ataque puede pasar desapercibido pero mantiene un tiro letal desde las esquinas, amén de poder ayudar en el rebote.

Siempre en la cuerda floja entre la genialidad y la autoindulgencia, Boris Diaw dejará en Rio el que puede ser su último servicio a una selección en la que siempre ha puesto una nota diferente, especial y de calidad. Capaz de ejercer como jugador total, su heterodoxia y su excelente visión de juego disparan las opciones de un equipo en ocasiones espeso en lo estático. Inteligente en la pista y de gran lectura defensiva pese a no andar sobrado de movilidad, el tiro puede ser su termómetro tanto por su acierto como por como gestione el uso de las fintas y su verdadera amenaza.

Todo corazón, Florent Pietrus puede levantar partidos desde su defensa y desde su polivalencia, como una vez más quedó demostrado en el Preolímpico siendo absolutamente clave en la remontada ante Nueva Zelanda. Llamado a tener un rol corto pero importante, Pietrus ha anunciado que deja la selección tras los Juegos pero a buen seguro aún tiene en la recámara una nueva demostración de garra. Capaz de parchear de 3 o de 5, Les Bleus perderán a un jugador que, habitualmente, ha acabado por rendir mejor en la selección que en su trayectoria a nivel de club.

Culminando la gran temporada que ha vivido en el Baskonia, Kim Tillie alcanza los Juegos tras dar un gran rendimiento en un Preolímpico de Manila en el que durante muchos minutos volvió a la posición de center puro, algo que con la vuelta de Gobert parece complicado que repita. De enormes posibilidades y buenas prestaciones defensivas, su actividad y su correcto tiro en la media distancia le avalan.

Capaz de alternar las dos posiciones interiores, Joffrey Lauvergne debería estar ante el torneo de su consolidación en la selección. Capaz de  jugar de cara al aro o al poste, se maneja mejor en el juego sin balón o en los espacios muertos, pero siempre acaba aportando ya sea en el rebote, el trabajo oscuro o, puntualmente, en algún tiro de media/larga distancia.

Ausente en la clasificación, la llegada de Rudy Gobert da una nueva dimensión a la defensa gala. Envergadura interminable, intimidación, capacidad de aguante y recuperación, convierten al center de los Jazz en una figura absolutamente decisiva atrás. Mejorado en la recepción, ofensivamente sigue viviendo de las finalizaciones y de su presencia en el rebote ofensivo.

El entrenador

En su último torneo al frente de Francia, Vincent Collet llega a Brasil con una selección de su plena confianza tomando decisiones polémicas. Los críticos le achacamos su conservadurismo, pero a cambio queda un palmáres sin parangón en Francia. Tras perder, otra vez, la final de liga con el factor pista a favor (y en esta ocasión desperdiciando un 2-0) el ya ex técnico del Strasbourg se la juega al todo o nada, aunque, eso sí, de manera consecuente con lo que ha sido su trayectoria.

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