Tras el fin de una de las fases de grupos más apasionantes de la historia reciente del torneo, el EuroBasket enfila ya su viaje a Lille donde a partir de ahora cada partido será un todo o nada, aunque tal y como han quedado configuradas las eliminatorias de octavos es muy posible que alguna deje un regusto más insípido que buena parte de los encuentros vividos hasta la fecha. La próxima reseña de esta esquina ya será desde la ciudad francesa, pero antes no queda menos que despedir del mundo FIBA a uno de los jugadores que ha redefinido su historia.

"En este mundo de mierda donde todo se compra,
en este mundo de mierda donde todo esta en venta.

No hay moneda que me pague
ni uno solo de los ratos
que contigo compartí.
Por eso todavía me acelero
cuando te imagino llegando a mi portal.

Por lo demás no ha cambiado nada
pero nada sigue igual.
No se puede vivir del recuerdo,
ni vivir sin recordar".

Vivir sin recordar (Le Punk)

Deja Dirk Nowitzki una imagen postrera de cierta debilidad (hoy ha protagonizado su anotación más baja desde 1999) rendida al liderazgo de Schroeder en una Alemania que ha acabado sucumbiendo por su mala puesta en escena ante Turquía y su mala gestión de los finales apretados. Pero volver la vista atrás es acordarse del MVP de 2005 en una de las actuaciones más brillantes de la historia de este deporte, de su debut en 1999 con el mismo Dettman que alcanzaría las semis de 2001 o el bronce mundialista de 2002. Es rendirse, en definitiva, a una leyenda NBA y FIBA como pocas hemos visto. Se va Alemania pese a su condición de anfitriona, echando en falta a sus numerosas bajas (Gunther, Staiger, Ohlbrecht, Zirbes, Kleber, Theis o Harris), pero con el optimismo de ver a un Schroeder en el que apoyar una reconstrucción en la que desde esta esquina esperamos que pase también por tipos como Voigtmann.

Problemas similares, de bajas y de “anfitrionazgo”, sufría Letonia,quien tras su traspiés ante Ucrania vivía un nuevo episodio de pánico ante una Estonia que le bailaba en la primera parte. Sacada la tensión, o multiplicada incluso entre miembros del banquillo, la exuberancia de Timma y la clase de Janis Strelnieks -por favor, ¡qué jugadorazo!- daban la vuelta a la tortilla dejando a Letonia con el billete a Lille. Una Lille donde también figurará una España recuperada en su mejor idea de ahogo de espacios y aliviada por la chispa de Sergio Rodriguez y la sorprendente naturalidad de Ribas. Una España en modo deja vù 2009: derrota inicial ante Serbia, apuros ante un debutante modesto, una segunda derrota y meterse en las eliminatorias en partido de todo o nada ante el anfitrión, pero a la que le costó cerrar el partido y que sigue presentando algunas lagunas. El mal estado físico de Rudy dificulta la clasica evolución a morder en la línea de pase, mientras que los minutos de Felipe Reyes, encomiable en lo suyo, penalizan defensivamente a un equipo más corto que en años anteriores. Con un cruce de octavos asequible, tampoco es descartable que el equipo de Scariolo, magnífico hoy, pueda meterse en la pomada, pero difícilmente extenderá ese deja vù (aunque en cierta forma fue Polonia el rival de 2009 en el equivalente). Con el Rusia-Bosnia intrascendente más allá de un nuevo sinsabor para los de Dusko y un premio para una Rusia a la postre bastante mejor que la de 2013. También en esa franja Georgia culminaba su recuperación venciendo a una Croacia más parecida que nunca a su versión Mr. Hyde.

Antes la jornada se había abierto con el que prometía ser un interesante Serbia-Italia con la primera plaza del grupo B en juego. Más la realidad terminaba por determinar otra plácida victoria plavi ante una Italia sin Belinelli y quizás no disgustada del todo con una posible tercera plaza. Con todo, los de Djordjevic dejaban Berlín con otra muestra de juego colectivo intachable, en el que Milos Teodosic destacaba añadiendo acierto exterior a una dirección excelsa. En Riga, Ucrania coqueteaba con la sorpresa durante un primer tiempo serio y contumaz gracias a la labor de un Fesenko imparable para los de Casteels. El breve descanso previo al final del primer tiempo y la mejora en las ayudas en la segunda parte terminaban por ahogar a Ucrania. Pasaba Bélgica apoyada en su banquillo, metida en los partidos y siempre seria y se despedía Ucrania con un regusto más amable que el mostrado en el inicio del torneo. Gran torneo para el propio Fesenko, cuyo fichaje por el Lokomotiv se antoja como uno de los grandes aciertos de la próxima Euroliga, aunque el hueco que deja en el Avtodor (quizás uno de los equipos más frescos y divertidos de Europa el curso pasado) parece bien cubierto con la llegada de Mahalbasic. Da gusto ver que aún quedan GM con sentido del tempo. Por su parte, Eslovenia cumplía ante Macedonia con un notable Zoran Dragic y sueña con sus sextos cuartos de final consecutivos, algo impensable al conocerse la ausencia de Goran. El partido suponía a su vez, esta vez sí, la retirada de Vlado Ilievski de la selección. El base zurdo era junto al propio Nowitzki y los checos Barton y Welsch uno de los cuatro jugadores que sabían lo que era disputar un EuroBasket el siglo pasado. Por último, una solvente Polonia amarraba el tercer puesto a costa de una Finlandia que anticipa un duelo memorable ante Serbia.

Lejos de acabar ahí las emociones, el último turno dejaba constancia de lo enorme que está siendo el EuroBasket. Con Israel reservando a Casspi y Mekel, Francia no caía en la tentación de la especulación, mientras que Grecia “sufría” para derrotar a Holanda y con ello dar el pase a Georgia. Con todo, lo grande llegaba en los otros dos grupos, con Islandia rozando la machada al forzar la prórroga con un triple de Logi Gunnarson ante una Turquía que iba con todo, mientras que en el Dun ajetreado y polémico final daba la primera plaza a Lituania tras una prórroga en la que, ver para creer, Kalnietis sentenciaba con dos triples. Cosas de la vida, durante bastantes minutos España paso de la nada a tener un horizonte con Polonia en octavos y el ganador del República Checa-Georgia en cuartos...