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La Esquina de Sunara (Cuartos de final, II): Same old song, por Iván Fernández
Iván Fernández  | 17.09.2015 - 00:44h.
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Tras una mañana de visita a una Tournai que resultó ser mucho más que su famosa Catedral (y no lo digo porque fuera el día de la patata frita y regalaran cartuchos con mayonesa por toda la ciudad), la tarde traía un programa doble de partidos para cerrar los cuartos de final por todo lo alto.

 


De inicio, Serbia había de enfrentarse a una República Checa sorprendente para muchos pero a la que Imanol Martínez ya daba "cuartofinalista como mínimo" en los días previos al torneo. Frente a frente el mejor baloncesto del torneo hasta la fecha y la exuberancia de un equipo muy focalizado en Satoransky y Vesely, pero donde el resto del equipo acompaña a la perfección. Muchos focos previos puestos en un ex del Estrella Roja como Schilb y en un ex de Partizan como Vesely. Un Vesely al que hasta la propia organización adjudicaba al club serbio su descubrimiento obviando su paso previo por el Olimpija...



Al igual que su rival hoy en el partido y compañero durante la temporada Nemanja Bjelica, la trayectoria de Vesely distó de ser una autopista al éxito. Natural de Ostrava, donde su padre ya había sido un destacado jugador, Vesely aún tendría una etapa intermedia entre el club de su ciudad y el partisano: Ljubljana. Si bien hoy el Olimpija de Ljubljana presume de tener entre sus ex jugadores a los Spurs Baynes o Green, lo cierto es que si algo ha caracterizado al club de la capital eslovena en las ultimas dos décadas es su buen ojo para explorar mercados europeos alternativos. Con mayor o menor fortuna, por el Olimpija han pasado jugadores (y sin contar a los de las otras repúblicas ex-yugoslavas) como Vladimir Stepania, Sarunas Jasikevicius, Sasu Salin, Yotam Halperin, Manuchar Markoishvili, Jiri Welsch, Vladimir Boisa, Ender Arslan, Giorgi Shermadini, Robert Stelmahers, Vitaly Nosov o Mindaugas Zukauskas. El papel de Vesely en el Olimpija habría de limitarse a un breve paso por el equipo junior mientras disputaba su primer año como “profesional” en otro de los clubes de la ciudad, un Slovan que esa temporada disputaba la Liga Adriática... y en el que en buena parte el checo sustituía a uno de los jugadores clave emigrados ese mismo verano: Emir Preldzic. Del lado checo el encuentro también daba el aliciente de contemplar a historia viva como la encarnada por Jiri Welsch o Lubos Barton, supervivientes ambos con el denominador común de haber disputado un EuroBasket el siglo pasado.


Si las expectativas eran altas, el primer cuarto no defraudaba con un Blake Schilb flotando por la pista para despegar a los suyos antes de que el primer descanso de Satoransky constituyera la primera crisis del conjunto centroeuropeo. Tardaría en aparecer el base del Barça pero lo haría a lo grande, dejando la sensación de que hasta donde llegue su ya apreciable mejora en el tiro llegará su carrera en la NBA. En Serbia Teodosic desesperaba en el tiro pero maravillaba en la generación, mientras que Bjelica metía los tiros imposibles y Erceg firmaba sus mejores momentos del torneo. Con la sensación de que no llegaba a forzar a pleno rendimiento nunca, Serbia amagaba con la escapada con esa facilidad tan increíble con la que se le caen los puntos, mientras Sato y un encomiable Vesely remaban hasta el ecuador del último cuarto. Lástima de problemas físicos de Bogdanovic y de la irregularidad de Milos en el tiro, porque de no mediar esos dos problemas esta Serbia podría estar opositando a algo muy serio incluso a nivel histórico. Mientras, a los checos les queda el objetivo del Preolímpico, un objetivo que comienza mañana y que para nada se antoja útopico.


Reconocimiento entre tanto para su técnico, el gran Ronen Ginzburg. Hablar del basket israelí suele llevar a acordarse del Maccabi o de la plata del 79 en el EuroBasket, pero que pocas veces nos acordamos de su escuela de entrenadores. Una de las más peculiares del mundo FIBA y que por ejemplo en el EuroBasket 2009 llegó a contar con cuatro seleccionadores (Israel, Rusia, Bélgica y Bulgaria, contando a David Blatt como israelí en lo referente a dicha escuela de entrenadores). Una de las cosas que les caracteriza es su continua formación y la ausencia de reparos en dar teóricos pasos atrás. Nadie va a dudar hoy de la categoría de un Blatt finalista de la NBA con los Cavs y campeón de Europa de clubes y de selección. Pues bien, como tantos otros en ese basket, Blatt pasó de asistente de Gershon a primer entrenador y no tuvo problema después en volver a ser asistente en otras dos etapas... la última de ellas un año después de haber colado como entrenador jefe al Maccabi en la Final Four de 2003. Tras pasar casi un lustro a muy buen nivel como primer entrenador del Hasharon, Ginzburg no tuvo reparos en marcharse de asistente al Nymburk durante cuatro años. Lo que sigue es bien conocido, con tres temporadas maravillosas (de resultados pero sobre todo de juego y sensaciones) ya al frente del equipo. Por cierto que después de otros tres años, esta temporada vuelve...


Tras el pase a semifinales del conjunto de Sasa Djordjevic llegaba el Italia-Lituania. Un choque de estilos entre la caótica belleza italiana y el demoledor muestrario del músculo báltico. Se hablaba mucho en la previa del partido de cuartos de final de hace dos años, pero uno no podía resistirse a recordar otro precedente: aquella semifinal de los Juegos Olímpicos de 2004 que sigue siendo uno de los mejores partidos jugados en la historia del basket FIBA. Ya avisaba en la Guía BasketMe Juan Carlos Gallego que, a diferencia de aquella, con esta Lituania nadie iba a sufrir el sindrome de Stendhal, algo doblemente cruel viendo la transformación de un Jonas Kazlauskas que en su día fuera el salvador de la mejor esencia de esta “mierda” que tanto nos gusta. Pero una cosa es que Lituania diste de ser el equipo imaginativo, combinativo y de muñecas afiladas de antaño y otra muy distinta que sea un equipo fácil de abordar. Con Italia saliendo de inicio renunciando a la presión de Kalnietis debido a la obsesión con Valanciunas, el partido se abría a ritmo directo, algo que a los de Kazlauskas les da la vida. Y en esas transcurriría buena parte del partido, con Lituania dominando el ritmo, usando las manos, elevando los contactos e imponiendo su actual krepsinis. Los de Pianigiani sobrevivían a base de chispazos, auténticas genialidades a cada cual más imposible con un dureza mental más propia de otra época.


Y así llegó el epilogo, con Italia cansada y Gentile pareciéndose más al de Milano que a la selección dejando el desenlace a merced de una prórroga cruel con los azzuri. Sentenciaba Lituania con sendos triples de Kalnietis y Jankunas para mayor escarnio de los estetas, alcanzando la tercera semifinal consecutiva en esta nueva etapa de Kazlauskas. Le toca ahora a Italia hacer balance de daños, echar de menos a Datome y quizás ampliar una rotación que debería dar para más. El palo es enorme, pero el riesgo a que suceda lo de hace dos años lo es más y el Preolímpico es un premio lo suficientemente apetitoso como para no dejarse ir. Y Lituania a lo suyo: una nueva semifinal tras una preparación mediocre, un torneo de sufrimiento y un resultado final de grupo por encima de lo esperado. Justo es decir que, pese a las miserias de su estilo, no es esta tampoco la selección de Kemzura y al menos la apuesta por el juego directo permite contemplar partidos como los tres últimos. Algo mejorado Kalnietis, Maciulis desatado, Kuzminskas encontrando su sitio como cuatro, Valanciunas dominante y Milaknis como desatascador conforman un conjunto extraño pero incómodo y que ahora mismo quien esto escribe ve como todo un incordio para Serbia. El gesto final de Kazlauskas echándose las manos a la cabeza y el abrazo final del banquillo acaban por explicar muchas cosas. La misma vieja canción, la Lituania competitiva como muy pocas y que tras un torneo lastimoso en el tiro de tres (como era de esperar viendo su roster) resucitaba en el momento más delicado y casi la misma vieja canción de semifinales con tres equipos repitiendo del EuroBasket esloveno y otros tres del pasado Mundial.


Semifinales definidas, con Pau Gasol prácticamente asegurando su sexta presencia en el quinteto ideal del torneo alcanzando a Sergei Belov, con la revancha del pasado Mundial y la del bronce del anterior. Con Serbia y Francia buscando ser el primer equipo que se lleva el EuroBasket invicto desde la Lituania de 2003 y el tercero en la historia con un 9-0 tras la Yugoslavia del 95 y la URSS del 67.... y, por si fuera poco, otras cuatro selecciones buscando asegurar el Preolímpico. Para dos de ellas es el mínimo exigido, para las otras dos la gloria y entre el hambre y la lamentación, no pocas veces se ha impuesto la primera. ¡Qué gran EuroBasket!






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