Una Real experiencia (Análisis temporada 09-10) |
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Tenía previsto hacer el análisis y balance de lo que ha sido la temporada 2009-10 del Real Madrid Baloncesto al finalizar la misma. La forma en que se desarrollaron los hechos no lo permitió entonces. Durante este tiempo he visto/oído muchas valoraciones de terceros y no quiero finalizar mi etapa en el Club sin hacer la mía propia.
Vaya por delante mi agradecimiento por la experiencia vivida. El Real Madrid es una organización que parece muy grande desde fuera, pero todavía lo es más desde dentro. Los profesionales que lo conforman hacen que sea así. No sólo tienen talento y motivación, además son perfectamente conscientes de lo que representa el Club y saben estar a su altura.
Haber formado parte de esta institución ha sido una experiencia extraordinaria y me siento muy agradecido de haber podido vivirla.
El planteamiento que se me formuló cuando fui contratado era devolver al Real Madrid a la posición preeminente en Europa que había tenido en el pasado. Aunque la frase típica que se suele mencionar es aquella de
“aquí sólo vale ganar”, la realidad desde la que partíamos en el verano del 2009 era la siguiente:
- No se ganaba la Copa del Rey desde hacía 16 años (La Coruña 1993)
- No se participaba en una Final 4 desde hacía 13 años (París 1996)
- En la Liga ACB el equipo venía de haber sido 5º y 4º las dos últimas temporadas, en las que no había llegado a la final de ninguna competición.
Así las cosas, era evidente que
se hacía necesaria una profunda remodelación de la plantilla. Y en ello nos pusimos cuando me incorporé el 15 de junio. El concepto planificación no podía formar parte de nuestro manual comenzando a esas alturas. Como comparación, diré que el 15 de junio de este año (2010) hacía meses que teníamos definidos los jugadores que luego se han incorporado e incluso diseñadas operaciones para próximas temporadas. No hace falta explicar que el tiempo no fue nuestro aliado.
Tampoco ayudaba la situación contractual. Nueve jugadores (Papadopoulos, Hervelle, Massey, Marko Tomas, Sinanovic, Bullock, Reyes, Bogdanovic y Oleson) tenían contratos en vigor, varios de ellos por más de una temporada. Se hacía necesario trabajar en la doble dirección de crear espacio dentro de la plantilla mientras se negociaban las nuevas incorporaciones. Y así comenzamos a contratar principalmente jugadores de rendimiento inminente, aunque con contratos que nos permitiesen maniobrar a final de temporada para no hipotecar el futuro.
Estábamos construyendo una plantilla virtual. No se trataba de lo habitual, complementar con algunas adiciones una estructura ya existente. En este caso hacíamos un equipo prácticamente de cero, imaginando como encajarían las piezas. Otro punto importante es que era la primera ocasión en que trabajaba con Ettore y por tanto nos faltaba el conocimiento profesional mutuo que luego tuvimos cuando avanzó el año.
Llegados a este punto quiero explicar como fue la responsabilidad de decisión de los fichajes durante toda la temporada. Tomar bien las decisiones no garantiza tomar la mejor decisión, pero creo que desarrollamos un proceso muy riguroso y al cual incorporamos conceptos que había aprendido en mi experiencia con los Spurs. Se trata de introducir el máximo de elementos objetivos posibles en la decisión. Para ello:
- Contratamos un servicio de video avanzado que permitía desmenuzar el juego de los jugadores y llegar a un nivel de análisis muy profundo (uno de mis “legados” a la Sección).
- Realizamos estudios analíticos de las estadísticas de los candidatos, estableciendo algunos ratios que no se usan en las estadísticas convencionales.
- Recabamos informaciones sobre actitud y personalidad entre entrenadores, compañeros y otras personas que los conociesen bien.
- En algunos casos incluso dispusimos de informaciones médicas para corroborar su salud.
- Organizamos entrevistas personales con los candidatos cuando el timing de decisión lo permitió.
Con todos estos datos, Ettore, Alberto Herreros y yo mismo establecíamos un proceso de contraste del cual resultaba la decisión final. Trabajar con ambos ha sido una experiencia fenomenal. Quiero agradecerles lo que creo haber mejorado personalmente conviviendo con ellos durante todo este tiempo.
En cualquier caso, tanto para lo bueno como para lo malo,
me considero el responsable último de todas las operaciones. En mi condición de máximo ejecutivo de la Sección, no sólo lideré este proceso, sino que fui quien negoció las condiciones en que se contrataron.
Tras un agitado verano en el que se produjeron 8 entradas y 7 salidas, afrontamos la temporada con una plantilla que en aquel momento era catalogada como “Galáctica” y vista de forma general como la gran candidata a luchar con el Barcelona por todos los títulos en juego. Creo que aquí es donde cometimos un error importante (me pongo el primero como responsable) al aceptar la comparación con el equipo de fútbol y compartir esos adjetivos. Nuestras posibilidades económicas para nada nos permitían acceder a los Kaka o Cristiano del baloncesto. De hecho,
la plantilla con la que comenzamos la temporada era incluso más barata que la de la temporada anterior. El incremento presupuestario se había ido en las rescisiones de los que marchaban. Pero no me atreví/atrevimos a enfriar la enorme ilusión que se había generado en aquellos momentos alrededor del proyecto.
La consecuencia fue que el Equipo se vio sometido a una tremenda presión desde el principio. La presión es como el vértigo, te asusta, te atenaza e incluso te puede paralizar. Si a cualquiera de nosotros nos preguntan si somos capaces de caminar por un pasillo de 1 metro de ancho, sin duda responderemos que si. Pero si nos añaden que a cada lado del pasillo hay un precipicio de mil metros de profundidad, seguramente lo veremos diferente. Eso es la presión, el miedo a lo que te puede pasar si caes al vacío hace que tu capacidad para caminar sea completamente distinta. Y eso es algo que cada uno asume de manera diferente, si te quieres centrar en el camino y olvidarte del precipicio, el pasillo sigue midiendo 1 metro. Pero en nuestro caso es evidente que no superamos bien ese aspecto.
Visto retrospectivamente, la Supercopa fue nuestro mejor momento del año. Si consideramos las condiciones en que la afrontamos (sólo 10 días de entrenamientos con todo el equipo más las lesiones de nuestros 2 centers, Lavrinovic y Van den Spiegel), el resultado fue muy bueno. Ganamos claramente al Caja Laboral en semifinales y cedimos en un final a cara o cruz con el Barça.
Parecía que las perspectivas eran buenas y así se confirmó durante los meses de Octubre y Noviembre. Durante esta fase nuestra única derrota fue en la prórroga en Khimki, mientras ganamos todos los partidos de Liga ACB. Éramos líderes, tanto en la competición nacional como en la Euroliga e incluso la web Eurobasket nos calificaba como el mejor equipo de Europa. Nadie dudaba de la calidad de la plantilla y nuestros jugadores conseguían premios individuales. Pero ya se advertían los síntomas de la presión antes comentada. Los partidos en casa solían ser de un gran sufrimiento ante rivales a los que luego superamos claramente en sus pistas (Lagún Aro, Alicante, Murcia, etc.). Lejos de Vistalegre nuestro rendimiento era brillante (Sevilla, Málaga, Bilbao, etc), pero ante nuestra afición jugábamos muy atenazados. Y no era porque no tuviésemos su ayuda, toda la temporada acudió en gran número y apoyo al equipo de forma impecable.
Llegó el negro mes de Diciembre. Toda aquella presión que nos estaba minando explotó de golpe. Perdimos en Sopot y quedamos literalmente bloqueados. Los siguientes 4 partidos de ACB fueron también derrotas. Sólo la impresionante victoria en pista del Panathinaikos contrarrestó el vendaval que nos azotaba. Parecía que no éramos el mismo equipo que hacía unas semanas. La forma en que se produjo la derrota en el partido de liga ante el Barcelona fue una de las cosas que más daño nos hizo. Pese a todos los factores negativos que se juntaron aquel día, sólo el factor psicológico permite entenderla.
Tuvimos que comenzar a maniobrar sobre la marcha. Los problemas en la defensa de los aleros altos ya nos hacían ver desde hace tiempo que necesitábamos un jugador que nos ayudase. Cuando Sergio Llull se lesionó decidimos dar el paso. Había la oportunidad de fichar a Marko Jaric, quien solventaba ambas cosas: tenía talla y fuerza para defender jugadores potentes, a la vez que podía dar un relevo en el puesto de base mientras Llull estuviese fuera. Si se me permite, creo que fue una operación brillante. Con un coste económico muy bajo, llegó un jugador con un potencial tremendo que revitalizó al Equipo. De hecho se convirtió probablemente en el hombre con mejor rendimiento en los siguientes 2-3 meses. Desgraciadamente su final de temporada no fue igual, especialmente cuando pasó a jugar de base.
Igualmente la lesión de Van den Spiegel nos obligó a reaccionar. Veníamos siguiendo a Ante Tomic desde hacía meses e incluso yo le había ido a ver jugar en directo un partido en pista del Hemofarm. Teníamos planificado incorporarlo para la siguiente temporada, pero ante la nueva situación decidimos acelerar el proceso. Personalmente creo que fue algo tremendamente acertado, es un jugador con un potencial inmenso y ya en esta temporada realizó actuaciones impresionantes.
Para algunos la cantidad de cambios realizada es uno de los argumentos en contra a la hora de enjuiciar la temporada. Se contabiliza incluso el fichaje de un jugador que fue contratado para entrenar durante 1 mes (Cheikh Samb) como consecuencia de las lesiones de los hombres grandes. Ya sabemos que todo es según se mire, el campeón Caja Laboral realizó 12 nuevas contrataciones durante la temporada que, de forma generalizada, son catalogadas como ejemplo de agilidad en la gestión.
Llegamos a la Copa del Rey llenos de incertidumbres. El último partido antes de la misma fue una dura derrota ante el Bilbao en Vistalegre. Pero nos rehicimos bien y jugamos unos buenos cuartos de final ante el Joventut y una gran semifinal ante el Caja Laboral. Sin embargo, la forma en que perdimos la final fue otro duro castigo para el proyecto.
El siguiente punto de inflexión fue el partido de Euroliga contra el Maccabi. Habíamos ido a parar al que muchos convinieron en llamar “el grupo de la muerte”. Pero tras la victoria en la pista del Efes Pilsen, simplemente nos bastaba ganar al conjunto israelí en casa para ser los primeros de grupo y jugar el play-off de cuartos de final contra el Partizan y con ventaja de pista. Parecía que iba a ser así cuando ya dominábamos por 16 puntos en el segundo cuarto. Pero de repente, en el último cuarto nos volvimos a bloquear. Perdimos de forma muy dolorosa y nos toco enfrentarnos nuevamente al Barça con desventaja de pista. El equipo dio una muestra de orgullo y realizó 2 grandes partidos en el Palau, arrancando una victoria. Sin embargo en Vistalegre el rival ofreció probablemente su mejor nivel de la temporada y nos apartó de la Final 4.
Desde este momento hasta el final de la fase regular se produjo un impasse que intentamos aprovechar para afrontar los play-off en la mejor condición posible. Ante las situaciones de colapso que veníamos sufriendo en ataque en algunos momentos de los partidos creímos conveniente incorporar a Morris Almond. Se trataba de un jugador con una capacidad anotadora ampliamente contrastada y al que contemplábamos también como una opción de futuro. Desgraciadamente llegó en un momento en que nuestra confianza se hallaba bajo mínimos y en lugar de aportar esa frescura realizadora, acabo contagiándose de la dinámica. Estoy seguro que Morris tendrá una exitosa carrera en Europa, condiciones para ello tiene de sobra.
El último capítulo de la temporada lo constituyó el play-off, el cual iniciamos en una situación de mucha fragilidad. La derrota en el primer partido contra el Cajasol en Vistalegre provocó que la afición, por primera y única vez durante la temporada, reaccionase negativamente. Tengo que decir que haber esperado hasta ese momento demuestra la mucha paciencia que tuvo.
Nuevamente, como fue una constante durante todo el año, el equipo reaccionó bien ante una situación límite. Ganamos los 2 siguientes partidos y accedimos a las semifinales donde esperaba nuevamente el Caja Laboral. Dos derrotas en el último tiro en Vitoria nos impidieron venir a Madrid con la eliminatoria en franquía. Pero los 2 mejores partidos como locales de todo el curso nos dieron la oportunidad de jugárnoslo todo a una carta en el quinto partido. Se volvió a cumplir la dinámica que ya habíamos visto, el equipo había reaccionado bien en la situación límite pero no conseguía dar el paso definitivo cuando lo tenía a su alcance.
Como valoración final diré que
lo mejor de la temporada fue haber consolidado una base de plantilla sobre la que seguir edificando. De hecho sólo han sido necesarias 3 incorporaciones para la 2010-11. A nivel de resultados se había realizado el mismo papel en Euroliga (play-off de ¼) y se había mejorado en ACB (de 4º a 3º) y en Copa del Rey (de cuartofinalista a finalista).
Pero está claro que es una mejora insuficiente ante las expectativas que se habían suscitado. A quienes continúan con el proyecto, les deseo la suerte necesaria para que los triunfos lleguen.
Aunque el rendimiento deportivo del equipo profesional es la parte fundamental, hay también otras áreas imprescindibles para el crecimiento del proyecto donde trabajamos e introdujimos mejoras:
- Cantera: desde 1992 (Lasa y Santos) no ha habido ningún jugador surgido de las categorías inferiores capaz de asentarse en el Primer Equipo. Cuando vi el panorama me sorprendió mucho. Se tenía un equipo filial en la LEB Plata mientras se entendía que los jugadores salidos de nuestro junior no tenían nivel para esta categoría y debíamos contratar algunos veteranos. Había 16 becados, muchos de ellos traídos del extranjero, de los cuales sólo Mirotic tenía proyección de Primer Equipo. Mientras tanto nuestro scouting en la zona de Madrid era insuficiente. No había equipo infantil y los competidores lo aprovechaban para reclutar jugadores en edades más tempranas. Etc.
El excelente trabajo de Alberto Angulo y Pablo Sañudo permitió realizar
una reorganización de toda la estructura de las categorías inferiores. Incorporamos a 2 jugadores líderes de sus respectivas generaciones (Alberto Jódar y Dani Díez). Decidimos inscribir el equipo filial en la Liga EBA (a partir de 2010-11) e intensificamos las labores de scouting en toda España, especialmente en el área de Madrid. El resultado es la incorporación de diversos jugadores con notable proyección. Los resultados, como suele pasar en formación, no se verán hasta un medio plazo.
- Instalaciones: el pabellón donde venía entrenando el equipo en Las Rozas era claramente insuficiente y lastraba la preparación del mismo. Había problemas estructurales (falta de climatización, disponibilidad de horarios, vestuarios, etc.) que afectaban severamente a las condiciones de trabajo. Reaccionamos con agilidad y comenzamos ya la temporada en el nuevo complejo del Valle de las Cañas. Puedo decir con orgullo que
este es el mejor centro de entrenamiento que hay actualmente en el baloncesto europeo, a la altura de muchos de NBA. Y además los equipos de las categorías inferiores también entrenaran en el mismo, poniendo fin a un problema secular como es la dispersión de la cantera del Real Madrid.
Asimismo, entendí que había llegado el momento del cambio del pabellón de juego. Gracias a la estupenda labor de sus gestores, Vistalegre había tenido una espectacular metamorfosis de plaza de toros a pabellón de baloncesto, cumpliendo una etapa muy positiva en la historia de la Sección. Pero sus posibilidades para seguir creciendo eran muy pequeñas. Mientras tanto la Caja Mágica, una de las mejores y más modernas instalaciones de Europa, estaba prácticamente sin uso. El tiempo dirá si esta es una decisión para vanagloriarse o esconderse, pero en cualquier caso me pareció una oportunidad magnifica para la Sección y así lo entendió el Club cuando se lo propuse.
No quiero terminar mi valoración de la temporada sin hacer un
agradecimiento expreso a los compañeros de la estructura de la Sección con los que he tenido la suerte de trabajar esta temporada:
Ana, Pepe, Gica, Julio, Ramón, Silvia y Marcos, así como los miembros del
staff del Primer Equipo. Todos ellos fueron una magnifica herencia que encontré y que me ayudaron desde el primer momento con su talento y profesionalidad. Conocerles y haber trabajado con ellos ha sido una de las remuneraciones recibidas en esta aventura.