Una de las sorpresas positivas del hasta ahora apacible transitar del CAI Zaragoza por la Liga Endesa es el rendimiento del escolta americano Michael Roll. Llegó de puntillas, casi sin hacer ruido, y con la necesidad de superar el negativo experimento que supuso la temporada pasada la llegada de otro americano desconocido, Jacob Burtschi, rápidamente cortado por su incapacidad de adaptación.


Pero Roll es un jugador con pedigrí, proporcionado por su vinculación a UCLA. Jugador de 25 años y 1,96, ha hecho su carrera en ligas menores europeas, en las que siempre ha demostrado una de sus mejores credenciales: ser un jugador de equipo. En los primeros compases del ejercicio 2012-2013 ha destacado por su excelente muñeca, que acompaña de una enorme rapidez para armar el brazo y de una composición no exenta de estética en el lanzamiento. Practica con gran acierto uno de los tiros menos utilizados en el baloncesto moderno, el de la distancia de los cinco metros, y posee una gran capacidad para lanzar tras bote e incluso generar sus propios tiros amparado en la solidez y movilidad de sus pies.





Sin embargo, quizá la mayor virtud es su facilidad para leer el juego. Interpreta con gran armonía el pick and roll con los pívots, y es capaz de asumir sacrificios en defensa merced a una innata predisposición a anticiparse a los movimientos del equipo contrario. No estamos delante de un consumado especialista en los lanzamientos, ni en un 'killer' al uso, sino ante un jugador completo y polivalente que aporta anotación, asistencias e intangibles en cada uno de sus encuentros, sin que además muestre obsesión por maquillar las estadísticas.


Versatilidad y compromiso. Dos argumentos de peso para enfrentarse a una liga tan exigente como la española. Además, la rápida adaptación que parece mostrar tanto a su equipo como al campeonato, la conexión con la grada y su lucha incansable auguran un brillante porvenir del escolta americano, que compartió vestuario con Kevin Love, Russel Westbrook y Darren Collison.