La Opinión
Después de la cantera: Proyectos vs. Modelos en Unicaja
Jorge Pérez  | 07.03.2013 - 03:31h.
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Escuchaba hace poco al entrenador del filial del Unicaja en la Adecco LEB Plata, Francis Tomé, enunciar las pautas que está desarrollando con su equipo y que le llevan a ocupar actualmente puestos de ascenso a LEB Oro: “preparar mentalmente a los jóvenes para que su aproximación al primer equipo sea lo más fácil posible, jugar como un equipo de cantera, presionando a todo campo y arriesgando, y mirar al primer equipo aplicando sus sistemas”. Dicho de otra forma: concreción, estilo y lealtad a un club.


En primer lugar, pienso en la satisfacción que un modelo de estas características puede dar a las personas que lo dirigen, a los entrenadores y a los jugadores, por llevar a cabo algo diferente a lo que se ve hoy en día. En segundo lugar, creo que Unicaja tiene dos visiones internas de lo que debe ser el baloncesto: la oficial, la del primer equipo, y otra diferente, la de su cantera. Mi impresión es que esta bipolaridad hace que el club zozobre sin saber quién es, y le hace dudar del tipo de club que quiere ser. Una llevada con éxito y otra desgarrada por el fracaso de los proyectos. Es como si fueran dos clubes en uno. Me explicaré.


Por un lado presenta un modelo de cantera culminado con el filial de LEB Plata, que con buenos resultados deportivos y formativos ha dado buen nombre a su cantera desde hace unos años. No me prodigaré más de la cuenta en nombres que ahora forman parte de plantillas profesionales del baloncesto español, pero ahí están, los Freire, Faverani, Paulao, Corbacho, Adrián Fuentes, Miguel Lorenzo, Rai López, Almazán, etc... todos ellos producto de la cantera. Esto evidencia el buen trabajo que se hace en los equipos de formación, y lo que es más importante, los patrones que distinguen habitualmente a estos jugadores: el compromiso, la energía y la intensidad (cierto es que los casos de Faverani y Paulao son diferente), que les hace jugadores válidos allá donde vayan. Hablamos de que hay un modelo de cantera sostenido en Unicaja cuando hay un dibujo exacto de lo que se quiere, que propicia la singularidad en el desarrollo de los jugadores con patrones definidos y con continuidad en el tiempo. Y esto es lo que ha devenido en lo que actualmente es el modelo de cantera de Unicaja.


Por otro lado está el primer equipo, que vive en estado de confusión permanente desde su aparición en la Final Four de Atenas 2007. Proyectos que se comen a proyectos. Jugadores que van y vienen. Entrenadores de postín, de experiencia, de carisma, de vinculación al club... todo tipo de entrenadores. Gestores que dejan paso a nuevos gestores. La cuestión es la misma: muchos años sin acertar y en muchos casos condicionando al club. Un proyecto es, por definición según la RAE, el primer esquema o plan de cualquier trabajo que se hace a veces como prueba antes de darle la forma definitiva. Según esto son ya 6 años proyectando, probando, sin obtener los resultados deseados, sin darle forma definitiva. ¿Mala suerte? No creo.


Moviéndose como una empresa que ansía salir de una pésima cuenta de resultados, el Unicaja proyecta y proyecta sin descanso, cree a inicio de temporada y al rato deja de creer y rompe con el proyecto, volviendo a empezar una y otra vez olvidando lo que tiene dentro. Es un tiempo perdido, y lo más importante: un desgaste económico, de afición y de imagen inmerecido y exagerado para un club referencia en el baloncesto español.


Claro está que no es lo mismo la LEB Plata que la Liga ACB, y sobre todo el objetivo del club de mantener la licencia de Euroliga pesa mucho como para hacer una huida hacia delante de la mano del modelo de cantera, pero éste tampoco se puede obviar. Lo adecuado sería guiar al club desde dentro para que el primer equipo fuera la plasmación de todo el trabajo hecho en la base los últimos años. Se establecerían los nexos de unión entre las dos estructuras para formar una única. El mejor camino se ha demostrado que no es en forma de proyectos, sino que éste pasaría por saber trasladar su modelo de cantera y su estilo definido para la búsqueda de la identidad del primer equipo, acompañada eso sí de refuerzos externos en los puestos en los que el club no llega.


En este caso no hablaríamos más de empezar de cero. Comenzaríamos por gestionar lo bueno que tiene el club para el desarrollo de la propia institución. Desde dentro tirar de sinergias, de metodologías, de personas, de jugadores e intereses comunes e involucrarlos a su manera en el primer equipo. De ahí una cosa sería segura: la afición estaría dispuesta a volver llenar el Carpena, ya que éste pasa por ser hoy por hoy el objetivo fundamental, y se lograría porque por primera vez en muchos años el club estaría por encima de la empresa.


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Artículo publicado por Jorge Pérez

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