La Opinión
La Esquina de Sunara: Primera jornada de Euroliga
Iván Fernández  | 17.10.2015 - 19:30h.
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Vista ya al completo la primera jornada de Euroliga, ya en su primer día nos confirmaba que esta edición va a ser muy larga y que hay aún una serie de equipos a los que es casi imposible evaluar a estas alturas.

 

Uno de ellos bien pudiera ser el Maccabi Tel Aviv, humillado en Moscú y con sensaciones defensivas por momento horribles. Y sin embargo, lo más preocupante se vio en el aspecto ofensivo. De todos los interrogantes que presentaban los de Goodes en la previa, una gran parte se presentaron el jueves: Farmar gestiona regular sus apariciones, su mezcla con Rochestie aún no funciona, la configuración interior es larga pero plana y choca con la tradicional macabea, cuando se deciden a jugar con 4 abiertos acortan demasiado la rotación exterior donde parece faltar un killer... Uno se pregunta sobre el frustrado fichaje de Erceg en lugar de Onuaku y cada vez entiende menos y más con el mal estado físico de Faverani. Pero, como con el resto, queda mucho. Faltaba Randle, ilusiona Bender, en casa seguirán siendo temibles y Goodes tiene herramientas para encajar muchas cosas. En el otro extremo, el CSKA no echaba de menos ni a Khryapa ni a Freeland. A Itoudis le sigue costando encontrarle sitio a Fridzon... pero a cambio el equipo este año es aún más suyo. De inicio: Jackson, De Colo (deliciosos sus primeros minutos) y Kurbanov. Y a la primera rotación, Milos Teodosic por el ruso... ahondando en el estilo y sin complejos. Me cuesta diferenciar mi escepticismo con el entrenador griego y su tendencia al nerviosismo de mi entusiasmo con este tipo de propuesta. Habrá que deleitarse con el segundo y que sea lo que sea...

 

 

Para comentar daría también la solvencia de Estrella Roja u Olympiacos, el buen partido de Kuzminskas o el retorno victorioso a la primera competición continental de un Darussafaka largo aún sin Markoishvili y que acabó imponiendo su idea a un inocente (aún) Sassari. Pero, para mí, la imagen del día se queda en el otro partido disputado en Turquía. Del mal partido del FC Barcelona ya se ha hablado bastante y particularmente sigo sin entender ni el histerismo del verano ni la ilusión de la Supercopa, como tampoco el derrotismo de esta primera jornada. Es el Barcelona otro de los equipos a los que juzgar bastante más adelante. Y es que la imagen del primer día tiene que ser para el Pinar. Con su público de nuevo entregado, han demostrado que la reinvención es posible y lo es, por si fuera poco, manteniendo la idea, el atrevimiento, la frescura y el punto de bendita irracionalidad. Mucha parte de culpa la tiene su entrenador, un Ufuk Sarica de nuevo triunfador en un partido fuera de la ortodoxia.

 

La imagen del día: quedan unos segundos y el triunfo es un hecho. Sarica, físicamente a día de hoy un cruce entre Héctor Galan y Juanan Orenga, respira aliviado con una considerable sudada (siendo malos podríamos hablar de su actividad en la banda y la que desarrollaba en la pista en el Efes noventero). Por detrás llega Kerem Gonlum, le abraza, le dice algo y los dos se ríen de manera tan natural como ilusionante. Gonlum es hoy un veterano de la Euroliga, mientras que para Sarica esta es sólo su segunda oportunidad en su actual faceta. Y es imposible no pensar que hace más de tres lustros Gonlum era un chaval que recién llegado del Kolejliler aterrizaba en Estambul para jugar en el Ulker. Y allí su primer apoyo, el tipo que lo acogió y el que se quedaba con él después de los entrenamientos era uno de los veteranos del equipo: sí, el propio Ufuk Sarica. Un año después el Ulker se llevaría la liga, con ellos dos, con unos entonces aun jóvenes Erdogan o Pachulia, con Erdenay y Goljovic como estrellas y con tipos tan interesantes en ese contexto como Lollis o Handlogten. Es recordar esa historia y es imposible no pensar que esa sonrisa, que esa complicidad, es algo más que ganarle al Barcelona, es algo más que poner a Izmir en el mapa del basket europeo otra vez. Porque con todas sus miserias e imperfecciones, este baloncesto europeo también tiene sus historias y mucho, pero mucho, que ofrecer.

 

El segundo día se abría con la vuelta de Calathes a Krasnodar para dibujar un notable partido pero sin el premio del triunfo. Huérfano de Randolph, el Loko fue un equipo por momentos tierno en defensa, por momentos obcecado en ataque pero siempre con una idea de juego muy en consonancia con la idea que busca implantar Bartzokas. Y es que el Faemino particular de la Euroliga volvía a la competición dejando una nueva muestra de su versatilidad en un equipo que si recupera a Randolph puede tener su recorrido. Delaney sigue jugando en la liga de los mejores bases de Europa, Draper muerde atrás, Fesenko pone minutos de presencia ofensiva, Claver parece decidido, Singleton tiene mucho que dar y el bloque nacional puede dar fondo de armario, mientras Broekhoff alcanza el punto que sin duda puede dar. El PAO por momentos jugaba un baloncesto notable, equilibrado y con una notable circulación de balón, pero su falta de mordiente en el tiro exterior (y eso en un relativo buen día de Calathes o Diamantidis) generaba un atasco notable y que apunta a punto negro durante el año. Nada halagueña parece tampoco la falta de cintura defensiva de Raduljica o Kuzmic ante estructuras abiertas, por lo que Djordjevic (sin el paraguas que tiene en la selección) tiene trabajo por delante por más que la plantilla evidencia una clara mejoría respecto a la del año pasado.

 

 

Sin Udoh finalmente, el nuevo Fenerbahçe debutaba con una victoria algo gris ante un Bayern con mejores sensaciones a las mostradas en el inicio de la Bundesliga. De menos a más, los de Obradovic acabaron sentenciando por oficio, con Datome como máximo anotador pese a no vivir su mejor día. Si antes hablábamos de historias, sin duda las de los dos técnicos daría para un libro aparte, aunque curiosamente pocas veces se han cruzado en partidos clave. A modo de curiosidad (frikada en realidad) se puede apuntar otra sinergia: cuando se habla de la etapa de jugador de Zeljko Obradovic suele ponerse el acento en que no fue internacional hasta el Preolímpico de 1988, incluyendo categorías inferiores. Esa información tiene un matiz: Zeljko formó parte del equipo junior yugoslavo que en 1979 se llevó los Juegos de los Balcanes... allí, entre otros, fue compañero de Emir Mutapcic, el hoy segundo entrenador del Bayern. Segundo de un Pesic que en 2001 reveló a Zeljko en la selección... Lo dicho, si se buscan, este basket nuestro tiene muchas historias cruzadas, muchas historias que contar.

 

El pleno del basket turco lo completaba un Efes solvente en Francia al ritmo de un Heurtel inspirado y con Diebler poniendo la dinamita tantas veces añorada el curso pasado. Aún sin Krstic, el puzzle interior abría una nueva posibilidad con Ivkovic probando a Saric como alero, quizás en parte por la ausencia de Osman. Se augura año duro para el Limoges y parece más suelto este Efes, más clarividente en ataque y con estructura más adecuada, aunque habrán de llegar rivales más duros para examinarlo.

 

El otro plato fuerte del día llegaba con un Khimki-Madrid que bien pudiera haber sido vendido como una suerte de Supercopa de Europa. Nada que objetar al triunfo del cuadro ruso en el que Koponen parece ir recuperando algo de aliento y donde Kurtinaitis preparó el partido a la perfección. Mezclando los quintetos en busca de equilibrio, supo dotar al equipo de su habitual solvencia ofensiva mientras en defensa al enorme (pero enorme) trabajo de Augustine se añadía una búsqueda agresiva de ataque al hombre de balón, una conciencia del rebote, y una perfecta lectura dependiendo del protagonista ofensivo. Tardó en aparecer Rice, Shved lo hizo a chispazos y Todorovic despejó algunas dudas para rematar a un Madrid ahora mismo muy plano. Un Madrid que ahora mismo puede tener su mayor enemigo en un entorno, que si ya fue exigente en el inicio del curso pasado en este puede alcanzar el paroxismo. Pero, como para el resto, esta historia es muy pero que muy larga. Y es cierto que el Madrid presenta señales de agotamiento físico, que falta Taylor y un más que posible fichaje, que a su vez la plantilla es más corta y que Doncic o Hernangómez aún no pueden ser relevantes a este nivel. Todas cuestiones mejorables, al igual que la gestión interior (¿Thompkins de 5 como en sus mejores momentos en el NN?). Pero con todo eso, el principal problema de este Madrid tiene pinta de ser el de ser un equipo saciado. Saciado por haberlo ganado todo (a lo que el papel de España, Lituania o Argentina no ha ayudado), saciado ante un año olímpico y con un desgaste ahora mismo probablemente mucho más mental que físico. Y entiéndase, que hablo de un saciado no voluntario o consciente, sino de uno mucho más etéreo y más peligroso. Con todo, la vuelta de un Taylor -que apunta a ser una de las sensaciones de la Euroliga- y el paso de las derrotas y las criticas hará volver el hambre en un equipo que no hay que olvidar que este año trabaja aún más a largo plazo. Enero/Febrero darán las primeras pistas, no antes.. Una meta en cambio mucho más lejana para Milano y Baskonia, que brindaron un partido tan extraño como fascinante sobre todo en ese amago de remontada local.

 

Postdata: Llamativa la imagen de los aficionados del Khimki, en el que si no hay marcha atrás será su único partido como locales. Las pancartas de "El basket es de los fans y no de los burócratas"... muy reveladoras.



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Artículo publicado por Iván Fernández

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