La Opinión
La persona más dulce
Antonio Alcaraz  | 25.10.2011 - 14:29h.
Imprimir esta noticia |  0 comentarios |  [ Comentar el artículo ]

Pues sí que ha empezado bien la mañana. Mi asiento del Palacio ocupado por un mocoso. Pero habrase visto tal desvergüenza. Es la primera vez que me pasa en quince años de socio. Así que tengo derecho a pegarle un buen bufido:


- ¡Jodidos niños, siempre dando por saco!.


Como estoy sentado junto al palco, el Presi del club, visiblemente desconcertado, se percata del incidente y me lanza una mirada reprobadora. Lo que no sabe es que un servidor no se va a quedar callado. También tengo para él:


- Sí, sí, tú, no mires para atrás. Sí, tú, rácano, más que rácano. No, no te gastes dinero en fichar un par de buenos anotadores para nuestro perímetro. Así no nos salvamos a final de temporada.


Menudo cabreo que he cogido. Me ha durado hasta el principio del segundo cuarto cuando uno de los árbitros ha pitado unos pasos que sólo ha visto él. No ha quedado más remedio que levantarme y reprocharle durante un par de minutos (quizás tres más cinco), vociferándole:


- Pero qué señalas tú, pedazo de mamón. ¿Quién te ha regalado el título?.


Menos mal que ha llegado el descanso. Aunque tampoco por esas. Las cheer-leaders han perpetrado una coreografía lamentable. La mitad de ellas descoordinadas y perdidas. Ahí está uno para recordárselo:


- Petaaaaaaaardas. Hasta mi hija de tres años es más profesional que vosotras.


Y gracias a que se ha reanudado el partido porque estaba dispuesto a darles a las muchachas una lección sobre movimientos secos pero gráciles. En cambio, debo enseñarle a nuestro entrenador cómo utilizar los tiempos muertos. Cosa que, por supuesto, hago:


- Tú, pánfilo, de qué vas. Es que te crees Phil Jackson. Sí, tú permite que el otro equipo corra y ya verás como nuestra ventaja se esfuma en un instante. Pi-de tiem-po, co-jo-nes.


Finalmente me ha hecho caso en esto y en lo otro: me he pasado los últimos dos cuartos echando espuma por la boca, pidiendo velocidad y concentración para evitar los desajustes defensivos:


- Perros, que sois unos perros.


Pero que conste que ha merecido la pena pues nuestra ha sido la victoria. Vamos, que uno se marcha a casa contento si no fuera por los atascos que se montan después de cada partido.


- Vamos, huevón, vamos. Sáltate el semáforo en rojo que tengo hambre.


Afortunadamente uno llega a casa justo en el momento oportuno. El arroz, ni quemado ni pasado, en su punto. Unas caricias a los niños, un besito a la parienta, un abrazo al suegro y un piropo para la suegra que le susurra a su hija, mi esposa, eso de “tu marido es la persona más dulce que jamás haya conocido”.


Compartir noticia:  Facebook |  Twitter |  Menéame |  Digg |  Del.icio.us |  Technorati |  Yahoo! My Web   


Artículo publicado por Antonio Alcaraz

0 comentarios
Danos tu opinión
Danos tu opinión
Nick:


Comentario:


Código de seguridad: 6362

Por favor, necesitamos que reescribas el código de seguridad para asegurarnos que no se trata de un robot: