Nuestro especialista Iván Fernández repasa la historia del Mundial de baloncesto ofreciéndonos un interesante recorrido desde los orígenes de la competición hasta la última edición en 2014.

OTRA FINAL AGÓNICA

Tras su paso por Asia, el Mundobasket regresaba al continente americano y lo hacía precedido de una gran expectación, ya que al habitual favoritismo de soviéticos y yugoslavos se sumaba esta vez una selección USA de verdadero nivel y que parecía dispuesta a pelear por el título mundial.


Para empezar las liguillas previas deparaban las primeras sorpresas: por primera vez en la historia Brasil se quedaba fuera de la lucha por las medallas tras caer en la prórroga ante Australia, y por si fuera poco, en el Grupo A España conseguía llegar invicta a la liguilla final tras deshacerse de USA por un claro 109-99, en el que Fernando Martín, Epi y Sibilio superaban la veintena de puntos.

VÍDEO: ESPAÑA - USA


El comienzo de la liguilla traía consigo la constatación del flojo nivel de la anfitriona Colombia, que en sus dos primeros partidos encajaba 137 y 143 puntos (nuevo récord) de España y la URSS (con 26 de un Sabonis que dejaba su primera tarjeta de visita en un torneo donde no contó mucho), respectivamente.

Más allá de las abultadas derrotas locales, la atención comenzaba a centrarse en los duelos directos, que poco a poco clarificaban el grupo. La pujante España de la primera fase caía ante soviéticos y yugoslavos, mientras que estos hacían lo propio ante norteamericanos y la propia URSS, lo que dejaba a los de Gomelsky matemáticamente en la final antes de jugar su último partido ante USA. Ganándolo, la URSS enviaba al equipo estadounidense a un triple empate en el que Yugoslavia salía favorecida y por tanto se repetiría final.

Las especulaciones pronto comenzaron a correr, y no habrían de cesar ya que tras dominar el primer tiempo, los soviéticos acababan cayendo por 99-93 ante una USA a la que se le abría así la puerta para ´vengar´ al menos en cierta medida la derrota olímpica de Munich. Evidentemente un Mundial no tenía la misma trascendencia, pero habida cuenta de la eliminación sovietica en las semifinales de Montreal y el posterior boicot USA a Moscú 1980, aquella final era lo más parecido que se podían echar a la cara en ese momento.

Joaquín Costa, en el España-Yugoslavia

Al igual que cuatro años antes, el último acto mundialista volvería a estar marcado por la extrema igualdad ya desde la lucha por la medalla de bronce entre yugoslavos y españoles. Una igualdad que no parecía presagiarse en un primer tiempo donde los plavi llegaban a acumular ventajas superiores a los 20 puntos, un tanto acortados en el descanso al que se llegaba con 60-47… trece puntos que pese a la tensión, la polémica y vaivenes en el marcador eran los mismos que separaban a ambos conjuntos a falta de poco más de dos minutos (114-101). Sin embargo en un final de locura, Joaquin Costa robaba balón tras balón dejando a España a un paso de la gloria con un definitivo 119-117 de lo más polémico, ya que los hombres de Díaz Miguel reclamaban como justa una canasta anulada al propio Costa. Dalipagic con 25 puntos se erigía como máximo anotador, aunque quizás por inesperados fueran más decisivos los 16 de un Boban Petrovic que con los años habría de jugar en Manresa.

VÍDEO: ESPAÑA - YUGOSLAVIA


Ya en el duelo por el oro, la URSS comenzaba marcando distancias, a medio camino entre la superioridad interior y la espectacular tarde de un Myshkin excelso (31 puntos). Pese a la iniciativa soviética, los jugadores USA con Doc Rivers, Reynolds, y Wiggins (amén del gran John Pinone, autor de 10 puntos en esa final) como destacados se mantenía en el partido a base de coraje, recortando una y otra vez las ventajas del gigante del este. Con poco menos de un minuto por jugar, la seguridad en los tiros libres llevaba a la URSS a un 94-87 que ya se antojaba definitivo… pero sin embargo los jugadores de Bob Weltlich apretaban por última vez los dientes y se situaban a un sólo punto (95-94) a poco más de 20 segundos.

Presión a toda pista: Valters se hace un lío y la confusión deriva en un salto entre dos que Wiggins palmea hacia las manos de Pinone… el balón pasa por varias manos y finalmente es el mejor jugador del equipo (a la postre MVP del torneo) Glen Rivers quien termina por lanzar desde un lateral… para ver como el balón termina encontrando el hierro y va a parar a las gigantescas manos de un Vladimir Tkachenko que certificaba así el nuevo oro soviético.


VÍDEO: FINAL URSS - USA