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Blog de Fede Van Lacke


23.04.09 | Fede Van Lacke [ Comenta el artículo ]
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Mis 200 partidos….

Tres veces semifinalista olímpica entre Seúl 1988 y Sidney 2000, algo pareció romperse en Australia cuando en sus Juegos volvía a quedarse sin medalla. Tras eliminar en los cuartos de la cita coreana a España y en Atlanta a Croacia con el inolvidable 3+1 de Tony Ronaldson, los aussies alcanzaban las semifinales como anfitriones tras un duro partido ante Italia mientras que en el horizonte esperaba una Francia a priori asequible. Presa de los nervios, el cuadro local caía por 24 tantos para un día más tarde hacerlo por 18 en la lucha por el bronce ante Lituania.

Un año después, la primera derrota en su historia en el clasificatorio ante Nueva Zelanda les dejaba fuera de un gran torneo por primera vez desde los años 70. Tras esa ausencia en Indianápolis 2002, Australia no volvería a fallar en ningún gran torneo (aunque en 2009 volvía a caer ante los Kiwis) pero tampoco acababa de encontrar la senda que la hizo una de las grandes animadoras olímpicas las décadas pasadas. Y todo ello pese a haber mantenido una producción notable de jugadores, unos buenos resultados formativos y contar con una cada vez más nutrida presencia de representantes en la NBA. Bajas, falta de escoltas de primera fila, irregularidad defensiva, entrenadores de un perfil contra natura para sus roster... muchos son los factores que influían, aunque de ellos no parecía el menor la pérdida de identidad del grupo. La ausencia de un líder claro y de perfiles todoterreno y físicos como el citado Ronaldson, Vlahov y similares acababan por dibujar a una Australia muy poco reconocible.

De la manera más casual, algo de eso empezó a cambiar en 2015. Ausente del Mundial de España por una lesión de hombro, Patty Mills regresaba en ese 2015 a la selección como incorporación de última hora tras la baja de Dante Exum, gestionando él su propio seguro y dejando claro que ya no sólo en la pista Australia había encontrado un líder con mayúsculas. La nacionalización de Lisch, la presencia de Martin apretando en defensa y un Andrej Lemanis inculcando al equipo un basket más fresco y moderno acababan por completar la receta de una Australia que en Rio volvía a enamorar alcanzando sus cuartas semifinales en unos Juegos. Una dura derrota en semifinales ante una Serbia a la que se había impuesto en la primera fase y la caída agónica, y polémica, ante España en el partido por el bronce cerraban un poco en falso el torneo que les traía de vuelta. Semifinalistas de nuevo en el Mundial 2019 y con opciones tanto en semis como en el bronce, los Juegos de Tokio parecían el escenario ideal para la consagración de los aussies. En cierta forma lo siguen pareciendo, pero muchas cosas han cambiado desde entonces…

Por un lado, la retirada de un Andrew Bogut cuya idea era retirarse tras los Juegos de 2020 priva a los Boomers de un eje defensivo y de circulación/repetición de balón que fue fundamental en los dos últimos grandes torneos. A la retirada de Bogut se le sumaba la lesión de un Isaac Humphries a enorme nivel este año en la NBL y que apuntaba a ser un referente en la defensa interior y en las finalizaciones. Esas ausencias dejan a Baynes como único interior puro, viniendo además de un año en los Raptors con motivos para tener cierta preocupación. Y es que si bien es cierto que Reath y Landale (MVP de la final de la NBL pero jugando sobre todo como 4) pueden responder, sí parece claro que Australia tiene trabajo en esa faceta.

Con todo, quizá la gran incógnita del conjunto oceánico llega con el cambio de inquilino en el banquillo. Confirmada la salida de Lemanis, Australia optaba por firmar a un Brett Brown que, por un lado, aportaba prestigio NBA y por otro parecía acercar la vuelta de Ben Simmons a la selección. Pero, una vez cesado en los Sixers, Brown renunciaba y Australia apostaba por tener a Brian Goorjian de vuelta. El estadounidense, una leyenda en la NBL a la que volvía este año tras su paso por China, mantenía una idea baloncestística quizás un tanto “old school” y a priori de relativo encaje con este grupo… al margen de un pasado en la selección nada positivo en cuanto a resultados.

En la selección, su anterior periplo desde 2001 a 2008 dejó más sombras que luces y algún que otro enfrentamiento con jugadores. Con Australia fuera del Mundial de 2002 (con el anterior inquilino Phil Smyth), Goorjian debutaba en 2004 cayendo en la fase de grupos, donde sólo fueron capaces de imponerse a Angola. En 2008 sí entrarían en cuartos, pero como cuartos de grupo, lo que los llevaba a un cruce imposible ante USA. Entre medias, en el Mundial de Japón otra derrota en octavos ante el propio equipo estadounidense, tras haber sido cuartos de grupo con derrotas tan dolorosas como aquella mítica remontada de Grecia.

Ausente finalmente un Simmons que esta vez sí parecía fijo pero al que sus problemas en la serie ante los Hawks le llevaban a tomarse un tiempo de reflexión, la otra gran novedad de Australia llegaba con la tripleta NBA ExumGreenThybulle. De vuelta el primero con ánimo de asentarse de una vez y sin que se espere un gran papel del de los Mavs, cabe decir que en la preparación el papel del jugador de los Sixers ha sido espectacular, mostrando el impacto esperado en defensa pero siendo además muy eficiente incluso en el tiro exterior. La llegada de Sobey desde la segunda unidad se suma para aportar otra ración más de “piernas” y acabar de conformar un perímetro que puede asfixiar a los rivales.

Con esas premisas y la incertidumbre sobre el papel de un Ingles cómodo como segundo generador, pero con las dudas en torno a un tiro exterior que siendo una de sus mayores virtudes en NBA no acaba de funcionar con la selección, Australia llega a Tokio habiendo firmado una preparación notable, repitiendo victoria ante Estados Unidos y disipando alguna de las dudas llegadas con el cambio. Más flexible que en su anterior etapa, Goorjian ha apostado por un juego más directo y con menos circulación de balón que Lemanis, pero manteniendo la ascendencia de un Mills liberado de la dirección pero letal en el tiro, en las penetraciones… o como señuelo para liberar a sus compañeros. Los buenos momentos de Goulding como microondas ofensivo, un buen Dellavedova pese a su ostracismo durante el año y la buena adaptación de Reath han permitido a los Boomers alargar el equipo y presentarse en Tokio con aspiraciones más que legítimas a una medalla.

Encuadrados en el que parece el grupo más abierto y creciendo desde la defensa del perímetro, esconder sus problemas interiores y encontrar la regularidad en el tiro exterior aparecen como las principales claves para que los aussies asalten una nueva semifinal. De ser así, la capacidad mental de afrontar esa barrera puede ser la llave de un papel histórico…

LOS JUGADORES

Tras una temporada marcada por el ostracismo, la disputa de muy pocos partidos y la confirmación de su vuelta a Australia de la mano de Melbourne, el estado físico de Mathew Dellavedova era una de las grandes incógnitas para los Boomers en las semanas previas a la disputa de los Juegos. Unas dudas que, al menos en la preparación, han quedado bastante disipadas. Lejos obviamente de su plenitud física, el que fuera campeón de la NBA mantiene su carácter competitivo, descarga a Mills de la dirección y se está mostrando clarividente en la generación. Intenso atrás, el tiro exterior puede ser la clave en su minutaje e impacto.

Como suele ser habitual, Australia fue la selección más madrugadora en ir dando las distintas listas de cara a los Juegos. Así, ya a principios de año daba una primera con 24 jugadores donde estaban presentes casi todas las opciones y donde, a priori, la única ausencia llamativa era la de Nathan Sobey. Dos días después, y enfrentándose a Melbourne, Sobey firmaba un partido enorme superando a McCarron o Goulding a modo de reivindicación. Un partido que era solo el principio, ya que el de los Bullets acababa firmando una segunda mitad de temporada excepcional entrando en los equipos ideales de la NBL y finalmente en la lista para Tokio. Vertical, de un tren inferior explosivo y ajeno a la presión, el de Brisbane parte en la selección con un rol menor pero tiene piernas y descaro para ejercer de revulsivo anotador en cualquier momento. Con desborde en el 1x1 y un tiro que va y viene, con pocos minutos por delante deber ser también un aval en el apartado defensivo.

Elegido como abanderado de la delegación olímpica y figura clave para entender a la actual Australia, Patty Mills vuelve a ser el líder de una selección cada vez más ambiciosa. Absolutamente diferencial en el ámbito FIBA, el de los Spurs hace tiempo que dejó de ser con la selección un mero anotador para pasar a ser el principal referente ofensivo del equipo. Liberado en buena parte de los partidos de la dirección, su velocidad, verticalidad y facilidad para generarse el tiro le convierten en un anotador de primer nivel a lo que suma una querencia y facilidad para gestionar los momentos calientes de partido. Con capacidad de romper en el 1x1 y beneficiado de sistemas directos e indirectos para explotar su tiro exterior, Mills ha ganado madurez en la toma de decisiones sabiendo esperar sus momentos de partido, jugando sin balón y haciendo en muchas ocasiones de señuelo para liberar a sus compañeros. Rápido de manos en defensa, su impacto en ese aspecto queda limitado a momentos puntuales pero sin ser nunca un problema. Jugador más joven en debutar en unos Juegos con Australia en Beijing 2008, máximo anotador del torneo en 2012 y líder claro en 2016, Mills busca en Japón el paso definitivo en forma de medalla.

Campeón con Melbourne y firmando otra temporada notable, Chris Goulding vuelve a aparecer como el principal especialista en el tiro exterior de Australia. Indiferente a rival o circunstancias, como ya demostró en la preparación ante USA, Goulding arma el tiro con velocidad y con un rango de acción más que notable. Capaz de producir en lapsos extremadamente cortos y muy mejorado de cara a mezclar su juego, pasa por ser una solución ideal como microondas en este tipo de torneos.

Hijo de jugadores y formado en los Wildcats de Arizona, Josh Green no ha contado con demasiadas oportunidades en los Mavs en su año rookie y tampoco ha firmado una preparación especialmente notable. Con todo, su juventud, su notable presencia física para el puesto de 2 y su capacidad de atacar a sus defensores o de lanzar abierto, sin ser un especialista, le convierten en un jugador de rol interesante… y una apuesta de cara a la necesaria regeneración que ha de afrontar Australia a medio plazo.

Estadounidense de nacimiento y formación, Matisse Thybulle es una de las grandes novedades en la convocatoria australiana. Nacionalizado gracias a los años pasados en Australia durante su niñez, la caída del proyecto de Brett Brown y Ben Simmons no le hizo cambiar de planes, protagonizando un aterrizaje en la selección excepcional. Muy integrado desde el inicio y de excelsa química con Mills, Thybulle (cuyo nombre propio efectivamente es deudor del genio francés) llegaba tras ser elegido en el segundo mejor quinteto defensivo del año, algo que ha refrendado en los Boomers con un impacto inmediato. Activo en el lado débil, intuitivo en las ayudas y atacando las líneas de pase, el de los Sixers eleva el tono de los aussies retroalimentando el ritmo. Notable en campo abierto, en la preparación está leyendo muy bien el uso de las esquinas y mostrándose fiable en un tiro exterior que no siempre ha sido su fuerte. Si consigue mantener ese estado, Australia tendrá mucho ganado.

De vuelta a la selección, Dante Exum busca reencontrarse con su identidad perdida entre lesiones, falta de confianza y cierta indefinición en el juego. Atleticamente aún excepcional, defensivamente va un poco por libre pero su envergadura y ese punto anárquico ayudan a Australia a tener variantes. Con su tiro siendo todavía un problema, en ataque respira en transición o con espacios mientras que en el estático no ha acabado de coger el pulso al equipo, forzando en demasía en ocasiones… aunque siendo, gracias a su largo y potente primer paso, un balón de oxígeno en ocasiones.

Partiendo como tres, jugando por momentos como falso cuatro y ejerciendo en muchos momentos como el segundo generador del equipo, Joe Ingles pasa por ser una de las claves del equipo de Goorjian en su asalto a las medallas. Heterodoxo como pocos, capaz de buscar el aro, generar o crear tiros inesperados, el ex ACB llega avalado por su intachable papel en los Jazz y está ante la oportunidad de dar, al fin, un golpe encima de la mesa en la selección. Con problemas, en ocasiones, para gestionar los tiempos, y adoleciendo de pausa en su juego, en especial cuando es capaz de encadenar varias acciones correctas, Ingles pasa por ser un extraordinario tirador en Utah mientras que en sus últimos años con los Boomers ha adolecido de lo contrario. Inteligente y clave en la química del equipo, de que su zurda encuentre el feeling con la distancia FIBA puede depender la longitud del camino australiano.

Tras un notable paso por Partizan y Zalgiris, el fichaje este pasado curso de Jock Landale por Melbourne ha terminado por revelarse como un gran acierto para un jugador que ha ido de menos a más durante la temporada hasta acabar dibujando un final de año espectacular coronado con el título de la NBL y el MVP de las finales. Cada vez más asentado como cuatro abierto pero dando minutos de calidad como interior más puro del equipo, Landale sigue siendo un aval de actitud, presencia en el poste medio y garra. Más corajudo que táctico en lo defensivo, su buena presencia en el rebote le convierten en muy importante en un equipo que en ocasiones sufre en ese aspecto. Mejorado, aunque con mucho camino por delante, en la lectura del estático, su cada vez mayor naturalidad en el tiro exterior le avala como otra de las claves de esta Australia.

Tras un correcto primer año en Europa, Nik Kay repite convocatoria en un gran torneo con Australia tras haber tenido momentos de cierto impacto en el Mundial 2019. Formado en la NCAA y de eclosión tardía, Kay ha ido ganando espacio poco a poco en su carrera tanto en una sólida carrera en la NBL como en selecciones “B” australianas como la que se llevó el oro en los Juegos de la Commonwealth en 2018 arrasando en la final a Canadá. Heredero de la estirpe de jugadores como Vlahov o Ronaldson, Kay encarna al clásico cuatro aussie, no especialmente alto, no explosivo ni rápido pero si fuerte, duro, decidido y versátil. Inteligente en el juego sin balón y de notable presencia defensiva, sus bloqueos, algún tiro abierto y sus buenas manos le garantizan puntos fáciles en lapsos cortos.

La retirada de Bogut y, en menor medida la baja de Humphries, convierten a Aron Baynes en la principal referencia en el juego interior. Tras un curso no especialmente halagüeño en los Raptors y habiendo sufrido un golpe en la rodilla que le impidió la disputa del último amistoso, un buen nivel del ex del Olimpija se antoja básico para las opciones australianas. Con menos físico que antaño pero aún contundente en las finalizaciones, su cada vez mayor tendencia a jugar de cara al aro puede facilitar el juego de espacios de los Boomers.

De carrera ascendente en Serbia (FMP y Estrella Roja) tras su formación en NCAA y a punto de embarcarse en la NBL, Duop Reath se ha ganado un sitio en los 12 para los Juegos gracias a una notable preparación. Físicamente potente y con cierta capacidad de jugar abierto, en los amistosos ha sabido adaptarse a un papel más de especialista y a aprovechar la atención sobre los exteriores para castigar en las continuaciones. Algo irregular en ocasiones y con unas manos algo cuestionables, si sigue mostrando ese nivel de concentración puede tener minutos de impacto en Japón. Natural de Sudán del Sur al igual que Jo Lual-Acuil, Maker o Adel Deng, Reath forma parte de la emigración llegada tras la guerra civil y que empieza a tener un peso más que importante en el basket australiano.

Por cierto: excusa perfecta para volver a recomendar "Sunshine", una mini serie australiana de 2017 que, ambientada en Melbourne, giraba en torno a la figura de un refugiado sud-sudanés que comenzaba a despuntar como promesa baloncestística. Con esa premisa, y un giro criminal como acelerador de la trama, la serie servía como un retrato nada maniqueo de esa comunidad y de la que la acogía. No estamos, entre otras cosas por su corta naturaleza, ante un retrato tan completo y agudo como supuso la maravillosa "Redfern now" sobre la comunidad aborigen, pero merece igualmente mucho la pena

SUPLENTES

Aunque Australia fue una de las primeras selecciones en confirmar sus 12 para Tokio, hasta última hora ha mantenido en el equipo a un par de suplentes por si hubiera alguna baja de última hora. Por un lado, Josh Giddey encarna una de las mayores esperanzas aussies a corto plazo. Con mucho por asentar en su tiro exterior y un problema serio en su poco gusto por el contacto, todo lo demás apunta a jugador de excelso nivel. Todoterreno capaz de jugar en casi cualquier posición exterior, con sexto sentido para el rebote y una notable capacidad de pase, Giddey procesa el baloncesto con una naturalidad aplastante solo a la altura de los elegidos, recordando en ciertos aspectos al Bodiroga de Trieste.

Con un perfil muy diferente pero mucho más hecho como jugador, Xavier Cooks pasa por ser uno de los mejores defensores de Australia así como un excelente hombre orquesta. Fijo en la selección para el Mundial, una lesión le dejó fuera y le ha frenado un tanto en lo que parecía ser una interesante progresión ofensiva.

EL ENTRENADOR

Tras la salida de Andrej Lemanis y la posterior renuncia de Brett Brown, Brian Goorjian vivirá su segunda etapa en la selección australiana con la misión de olvidar un primer paso de ingrato recuerdo. Natural de California y formado en la Universidad de Pepperdine, Goorjian, que no había sido drafteado, dio su salto al profesionalismo de la mano de los Melbourne Tigers en los que habría de permanecer casi una década. Tras una retirada más o menos temprana, emprendía así una carrera como técnico que le convertiría en una leyenda en la NBL. Seis veces campeón liguero (1992, 96, 2003, 04, 05 y 09) y otras tantas elegido entrenador del año, el entrenador estadounidense pasaría tras su último título a entrenar en China primero como entrenador jefe y luego como asistente hasta que esta misma temporada, y tras más de una década alejado, regresaba a Australia para hacerse cargo de los Hawks firmando una muy buena campaña.

Con ciertos problemas de rigidez en el trato con los jugadores en su primera etapa, pero clave en la apuesta por Mills, Goorjian aparece hoy con un perfil más moderado, más permeable a los avances del juego y, por lo visto en la preparación, con una idea de juego más directa que la de su antecesor pero respetando varias de las pautas que devolvieron a Australia a la élite. Gran preparador de partidos pero de relativa poca cintura en la dirección de los mismos, queda ver su gestión de minutos y de los partidos que se salgan del plan. Con todo, su renovada química y su amplia experiencia hacen indicar que esta segunda etapa bien pudiera ser mucho más exitosa que la pretérita.

DATOS, CLAVES, CURIOSIDADES…

ESTILO: Una de las claves de los éxitos recientes de Australia pasa por la recuperación, en parte, del estilo tradicional del equipo, con un referente anotador, defensa agresiva y muchos especialistas polivalentes. A todo eso, Lemanis le había añadido una importante querencia por la circulación de balón y el uso de los espacios. Con menos cambios de los esperados, quizás sea en esto donde Goorjian más ha metido mano presentando, al menos en la preparación, un juego mucho más directo, jugando con mucha ruptura individual y sistemas para finalizadores más que para madurar jugadas.

BARRERA: Cuatro veces semifinalista de los Juegos y otra del Mundial, Australia no tiene en cambio ninguna medalla, presentando un 0/10 en partidos decisivos. Sólo la Grecia 1993-98 presenta un registro similar, con cinco semifinales, en su caso, entre Europeos y Mundiales, sin medalla, aunque en el caso de los helenos fue en un lapso de tiempo mucho más corto y fuera de él sí han tenido éxito. En el caso australiano, y hasta el partido por el bronce ante España en 2016, presentaba además una serie de derrotas duras en esa lid:

1988: -21 ante Yugoslavia (-29 en el bronce ante USA)
1996: -28 ante USA (-8 en el bronce ante Lituania)
2000: -24 ante Francia (-18 en el bronce ante Lituania)
2016: - 26 ante Serbia (aquí sí, ajustada derrota en el bronce)

Teniendo en cuenta lo ajustado del bronce olímpico en 2016 y de los partidos decisivos de 2019, se puede decir que a Australia sólo le queda el último paso. El más difícil, eso sí...

JUEGO INTERIOR: Retirado Bogut y lesionado Humphries, Australia parte con un juego interior relativamente corto donde la capacidad de Baynes de aportar y de Landale de multiplicarse van a ser claves para sus opciones. A cambio, las nuevas caras en el perímetro van a permitir un grado de actividad y ayudas que pueden cerrar muchas vías de agua.

AUSENCIAS: Ausente casi desde su debut en aquel clasificatorio ante Nueva Zelanda, un año más Australia no volverá a contar con la presencia de Ben Simmons. Decidido en esta ocasión a ser parte de la selección, su flojo rendimiento en la serie ante los Hawks, con el agravante de sus “desapariciones” en los últimos cuartos, acabaron por hacerle saltarse el verano en busca de una mayor reflexión. Debido a un problema de rodilla tampoco estará un Isaac Humphries convertido en uno de los mejores interiores de la NBL y con un hueco claro tras la retirada de Bogut. A su vez, Ryan Broekhoff, recién renovado en los Phoenix, declinaba la invitación debido a sus problemas de salud mental y tras un año donde tampoco en lo físico había acabado de responder.

TIRO EXTERIOR: Clave, obviamente, para cualquier selección en el basket moderno, para Australia no es la excepción con casi todos sus jugadores siendo capaces de meter de fuera pero con muchos de ellos siendo tiradores de sensaciones, por lo que mantener la regularidad en ese aspecto va a ser clave. En especial, Joe Ingles, especialista consumado en los Jazz pero que hasta esta preparación llegaba con un 18/87 en triples e sus cinco últimos años con la selección.

MOMENTO OLÍMPICO: Cuatro veces semifinalista en unos Juegos, de todas ellas quizás la más recordada fuera la lograda en Atlanta, cuando en unos emocionantes cuartos de final el equipo australiano apeaba a la Croacia de Kukoc y Radja (73-71), liderada por el gran Andrew Gaze, muy bien secundado por un Tony Ronaldson autor del 3+1 que acababa por reventar el partido.

En el lado opuesto, y pese algún batacazo más sonoro, quizás el momento más amargo fue quedarse sin medalla en “sus” Juegos. Semifinalista en Seúl, derrotando en los cuartos a España, y en Atlanta, haciendo lo propio con Croacia con el inolvidable 3+1 de Tony Ronaldson, el cuadro aussie llegaba a sus Juegos de Sidney con el objetivo claro de conseguir la primera medalla de su historia. Con un grupo compacto y entregado al poderío anotador de Gaze y Heal (a la postre máximos realizadores del torneo), Australia arrancaba sin embargo cosechando dos derrotas. La segunda esperada ante Yugoslavia, la primera no tanto ante una Canadá maravillosamente guiada por Steve Nash. Autor de 15 asistencias y de cosas que no se pueden reflejar en una planilla de estadísticas, Nash comenzaba así la primera de las exhibiciones que culminarían con su selección liderando el grupo. Un liderazgo que se certificaba con el triunfo en la última jornada ante Yugoslavia por 83-75. Nash anotaba 26 puntos, capturaba 8 rebotes, repartía 8 asistencias (oficialmente; viendo el partido parecen el doble) y conseguía que en la rueda de prensa posterior Zeljko Obradovic afirmara: “es una de las pocas veces que he sido incapaz de enfadarme con una derrota… ha dolido, pero cuando enfrente ves algo tan grandioso como lo que ha hecho Steve Nash no se puede hacer nada”.

Por su parte, Australia enderezaba su deriva inicial logrando tres victorias consecutivas que le llevaban al tercer puesto. En esa tesitura, el rival de cuartos resultaba ser la Italia de Tanjevic, vigente campeona entonces de Europa y sólo por detrás de USA en el grupo inicial. Por si fuera poco, el conjunto transalpino conseguía llevar a la pista su planteamiento basado en el control del ritmo y una notable presencia defensiva. Y pese a ello, con el público de Sidney jugando un papel clave, Australia lograba sobreponerse con 27 puntos de Gaze para vencer por un exiguo 65-62. Cuarta victoria en serie tras un flojo inicio, tercera semifinal en cuatro ediciones, conjunto local… muchos factores parecían acercar la ansiada medalla. Por si fuera poco, tras la rutinaria victoria de USA, Lituania, sin Sabonis ni Karnisovas, daba tras una floja primera fase la sorpresa eliminando a una Yugoslavia muy tocada por la baja de Danilovic, y para rematar, en el cruce del que debía salir el rival de los Boomers, Francia hacía lo propio cargándose a la por entonces exuberante Canadá.

Cuarto de grupo tras haber vencido tan sólo a Nueva Zelanda y China, el conjunto galo llegaba al cruce con el buen sabor de boca de haber tuteado a Estados Unidos en lo que entonces se había entendido como un ejercicio de relajación de los jugadores NBA. Por si fuera poco, Les bleus se presentaba en los cruces con la baja de Yann Bonato por lesión. ¿Fácil para los locales? Nada más lejos de la realidad, con un planteamiento agresivo y sorprendente en el que Sonko, Diamoussi, Foirest y Sciarra se turnaban en la presión a Nash, el conjunto de Jean Pierre De Vincenzi dejaba a los canadienses en tan sólo 23 puntos al descanso, una losa ya imposible de superar en un segundo tiempo donde Rigadeau y Risacher ponían la puntilla. ¿Exceso de euforia? ¿Falta de plan B? La semifinal apenas tenía color, y es que los galos barrían a los anfitriones por un claro 76-52 antes de volver a tutear a USA en la final. Australia, a su vez, rota e incrédula, caía en el bronce por otro contundente 89-71 ante Lituania.

DEFENSA: Probablemente uno de los puntos donde más puede crecer esta Australia es en la defensa. Aún con la bajada de prestaciones de Dellavedova o Baynes, el buen papel de Landale y la talla física de Exum, Green y, en especial, Thybulle han dado una nueva dimensión a un equipo australiano en ocasiones un punto anárquico en su tendencia a presionar pero con momentos de un impacto defensivo y una agresividad a las líneas de pase de absoluta élite.

PRECEDENTES CON RIVALES DE GRUPO

VS NIGERIA: Inédito en los Juegos, cuenta con un precedente en el Mundial de 1998 saldado con victoria australiana por 70-64 con 44 puntos de la pareja Gaze-Heal. Ogwudire con 17 era el máximo anotador del conjunto nigeriano. En la preparación para los Juegos ambos equipos se encontraron con victoria muy holgada de los australianos pese a reservar a varios jugadores clave.

VS ITALIA: Cuatro enfrentamientos hasta la fecha en JJOO y reparto de triunfos, con Australia venciendo en los cuartos de final de 2000 y en la fase previa de Moscú 1980 e Italia haciendo lo propio en Montreal y Los Ángeles 1984.

En lo que a Mundiales se refiere, se han encontrado en dos ocasiones. La primera en el Mundial de Filipinas con triunfo italiano por 87-69 y Bariviera como máximo anotador. En 1990, en Argentina, Italia repetía triunfo en un memorable duelo anotador entre Gaze y Riva, aunque el posterior triple empate con Brasil dejaba a los italianos fuera de la lucha por las medallas avanzando Australia y el propio equipo brasileño.

VS ALEMANIA: Incluyendo a la RFA, hay cuatro precedentes olímpicos con pleno de victorias australianas hasta la fecha (1972, por partida doble en 1984 y en 1992)

En cuanto a los Mundiales, sólo hay un precedente: el “extraño” de 2010 donde Australia aplastaba a una Alemania que había empezado a buen nivel el torneo por un contundente 78-43. De aquel partido continúan Mills (máximo anotador), Ingles y Baynes (también jugó el ahora asistente Matt Nielsen) por parte aussie y Robin Benzing por parte germana.

CAÑONEROS: Hasta cuatro jugadores australianos han sido los máximos anotadores en unos Juegos Olímpicos: Patty Mills, Andrew Gaze, Ian Davies y Eddie Palubinskas, un honor que ningún otro país comparte y una prueba más de su papel en el torneo. A su vez Shane Heal fue el segundo máximo anotador en otra ocasión, demostrando que los Boomers siempre han tenido artilleros.

CONTINUIDAD: Australia ha participado de manera consecutiva en todas las ediciones desde Munich 1972, y con la de Japón acumula 15 presencias en los Juegos, algo sólo al alcance de Brasil y Estados Unidos.

SOBRENOMBRE: En Australia casi todas las selecciones nacionales tienen un sobrenombre por el que se las conoce. En el caso del baloncesto masculino, es el de Boomers, una de las formas de denominar a los canguros.

EXPERIENCIA OLÍMPICA:

Patty Mills: 3 veces olímpico (2008, 12 y 16)
Joe Ingles: 3 veces olímpico (2008, 12 y 16)
Matthew Dellavedova: 2 veces olímpico (2012 y 16)
Aron Baynes: 2 veces olímpico (2012 y 16)
Chris Goulding: 1 vez olímpico (2016)
Brian Goorjian: 2 veces olímpico (2008 y 12)





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1 - Aguante regatas :)

Publicado por muza2021 el día 21/12/2021 a las 22:34h.
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