¡Que nos vamos a Pekin! |
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Hola a todos los amigos de BasketMe.com. Soy Elisa Aguilar, jugadora de la selección española de baloncesto y a partir de hoy os voy a contar mis sensaciones en el camino a los Juegos Olímpicos de Pekin, para los que hemos obtenido la clasificación esta misma semana.
Para empezar, quiero contaros algunas de las sensaciones que he tenido durante este Preolímpico. La verdad es que ha sido algo muy especial, no sólo porque al final hemos conseguido nuestro objetivo, clasificarnos para las Olimpiadas de Pekín (que no es poco ni nada fácil), sino porque la atmósfera vivida desde el primer día en esta selección invitaba al éxito.
Las jugadoras del Ros Casares y Perfumerías Avenida Salamanca fuimos las últimas en incorporarnos a la concentración del equipo nacional, justo cuarenta y ocho horas después de haber jugado el último partido de la final de liga, y aunque estábamos muy cansadas nos podía mas la ilusión y la motivación de estar en unos Juegos Olímpicos que todo el estrés acumulado de la larga temporada. Cuando llegué a San Fernando vi que a las jugadoras que por primera vez acudían a la selección absoluta se las veía un poco cortadas con las mayores, pero una vez roto el hielo… ¡vaya si se soltaron!
Entrenamos muy duro y nos salieron muy bien los partidos amistosos de preparación. Todo iba tan bien que hasta nos daba un poco de vértigo esa “euforia” que veíamos a nuestro alrededor. Una vez en Madrid el gusanillo del estomago hacia su aparición por primera vez porque el momento de comenzar estaba muy próximo, aquello por lo que habíamos trabajado durante todo un mes.
Sabíamos que contra Islas Fiji, nuestro primer partido, lo tendríamos fácil y que el torneo “real” comenzaría el miércoles frente a Brasil. Una vez que llegó ese día clave las cosas no nos fueron bien y finalmente perdimos. Cuando llegamos al hotel, las sensaciones de Amaya Valdemoro, Anna Montañana y de mí misma en la habitación después de cenar eran que contra lo que pudiera parecer eso iba a ser positivo para nosotras: al ir todo “tan bien” hasta entonces parecía que íbamos a ganar todos los partidos sin despeinarnos, así que la derrota con Brasil fue un buen toque de atención. Además, desde que vi a Cuba jugar contra Bielorrusia un día antes supe que prefería jugármela contra ellas que con Bielorrusia. Las cubanas me parecieron un gran equipo, pero sabía que físicamente no nos iban a aguantar.
El día que tanto ansiábamos llegó, y menos mal que jugábamos por la mañana, porque si no hubiese sido un día larguísimo. La atmósfera del pabellón era impresionante y a medida que el partido iba transcurriendo nuestra superioridad era mayor y nuestra garra y agresividad iba multiplicándose. Yo creo que las cubanas en un momento dado pensaron que jugábamos con alguna jugadora más, por toda la intensidad que mantuvimos en el partido.
Y cuando la bocina sonó llegó el momento de la alegría, los saltos y los lloros. Pudimos celebrarlo con nuestras familias, amigos y toda la gente que había venido expresamente a apoyarnos y animarnos. Fuimos al Mesón Txistu con José Luis Sáez, al que damos también las gracias por estar siempre pendiente de que a sus niñas no les falte de nada, y nuestros más allegados para celebrar el éxito por todo lo alto, ya que la ocasión lo merecía. Fue algo irrepetible y que se quedara en mi memoria siempre.
Y ahora nos vamos a Pekín a disfrutar, a competir y, por qué no… ¡a soñar!.