Entrevista a Pedro Fernández Espinosa |
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Recordemos hoy una etapa en la historia del CB Murcia que incluye el penúltimo ascenso de categoría (2005/06) y una permanencia en ACB en la última jornada (2006/07), la misma etapa en la que el primer equipo del baloncesto murciano, y el murciano que más partidos ha jugado en ACB, se encontraron al fin después de muchos años de desencuentro. Hablamos de Pedro Fernández Espinosa, un zagal de Cartagena que se metió en el mundo del baloncesto del mismo modo en que salió de él: sin querer. Su carrera fue fulgurante y, aunque acortada por su lesión de espalda, le llevó a disfrutar de mil y una experiencias en equipos de larga tradición en el basket patrio: Sevilla, Gran Canaria, Fuenlabrada, Breogán, Bilbao y Murcia. En esos años, Pedro pudo disfrutar de su profesión, conocer gente –lo que más le gusta- y, finalmente, volver a su tierra y acabar aquí sus días como jugador. Pero ojo, solo como jugador de baloncesto. La carrera deportiva de Pedro Fernández acabará el día que decida colgar los palos de golf, pero esa es otra historia.
Pedro Fernández y un servidor arrastrábamos nuestra cita para la entrevista desde hace mucho tiempo. Compromisos varios han provocado que, al final, la charla con Pedro sea la última de esta serie sobre el 25 aniversario del CB Murcia, y desde luego, no es mala forma de acabar. Lo primero que me llama la atención es el aire reflexivo y distante que adopta Pedro al hablar de basket, y más aún cuando hablamos del CB Murcia en concreto. Antes de profundizar en ello, lo que quiero saber es cómo se metió en el baloncesto, y luego, cómo es posible que un crío con esa altura y ese físico pudiera salir de aquí sin pasar por las bases del CB Murcia. Vayamos por partes, como dijo Jack el Destripador.
BasketMe.com: A principios de los 90 empiezas a botar la pelota en Cartagena, ¿verdad?
Pedro Fernández: Sí, en 1990, cuando tenía 12 años.
B: Pero lo de jugar a basket, ¿por qué? ¿Por la planta que tenías, o porque te gustaba?
P: A mí me gustaba el fútbol, yo era portero de fútbol y lo mío era el fútbol. Jugaba en el equipo que había al lado de mi cole, el Fútbol Club Cartagena, y ahí estaba Juanmi, el portero. Era nuestro ídolo, y claro, yo quería ser como Juanmi, y cuando él fichó por el Real Madrid, pues para nosotros ya era la leche. Pero claro, llegó un momento en el que en las fotos del equipo, yo ya era más alto que el entrenador. Entonces mi padre me dijo que me fuera a jugar al baloncesto, aunque a mí no me gustaba. Fui a probar y yo tiraba así, con dos manos, claro, como tira la gente que no ha jugado en la vida.
B: ¿Qué medías con 12 años?
P: Pues no lo sé… Cuando me fui a Sevilla con 14 años, medía 1’92 ó 1’93… Ese año salió en la prensa que el Real Madrid hacía su operación altura, y un amigo me dijo, “Pedro, mira, que tú tienes la edad y encima das la altura, macho, tú puedes ir ahí y tal”, y yo, inocente de mí, le dije a mi padre, “mira, papá, que el Real Madrid está buscando jugadores…”. Mi padre me miró y me dijo, “pero bueno, vamos a ver, hijo mío, que tiras con las dos manos” (Pedro imita el tono de su padre, en plan “no me vengas con tonterías”). Y yo le dije, “¡pero llévame, que doy la altura!”. Entonces parece ser que habló con mi madre y le dijo, “oye, que el chiquillo quiere ir, vamos a llevarlo que se le quite el hipo y ya está”. Oye, y fui y me cogieron. Éramos allí doscientos y pico chavales, y se quedaron con tres, otros dos y yo, y me propusieron quedarme si yo tenía familia en Madrid. Aquella era la primera crisis por la que pasaba el Madrid de baloncesto, que solo contrataban a jugadores de Madrid. Entonces me dijeron, “si tienes algún tío, algún primo o alguien de aquí y no nos cuesta un duro, ahora mismo, jugador del Real Madrid”. Ellos no tenían ni becas ni residencias ni nada, y entonces le dijeron a mis padres que me presentaran en otro club, que me cogían seguro. Nos dijeron que las mejores canteras por entonces eran las de Estudiantes, Pamesa, Sevilla… Y no sé porqué, mi padre en el orden número uno llamó a Sevilla, y le dijeron, “sí, ya nos han dado referencias de tu hijo, tráelo que queremos verlo”, y fuimos. Estuve entrenando con ellos una hora y me quedé. Así fue…
B: ¿No pensaste en Murcia? ¿No pasaste por aquí?
P: Pues pasamos por Murcia… Además, hice unas declaraciones hace ocho o nueve años que sentaron muy mal aquí, porque dije que en Murcia solo se interesaron por mí cuando fiché por Sevilla. “¡Bueno! Que tenemos un murciano que lo ha fichado el Caja San Fernando…”. Y la persona que me despreció, sigue en el club. Mi padre llamó aquí, y le dijeron que aquí no fichaban a gente de Cartagena, y entonces nos fuimos a Sevilla. Por eso cuando debuté en ACB me hicieron una entrevista, y dije eso, que en Murcia solo me llamaron cuando fiché por Sevilla. No sentó bien, pero es que es la verdad.
B: Ya… Pero, ¿nadie más del club sabía de ti? ¿Ni Coello ni nadie?
P: No, es que yo creo que no sabían ni que existía, porque es verdad que yo era muy alto y tal, pero tampoco destacaba mucho. De hecho, en Sevilla vieron unas cualidades en mí que ni siquiera nosotros veíamos, ¿no? Para eso es gente que sabe de baloncesto. Yo ahora veo a un niño, y aunque no sepa jugar, te digo, “este crío vale”, porque se le ve. Ellos me lo vieron a mí y yo no me lo veía, y mi padre menos. Decía, “¿pero qué me estás contando?” (Risas). Y aquí está claro que tampoco, pero vamos, que yo me acuerdo de que mi madre le decía a mi padre, “¿nos vamos a llevar al crío allí, habiendo un club aquí?”. Antes no había autovía y tardábamos nueve horas en ir a Sevilla.
B: Pero por ejemplo Valencia está más cerca...
P: Sí, la idea era mirar también en Valencia, pero de repente Sevilla me abrió las puertas y estuve ocho años allí, o sea, que fue maravilloso.
B: Hiciste el mismo recorrido que luego hizo José Antonio Marco Gaona, pero su caso es distinto porque fue la época en la que se levantaron las bases del CB Murcia.
P: Sí, sí, él estuvo en Sevilla…
B: Me parece increíble que haya jóvenes jugadores murcianos que se tengan que ir… Otro caso fue el de Fran Murcia, aunque aquellos eran otros tiempos también.
P: Sí, es diferente. A Fran lo conozco porque jugué con él un año en Fuenlabrada. Sus padres viven por aquí detrás… Su padre estaba destinado a Zaragoza y Fran empezó allí. Él es murciano porque nació aquí, pero…
B: Yo creo que, después de Fran Murcia, tú eres el murciano que más partidos y temporadas ha jugado en ACB, ¿verdad?
P: Sí, sí… De hecho, el otro día lo hablaba con Nuria (su novia), que yo el día que me retiré, me hicieron un homenaje en Valencia jugando con la Selección, junto con Alfonso Reyes y Roberto Dueñas. Nos regalaron una camiseta de la Selección Española con el número uno y detrás con nuestro nombre, y eso fue porque hemos jugado más de diez temporadas en ACB. Creo que he jugado 214 partidos en ACB.
B: Volvamos al primero de esos 214 partidos. ¿Qué tal fue el debut?
P: Bueno, pues en Sevilla estuve en los cadetes, luego junior, y con 17 años recién cumplidos hice la pretemporada con el primer equipo, con (Aleksandar) Petrovic. Petrovic era un fenómeno… A mí me llamaba Paco, le importaba tan poco que no se aprendió ni mi nombre. Yo le decía, “Sasha, me llamo Pedro”, y él me decía, “sí, sí… Paco, ponte allí y defiende”. Yo le importaba un pijo, iba para entrenar. Ese año jugaba Warren Kidd en Sevilla, y Petrovic me decía que solo venía a defender a Warren. Me decía, “tú defiendes siempre, Warren ataca”. Si ellos metían, yo me daba la vuelta y a defender, siempre defendía.
B: ¡Vaya manera de que Warren Kidd trabajara su defensa! ¿No?
P: Sí, sí… Recuerdo que le dije, “Sasha, me voy a hacer el mejor defensor de la ACB”, y él me miró extrañado, y yo creo que ese día le di un poco de lástima y al día siguiente me dijo, “venga, mañana ven a entrenar otra vez”, y él me hizo debutar. Hicimos buena amistad. Cuando se fue a Lleida, que fui a jugar allí con Fuenlabrada, nos vimos en el hotel y nos tomamos un café. Era muy peculiar… Iba a entrenar con el chándal de los Nets.
Pedro con la camiseta de Fuenlabrada, en 2001 (Fuente: ACB).
B: El de su hermano Drazen.
P: Sí, y cuando lo vimos la primera vez, nos quedamos todos ahí… Porque claro, por contrato estaba prohibido llevar otra marca, pero a él le daba todo igual, él iba ahí con el chándal del número tres de los Nets, el de Drazen Petrovic.
B: ¡Qué grande! Bueno, y en Sevilla, con el buen trabajo de cantera y siendo ya un clásico de la ACB y todo, desde fuera se ve que la ciudad no termina de engancharse con su equipo y con el baloncesto, se ve cierta frialdad. ¿Cómo lo viste desde dentro?
P: A ver, Sevilla… Sevilla tiene dos problemas. Uno es el fútbol, con el Betis y el Sevilla, porque allí… Eso no es afición, es enfermedad o religión. El otro problema es el pabellón, que es una salvajada para la gente que iba, que eran cuatro o tres mil. El pabellón es cómodo para los jugadores porque el público está lejos, y el vestuario es muy grande, pero es un pabellón muy frío. Luego también es verdad que la gente que iba, iba de verdad, eran fieles. El año de Petrovic tuvimos suerte porque llegamos a la final y jugamos contra el Barcelona, y la gente de pronto dijo, oye, que aquí hay un equipo, ¿no? El año siguiente Petrovic lo hizo regular y vino Maldonado, y se volvió a hacer regular… Luego vino Pesquera, y ya luego llegó Imbroda, e Imbroda volvió a… Imbroda, el tío, tiene un arte para meter en el proyecto a todo el mundo, macho, y es que mete a todo el mundo, ¿eh? A la prensa, y al otro, y al otro… Él consiguió meter a todo el mundo ahí, a la gente, al club para que bajara los precios de los abonos, y se hizo amigo de no sé quién… Y de repente un día, para ver al Breogán, teníamos allí a nueve mil personas. Ese año jugamos la final de la Copa del Rey, que perdimos en Valencia contra el TAU, y la final de la liga contra el Barcelona, que perdimos otra vez, y el baloncesto volvió a dar otro empuje. Entonces, es verdad que en Sevilla siempre ha sido muy difícil, pero en algunas fases lo ha conseguido y ahora lo ha vuelto a conseguir, pero tú ten en cuenta que el Cajasol, como se llama ahora, siempre tiene que hacer más que los demás para conseguir lo mismo. El público que va a San Pablo es fiel, pero hay otros tres o cuatro mil que van según los resultados.
B: (Pienso en lo similar que es ese caso al de Murcia, aunque quiero creer que si el CB Murcia hubiera alcanzado la final de la liga y de la Copa, nuestra situación ahora sería distinta en cuanto a masa social). Yo creo que el pabellón no ayuda nada a Cajasol. He estado en San Pablo, y para ver y vivir el baloncesto, muy mal, ¿eh?
P: Sí, es muy grande y no es exclusivamente para baloncesto, es multitarea, es para tenis, es velódromo…
B: Bueno, pues estando tú allá, Murcia vivió una época muy buena de la que hemos hablado mucho aquí. Primero con Anderson, y luego con la Copa.
P: Sí, yo debuté el año que se hizo la Copa aquí, en el 96… Bueno, pero fue el año que luego Murcia bajó…
B: Entonces fue en la temporada 1996/97, la siguiente a la Copa.
P: Sí. Yo contra Murcia, en doce temporadas en ACB, he jugado solo tres veces.
B: ¡Qué poco!
P: Ya te digo… Desde el 96 hasta el 2008 he estado en ACB, quitando el año y pico aquí en LEB… He jugado contra Murcia tres veces.
B: Pero estando fuera, ¿seguías al CB Murcia?
P: No, porque para mí Murcia no era mi casa. Cuando me fui a jugar al Gran Canaria sí que seguía al Caja San Fernando, porque Sevilla era mi casa. Cuando yo estaba allí, no conocía a nadie en Murcia. Recuerdo que una vez vine a veranear a La Manga, y salí por ahí de fiesta con unos amigos, y me encontré a los jugadores del Murcia. Estaba Ramón (Moya), Xavi (Sánchez), Jordi Soler… Y nos miramos, y como todos los deportistas, nos saludamos, pero nada más. Yo iba a mi rollo porque Murcia no era mi casa.
B: Bueno, hablamos del club, porque tú siempre has hecho gala de “murcianía”, ¿no? Con tus pastelicos de carne, que te los llevabas a Sevilla…
P: Mi madre, mi madre… A ver, yo soy cartagenero de nacimiento, pero mi madre es murciana, es del Barrio del Carmen. La gilipollez esa de “yo soy de Murcia”, y “yo soy de Cartagena”, pues, ¿qué quieres que te diga? Yo soy murciano, y Murcia abarca desde Yecla hasta Cartagena, y desde Lorca hasta casi Orihuela, ¿no? Ser murciano entraña muchas cosas. Yo ahora vivo aquí y mi madre también, y yo soy de aquí, y a mí el pastel de carne me encanta… No he vuelto a Cartagena aunque soy cartagenero. Yo soy de donde está mi madre, que es de donde viene mi sangre, y lo demás son tonterías.
B: Aunque tu carrera no pudo ser larga, has jugado en equipos clásicos del baloncesto español, que han pasado épocas mejores y peores pero...
P: Sí, que siempre han estado ahí. Yo he hecho la vuelta ciclista a España: de Murcia a Sevilla, de Sevilla a Gran Canaria, de Gran Canaria a Fuenlabrada, de Fuenlabrada a Lugo, de Lugo a Bilbao y de Bilbao a Murcia.
Pedro en un Fuenlabrada-Girona, en 2002 (Fuente: EFE).
B: Has hecho un “ocho” ahí… El golpe duro vino con tu lesión de espalda, ¿verdad?
P: Sí, lo de la espalda fue en Gran Canaria, y fue mala suerte porque yo había jugado muy bien en Sevilla, y yo ese año tenía allí a Romero, tenía a Richard Scott que por entonces se comía a todo el mundo, tenía a Cornegay, que se hizo nacional ese año… Y entonces pues me cortaron un poco la progresión. Yo estaba jugando en la Selección sub-23, y ese año hice diez o doce minutos de media, y entonces Imbroda habló conmigo y me dijo, “mira, Pedro, yo quiero que te quedes, macho, pero es que con estos tres no vas a jugar, y yo quiero que juegues veinte minutos, y preferimos cederte y traer un cuarto pívot de bajo coste”. Y vale, pues yo me fui a Gran Canaria cedido, pero justo ese verano estuve a punto de fichar por el Barcelona, y antes de salir, me renovaron tres años más y me cedieron. Me subieron la cláusula de rescisión, me pagaron más y me cedieron a Gran Canaria. Me dijeron que me querían renovar, y que me fuera y jugara mis veinte minutos, y que luego volvería a ser el segundo pívot. Llegué allí y me lesioné a los tres días. El primer partido de liga, además, era contra el Caja San Fernando en Gran Canaria, que ganó Gran Canaria…
B: ¿Cómo fue la lesión?
P: Pues no fue nada, fue que estaba yo allí calentado y trotando, y sentí un pinchazo, macho, y me quedé medio tieso. El fisio vino, me ayudó a estirar y ya no entrené. Me dieron antiinflamatorios y tal, y al día siguiente estaba fuera, vamos… Fuera totalmente. Me hicieron una terapia que ahora la hacen con algunas personas mayores, que es una máquina que te cuelgan y tal, y te estiran la musculatura y la espalda y tal… Yo no creo mucho en eso, pero a las personas mayores les sirve, ¿no? Me dijeron de hacer estiramientos con una máquina que había y tal, a ver, evitando el quirófano. Yo la verdad es que me sentía muy bien, todos los días me estiraban un poco y, con eso, digamos que conseguimos separar un poco las vértebras. Y bueno, “venga, creemos que estás preparado”, y me puse a entrenar y, ¡pum! Pinchazo otra vez y de rodillas. Me quedé de rodillas. Me hicieron una resonancia, y al día siguiente recuerdo que vino mi amigo Pedro Montesdeoca, que era el médico, con el que sigo manteniendo una buena relación, y vino a mi casa y me dijo, “Perico, vamos a tomarnos una cerveza abajo”, y me dijo que el disco lo tenía mal y que había que operarme. Me puse a llorar allí y tal, y le pregunté, ¿cuánto tiempo? Y me dijo, “mínimo seis meses”, es decir, como una triada en la rodilla…
B: Todo esto, ¿con qué edad?
P: Pues yo tenía 20 años.
B: Y cuando te dicen que te tienen que operar, ¿te dicen que la recuperación será total, que podrás seguir jugando?
P: Bueno, a mí me dicen que lo voy a tener difícil, porque me iban a cortar medio disco. Me dijeron, “bueno, veremos a ver…”. Yo entendí que si volvía a jugar, era un milagro, que me estaban preparando… Incluso me explicaron varias técnicas para poder seguir viviendo, no para jugar al baloncesto sino para que tu vida sea mejor. Sí, sí, fue algo lamentable… Sevilla me quería recuperar para operarme en Sevilla, y al final me dijeron que me quedara allí, que me iban a operar allí y vinieron los médicos de Sevilla a la operación y tal. Luego, yo me nadaba todos los días dos o tres kilómetros, y me puse a entrenar, y el once de marzo debuté con el Gran Canaria contra el Fuenlabrada y metí seis puntillos, ahí. Jugué las últimas nueve jornadas. Cuando volví a Sevilla, mi agente me dijo que allí tenían dudas, que no sabían si me había quedado bien. Por mi parte hubo un enfado, me cago en la leche, me firman tres años porque el Barcelona me está tocando y ahora me dicen que no saben… Mi agente me dijo, “sí, pero está el Fuenlabrada que te quiere fichar por tres años ahora mismo”, y directamente me liberé y me fui a Fuenlabrada, y allí, de maravilla.
B: Dos años, luego Breogán, y luego Bilbao. ¿Hiciste el año entero en Bilbao?
P: No, no lo hice entero, me vine aquí en enero. Bilbao acababa de subir de LEB, y llegué y me pasó algo parecido, llegué y me lesioné del tobillo en la pretemporada. Además, en el primer entrenamiento, haciendo un “alley-hoop”. Cuando caí, pisé a Javi Salgado...
Pedro con la camiseta de Breogán, en 2003 (Fuente: ACB)
B: Acho, ¿cómo te metes a hacer eso el primer día? (Risas).
P: Pues cuando caí, pisé a mi amigo Javi Salgado y me fracturé el tobillo. Estuve dos meses parado. Jugué y no me encontraba bien, no encontré el “feeling” con el entrenador, y al día siguiente me llama mi agente para decirme que el Murcia estaba interesado.
B: ¿Era la primera vez que te llegaba la llamada del CB Murcia?
P: No, qué va, todos los años.
B: ¿Todos los años? Y tú, ahí, duro, que no… (Risas).
P: No, es que… Mi agente me llamaba y me decía, “oye, tenemos Fuenlabrada, tal y tal, y Murcia siempre pregunta”. Y bueno, la vez de Fuenlabrada, es que Fuenlabrada me ofrecía un proyecto muy chulo, dos o tres años, y yo no quería volver aquí. Estaba bien donde estaba.
B: Pero cuando fichaste por Murcia finalmente, sí que dijiste que tenías el orgullo y las ganas de jugar en el equipo de tu tierra, ¿no?
P: Sí, pero son épocas, ¿no? Es como cuando decides ser padre, ¿no? Yo creo que te llega, te llega un momento que te apetece. Un día me llamó mi agente y me dijo, “oye, ¿quieres seguir intentándolo en Bilbao?”. Yo tenía dos años en Bilbao, y me preguntó, “¿negociamos y te vas a Murcia?”. De repente dije, “oye, pues me apetece Murcia, macho, me apetece un huevo, si me pagan lo mismo que aquí y me ofrecen un buen proyecto, me voy mañana”. Y tardó en llamarme dos horas. Me dice, “venga, para allá”. Macho, me acuerdo perfectamente. Mi agente, que por cierto, es el dueño de Bilbao…
B: ¿Arrinda?
P: Sí, Gorka. Le llamé un día para comer y le dije que yo allí no estaba bien. Le dije que tenía que ayudarme porque yo no estaba bien allí, y me preguntó que dónde me quería ir. Yo le dije que no lo sabía, que me lo dijera él, y al día siguiente me llamó y me dijo, “Murcia”. Me acuerdo perfectamente que cuando me llamó y me dijo si me quería ir a Murcia, yo le dije que sí, y él me dijo, “venga, voy a negociar”, y colgué y me puse a hacer la maleta sin saber todavía lo que iba a pasar. Le dije a mi novia, “venga, que nos vamos”. Llamé a mi madre y le dije que nos íbamos, y ella, “¿Qué dices, hijo mío?”, y le dije, “me voy para allá, que este fin de semana me tienes allí jugando de rojo”, y no se lo creía.
Pedro Fernández y Juanjo Triguero, defendiendo en un partido contra Menorca (Fuente: Menorca Basquet)
B: Viniste comenzada la temporada 2004/05, en LEB, ya con Polaris como propietario, con Miguel Ángel Martín como Director Deportivo e Iván Déniz como entrenador. ¿Estaba ya Espósito cuando llegaste tú?
P: ¿Enzo? Sí, vinimos los dos a la vez. Enzo, qué crack, qué fenómeno… Es el tío más, más… No sé, es que era… Él es como es, un tío un poco conflictivo y tal, pero con nosotros era impresionante. Un jugador como la copa de un pino, con un físico y una facilidad para jugar al baloncesto y para meter cincuenta puntos… Él podía meter lo que quisiera, se apostaba contigo a que mañana metía cuarenta, y metía cuarenta. Se reía de todo.
B: Nos tocó Huelva en los playoffs, y nos ganó. Tenían muy buen equipo…
P: Un equipazo, con el mamoncete de Sergio Sánchez, que jugó conmigo en Sevilla.
B: Y con Corbacho, que por entonces ya nos llevaba enfilados…
P: Sí, Corbacho, que luego no jugó en ningún sitio este hombre, ¿o qué?
B: Pues no recuerdo dónde se fue después, pero este año ha subido con Obradoiro.
P: Ah, ¿juega en Obradoiro?
B: Sí, sí… (Compruebo la desconexión con el baloncesto de Perico). Bueno, y tú ¿por cuánto tiempo fichaste por Murcia?
P: Por lo que quedaba de año, y dos más. Luego llegó Manel Comas (hablamos ya de la temporada 2005/06, la del penúltimo ascenso), y estaba André Turner…
B: No, no… Turner fue el año anterior. Ese año los bases eran Perico Sala y…
P: Ah, sí, y Pedro Llompart.
B: Eso, Llompart, y luego vino Borja Larragán.
P: Sí, vino Borja, y teníamos a Perico Robles, a Xavi, a Brown, a Sellers, a Walleskowsky… Teníamos buen equipo, pero se fue Manel Comas, llegó don Manuel Hussein, y ya subimos. Al año siguiente ya fue cuando vino Fizer (hablamos de la temporada 2006/07, en ACB). Marcus Fizer, vaya terrorista, qué grande… (Risas). Qué grande en todos los sentidos. Vino también Kevin Thompson, nos quedamos con Howard Brown…
B: El equipico tenía muy buena pinta, lo único que vimos flojear en pretemporada fue el puesto de base, porque Dragic estaba muy verde…
P: Goran… ¿Y quién era el otro?
B: Anton Gavel.
P: Sí, Anton Gavel, y luego fichamos al fenómeno aquel, a Nikos Vetoulas… ¡Qué grande Nikos! Con su bote ese… (Risas).
B: Y se consiguió la permanencia con sufrimiento. Con la ilusión y el dinero que puso Polaris, y luego los resultados no fueron lo que se esperaba, ¿no?
P: Sí, porque yo creo que ese año era para quedarnos ahí, en mitad de la tabla, para pelearnos con Bilbao, con Valladolid, con Sevilla… Con esta gente, y estar ahí, ¿no? Y al final entramos en una dinámica negativa, y el deporte es muy cruel. Cuando estás en una dinámica positiva y haces las cosas bien entrenando, pues mira a Bilbao, eres capaz de comerte el mundo. Pero teniendo un buen equipo, entras en una dinámica negativa, no sabes cómo, y ya viene el mal ambiente, las caras largas, y macho, te metes en el pozo y salir de ahí es complicado, y no sales, no sales, no sales… Eso nos pasó.
Con la camiseta del Polaris World CB Murcia en ACB (Fuente: cbmurcia.com).
B: Formar parte de un equipo, que al final es un grupo humano, y luego gestionarlo, no debe ser fácil. Al margen de la calidad como jugadores, es importante que cada uno asuma su rol y sume en beneficio de los demás, ¿verdad? Esto lo hemos hablado mucho aquí, con Jota Davalillo, con Quini García…
P: Yo, en mi carrera deportiva siempre me voy a acordar de tres equipos. El primero es el del Caja San Fernando de André Turner, Richard Scott, Salva Díez, Manel Bosch, Pep Cargol, Francesc Solana, Odriozola, Cornegay…
B: Joder, vaya pandilla… ¡Qué cracks! (Risas).
P: Sí, un equipazo, y luego estaba yo dando vueltas por allí... (Risas). Me quedo con ese equipo porque era una piña increíble. Éramos un equipazo, pero un equipazo de personas, tío. A mí me acogieron muy bien porque yo era el junior del equipo y tal, y resultó que jugábamos todas las finales que pillábamos defendiendo como perros, y eso es porque había compromiso. Nos comprometimos con Imbroda a que íbamos a ser el mejor equipo defensivo de la historia, y yo tengo en mi haber, el estar en el equipo con el récord de menos puntos encajados por partido en la historia de la ACB. Eran sesenta con algo de media. Imbroda nos hizo creer a todos que el ataque ganaba partidos, pero la defensa ganaba campeonatos. Y bueno, no ganamos porque estaba el super Barcelona, pero ese equipo del Caja San Fernando me demostró que llegamos allí porque éramos un grupo de grandes personas y de amigos, que sabíamos lo que queríamos. Luego me fui a Gran Canaria, donde se gastaron una pasta impresionante, de hecho vino Xavi Fernández allí, y Pera Capdevila y un montón de gente, y nos salvamos de milagro. Luego me fui a Fuenlabrada, y un equipico sobre todo con españoles, que de hecho jugaba Calderón, y también Fran Murcia, David Wood, Perasovic, Berni Hernández, Jesús Fernández, Carlos Cazorla… Un equipico de gente con ganas de hacer cosas, comprometida, entrenando todos los días a muerte y que sabíamos lo que queríamos, y entramos en playoff, la primera vez que entró el Fuenlabrada en playoff.
B: Qué envidia…
P: Claro, entonces yo pensé, me cago en la leche, si es que el club está basado en un grupo de buena gente, comprometida y con ganas de hacer las cosas… Yo en Fuenlabrada, es que era un club de amigos prácticamente. Allí mandaba Óscar Quintana con su hermano, y tenían una oficina que era como esto (señala una esquina del bar). Y los jugadores, nos íbamos a cenar todos con las novias…
B: Pero el fichar gente buena y comprometida, además de con calidad para el juego… ¿Hasta qué punto se puede planificar eso y que salga bien?
P: Se puede hacer (contesta sin titubeos).
B: Se lo pregunté a Quini García también, ahora en su visión de entrenador, el tema de qué información puede tener un entrenador o un director deportivo antes de fichar, sobre la personalidad y otros aspectos de comportamiento del jugador.
P: Se puede hacer, Pedro, se hace… Al final este mundo es… Tienes referencias. Nada más que tienes que hacer dos llamadas de teléfono. Y bueno, luego me fui a Lugo y pasó como en Gran Canaria. Fichamos ahí… Pues estaba Devin Davis, Rubén Garcés… A base de billetes, muchos gallos, poco equipo y a tomar por saco. Nos salvamos quedando tres jornadas, casi pidiendo la hora. Luego me fui a Bilbao y no me dio tiempo a nada, pero luego vine a Murcia, y el siguiente año hicimos este tipo de equipo del que yo te hablo, ese equipo. ¿Qué pasó? Que arrasamos, y ganamos la Copa Príncipe, y subimos a ACB.
B: Bueno, al principio también se sufrió, pero luego…
P: Sí, pero en el momento en que las cosas se tuvieron que poner encima de la mesa en Zaragoza (Pedro enfatiza sus palabras con un golpe encima de la mesa del bar), nos miramos, tío. Nos miramos a los ojos, y la gente sabía lo que había que hacer y lo hicimos. Y estaba ahí el Borjita (Borja Larragán), que es un tío cojonudo, y Perico Sala, y Xavi Sánchez, Robles, Quique Bárcenas y yo, y éramos un equipazo de gente, un equipazo humano. ¿Conclusión? Que subimos a la ACB. Al final me quedo con esos tres equipos: Sevilla, Fuenlabrada y Murcia.
Pedro Fernández ayuda a Pedro Sala a cortar la red de la canasta en Zaragoza, tras el ascenso de 2006 (Fuente: EFE).
B: Diferentes en el tiempo, en los objetivos y en las circunstancias, pero iguales en esos aspectos que hablamos, de grupo humano comprometido, ¿no?
P: Equipazos, macho… Yo si tuviera que hacer un equipo, sería con muy buenas personas, con mucho nacional y con americanos que hablen español. Nosotros cuando salíamos a cenar, llamábamos a los americanos y cenábamos todos. Yo el primer año que llegué aquí, hice una barbacoa en mi casa que metimos a veinticinco personas, que yo no sabía cómo lo íbamos a hacer. Y ahí estaba André (Turner) con todas las niñas, y todos allí, que no cabíamos, pero daba igual… Pasa en la Selección Española de fútbol, que además de su calidad, son gente que se lleva muy bien, y la Selección de baloncesto igual, gente cojonuda, sin roces, sin conflictos, donde todo el mundo sabe quién se la tiene que jugar y ahí nadie dice nada y van todos a muerte.
B: Y todo esto que parece tan evidente, sin embargo hay gente que lo cuestiona. Hay gente que dice que hay que ser profesional y verse en la cancha, que el hecho de que en un equipo haya más de dos o tres amigos puede hacer caer en un exceso de confianza y todo eso…
P: Pero eso lo pensáis los periodistas. Los que estamos dentro sabemos perfectamente cuál es el ingrediente, te lo digo yo. Si hablas con Quini, que está por aquí, o con Felipe (Coello), o con Xavi (Sánchez)…
B: Puntualizo que yo no opino eso, ¿eh? (me río). Lo digo por la gente esta super pragmática que…
P: Ya, yo te hablo desde mi experiencia. Mira Imbroda… Imbroda triunfó en dos equipos, en el Unicaja y en el Caja San Fernando, y tuvo gente involucrada. Ese es el rollo. Yo he vivido las dos cosas, grandes equipos hechos con talonario, y otros… Y bueno, mira ahora al Bilbao, jugando la final de la ACB. Gorka (Arrinda) ha conseguido el objetivo, la gente de Bilbao ha respondido, y con gente comprometida, ahí están jugando la final. No tendrá mejor equipo que Valencia, seguramente, ni que Caja Laboral, ni que muchos otros… Creo que no tiene mejor equipo ni que Sevilla, pero están ahí, tío. Y Sevilla ha logrado este año una cosa muy chula que es jugar la final de tal porque hay calidad… Calidad humana.
B: Bueno, pues vuelvo con lo de siempre: ¿cómo es posible que Murcia sea el 16º equipo en partidos jugados en ACB, y que no haya llegado nunca más arriba? ¿Cómo es posible que los 15 equipos que tiene delante y muchos de los que tiene detrás, sí se hayan metido alguna vez entre los ocho primeros de la ACB, y Murcia no? ¿Qué falla?
P: Bueno, yo te hablo de la época en la que yo he estado, y los otros años desde fuera: siempre han tenido prisa. Prisa por hacer las cosas, por hacerlas hoy, y la ACB es una competición que no te perdona nada, ni como equipo ni como jugador. Como jugador, a la mínima que te despistas estás en el banquillo y no juegas en seis partidos, y a la mínima que te despistas, tu equipo ha bajado. Cuando te acuestas, estás en LEB. Valladolid bajó, Breogán bajó, Manresa, Menorca, León, Estudiantes el año pasado pidiendo la hora… Nosotros hemos subido y hemos bajado trescientas veces. La ACB no te perdona, entonces Murcia, para mí, siempre ha pecado de tener prisa, de querer hacer las cosas en un año y ya. El año pasado escuché a José Ramón Carabante decir que en dos años el equipo estaría jugando competición europea o algo así… Bueno, pues ese año bajó a la LEB. La liga le dio una lección. Este año el objetivo tiene que ser mantenerse a puñetazo limpio, con quien sea. El año que viene, mantenerse tres jornadas antes de que acabe la liga, y al siguiente, ocho jornadas antes…
B: El equipo, con Polaris, mientras esa empresa pudo meter dinero, sí que tuvo esa progresión. A lo mejor la inversión era para que la progresión fuera mayor de lo que fue, pero hubo progresión. Luego, bajón…
P: Claro, porque vino la crisis y Polaris estaba claro que no iba a seguir, empezó la incertidumbre y los jugadores somos a veces muy inútiles, y tendemos a coger la misma dinámica que el patrocinador o el entorno (imagino que Pedro habla del final de la temporada 2007/08, cuando Murcia tenía equipo para pelear al menos por la 8ª plaza de la ACB). Ahora, yo respeto muchísimo lo que José Ramón Carabante ha hecho por nuestro baloncesto, pero en el momento en que cogió el equipo, la liga ACB le castigó. Este año se han vuelto a hacer las cosas bien… Creo que, por lo que me han contado, Luís Carabante es una maravillosa persona, enamorado del baloncesto, un tío que lo vive, y me parece que el día que ascendieron se puso a llorar y todo, y eso es importante. A los que estamos ahí, es chulo ver eso, y el tío además parece que es muy humilde. Luego, Alejandro (Gómez) es un tío muy trabajador, y Paco Guillem también, y me gustaría que siguieran en esa línea. Paco es un tío que sabe mucho de baloncesto. Alejandro ha llegado hace poco, pero Paco sabe un rato de esto. Aunque el propietario ahora se ha mantenido un poco al margen, a mí me gustaría que tuviera más paciencia. El año que viene hay que salvarse, y da igual cómo, cuándo, dónde, o si es injustamente en el último segundo. Tienen que plantearse ser un equipo en ACB a cuatro años, eso es lo que pienso yo, que he estado en ACB muchos años. Todos tenemos que entender, desde vosotros, la prensa, hasta los aficionados y todos, tenemos que entender que el año que viene vamos a sufrir muchísimo y que lo normal es que nos salvemos pidiendo la hora, pero esa es nuestra realidad y todo lo que venga a partir de ahí, va a ser maravilloso.
B: Hablando de Luís Carabante también me he acordado de Salvador Hernández. Fue muy importante para que volvieras a Murcia, y luego estuvo a tu lado cuando lo dejaste.
P: Sí, Salva es una persona encantadora, de verdad, es un tío de esos que cuando terminas, lo recuerdas, ¿no? Era un presidente que, sin ser un experto en baloncesto, el hombre de repente entendió que nosotros éramos sus niños, su equipo. Nos acompañaba a todos los lados, vivía las victorias que acababa sudando, el hombre… Yo le vi llorar cuando ganamos la Copa Príncipe en Palma (2005/06). Es un tío que, aunque Polaris luego no siguió, a mí me hubiera gustado que hubiera disfrutado más en ACB, que hubiese sido presidente catorce o quince años, porque es un tío que valía para eso, con un carácter que valía, ¿eh? Amable y encantador con nosotros y con la afición, y trabajador, nunca malas caras… A veces el hombre si algo le fallaba era que no se enfadaba lo suficiente. A veces tendría que haber sido un poco más duro con nosotros. Cuando vine, fue el primero que me dio la mano, y antes de irme fue el último que me la dio. Le tengo mucho cariño. La última vez que lo vi, me dijo que haber si nos echábamos unos hoyos, porque él juega al golf.
B: Claro, Polaris… ¿Tienes relación con ellos?
P: Bueno, yo juego en sus campos casi todas las semanas y mantengo comunicación con Paco Sardina, que es el responsable de golf de Polaris, y hacemos algunas cosas juntos. Salvador está en una división más inmobiliaria. Pero imagínate que algún día yo trabajara en Polaris, ¿eh?
B: Bueno, pues ya estamos acabando. ¿Sigues teniendo contacto con el baloncesto? ¿Con gente del basket?
P: Con el baloncesto, cero. No he vuelto a jugar ni a tocar un balón. Mi último año fue difícil con la espalda, con muchos dolores, y me tuvieron que infiltrar varias veces… Acabé un poco enfadado con el baloncesto. Yo le he dado toda mi vida, y retirarme al final de esa manera… No es que considere que me he retirado por la puerta de atrás, porque ahí está todo lo que he hecho, pero…
B: En pocos años has hecho más que muchos jugadores en una carrera larga, ¿no? Has estado en grandes equipos, en clásicos del baloncesto español.
P: Sí, y he estado en la Selección B, y bueno, me hicieron mi pequeño homenaje, ¿no? Pero cuando me retiré, acabé enfadado y me dije, odio este deporte, y volveré a hacer algo cuando el cuerpo me lo pida, y no me lo ha pedido. El mundo del golf me ha abierto las puertas y tengo un gran amigo como Miguel Ángel Jiménez, que, ¿qué te puedo decir de él? Cualquier cosa que diga, me voy a quedar corto. Le ayudo en lo que puedo, con escuelas y tal.
B: Desde fuera existe el estereotipo de ser un deporte elitista… ¿Cómo entraste tú ahí?
P: Bueno, la imagen que proyecta el golf es que es para gente adinerada, pero… Bueno, yo empecé porque mi recuperación era andar, y tengo un gran amigo, que es José Luís Maluenda, “Malu”, que jugó en el Pamesa, y me dijo, “coño, vente a jugar”. Yo no quería, pero un día fui y me gustó, y encima no me dolía la espalda. Era como mi válvula de escape, ¿no? Me quitaba el mono de jugar y se me daba bien. Conocí a Miguel Ángel Jiménez, nos hicimos amigos y me llevó al Máster de Augusta. Me sacó de cadi y salí en todo el mundo, y creo que tengo el récord de ser el cadi más alto en la historia de Augusta, me lo dijo allí un árbitro y me hizo mucha gracia. En el golf estoy encantado, y ahora mira, con Miguel abriendo escuelas y haciendo cosas para los niños. Ahora no pienso en volver al baloncesto.
B: Pero estuviste a punto, ¿verdad?
P: Sí, bueno… Con Juan Valverde y eso…
B: ¿Cómo fue? Con Galilea estuve hablando de ello un poco.
P: Bueno, pues fue porque un día fui a un partido, y Salvador Hernández me dijo que a ver el año siguiente qué es lo que iba a pasar, que no iban a seguir con el equipo y tal. Entonces en ese momento me dio un poco de pena. Pensé, macho, ya estamos con lo mismo de si sale el equipo o no sale. Me propuse hablar con Antonio Peñalver, y el día del último partido de liga en Murcia (temporada 2008/09), dos horas antes, me reuní con él en el hotel Nelva y le presenté un proyecto. Le dije que yo no quería que esto desapareciera, y que si no tenían esa figura de persona del baloncesto en Murcia que quisiera liderar un proyecto, le dije que yo, encantado de la vida, que incluso tenía personas que se unirían a mi proyecto, como José Luís Galilea. Yo había movido ficha, y le dije que si tirábamos para adelante, tendría una persona que pondría dinero y tal. Antonio Peñalver me dijo que eso sería maravilloso, y entonces hablé con Juan Valverde, le dije que quería contar con él, y Juan, macho, se volvió a emocionar. Juan es un tío que es muy impulsivo y de repente se volvió a emocionar, “Pedro, tal…”. Me propusieron desarrollar el proyecto y tirar para adelante, y hubo un momento en el que no te puedo contar más historia, porque me perdí. Estaba todo muy avanzado, Cuki Galilea y yo teníamos fichajes medio amarrados, no queríamos decir nada… La prensa filtró que estaba yo detrás de eso…
B. ¿Por qué lo filtraron? ¿Tú querías filtrarlo o qué?
P: No, yo no lo filtré y Cuki tampoco, de hecho teníamos órdenes de no decir nada. De repente me llamó mi amigo, este de la Cadena SER…
B: Orive.
P: Orive. Me dijo, “oye, me he enterado de esto, ¿es verdad? Es que si es verdad, voy a publicarlo”. Yo le dije, “hombre, no deberías de publicarlo por esto, por esto y por esto”, y el hombre, como es como es, pues lo publicó, y fue cuando la prensa se me vino encima…
B: Eso fue perjudicial, claro.
P: Fue perjudicial. Salió Juan Valverde, los nombres y tal… Imagino que los políticos tuvieron otra oportunidad, que es la que está ahora, y la cogieron. Y nada, yo entiendo que los políticos estudiaron la viabilidad del proyecto, y gustó más el otro y tiraron para adelante.
B: Desde fuera todos pensábamos que era lo mismo. Pegados a Internet y a la radio, fueron saliendo nombres, y de pronto... (Pedro pone cara de circunstancias).
P: A veces me pregunto por qué eso no salió. Me impliqué muchísimo, y yo quería que en el baloncesto hubiera sobre todo baloncestistas. Contaba con Cuki (Galilea) y llegué a hablar con mucha gente del baloncesto en Murcia. Quería gente del baloncesto que defendiera esta camiseta, e iba enfocado a baloncestistas murcianos que hayan defendido esa camiseta y que se hayan pegado puñetazos por esa camiseta. A final no salió, optaron por otro proyecto y, mira, me dije que me tenía que dedicar a otra cosa, y yo soy un tío que soy como las pelotitas de goma, que caigo y reboto… ¡Pum! Para arriba otra vez. Aquí estoy dos años después, en el mundo del golf y encantado. Estoy muy bien y me respetan donde estoy, aunque escribo sobre baloncesto porque me gusta.
Cena fin de temporada de la Zona Pimentonera en 2007. Pedro Fernández sostiene a la hija mayor de este redactor, cuando tenía pocos meses de edad.
Perico Fernández y yo seguimos hablando un rato más. Me confiesa que se alegra de que aquel proyecto no saliera adelante por lo feliz que se encuentra ahora en el mundo del golf. También me cuenta que a veces comparte el campo con Juan Valverde, que se echan sus partidas: “Jugar con Juan es muy divertido porque se queja por todo”. Nos reímos. Como decía al principio de esta entrevista, a Pedro se le notan los sentimientos encontrados al hablar de baloncesto. En la visión de jugador, por las cosas buenas que vivió pero también por los duros momentos que le hizo pasar su espalda. Y una vez colgadas las botas, por la ilusión que puso en el proyecto del CB Murcia pero que, al final, terminó en papel mojado. Pedro es un tío que pone todo su empeño en lo que hace y ahora está muy contento con el golf, lo transmite con sus gestos y con la expresión de su cara. Que lo disfrute, y que pronto lo veamos otra vez como deportista profesional metiendo la pelotica en el agujero, aunque sea una pelotica pequeña y blanca.
Nombre: Pedro Fernández Espinosa.
Lugar y fecha de nacimiento: Cartagena, 19 de abril de 1978.
Posición y altura: Pívot, 208 cm.
Trayectoria: De la cantera del cartagenero Mare Nostrum pasa a la del Sevilla en 1994. Juega en el equipo de EBA y debuta en el de ACB en 1996. Está tres temporadas en el primer equipo antes de ser cedido a Gran Canaria en el verano de 2000, donde sufre una grave lesión en la espalda. En marzo de 2001 vuelve a la cancha, y al acabar la temporada, abandona Gran Canaria y se libera del contrato con el Caja San Fernando para recalar en Fuenlabrada. Dos temporadas en Madrid, y luego rumbo a Lugo con el Breogán. De Breogán se marcha a Bilbao, en una breve etapa que precede a su aterrizaje en Murcia para el final de la temporada 2004/05. En el equipo de su tierra juega sus últimas dos campañas y media, con una Copa Príncipe, un ascenso y la posterior permanencia en ACB. En el verano de 2007 anuncia su retirada prematura de las pistas de baloncesto por los continuos problemas en la espalda, a la edad de 29 años. En su currículum destaca su participación en la Selección Española cadete, junior y sub 22, así como en la Selección B. A nivel de clubes, fue subcampeón de liga ACB y de Copa del Rey con Sevilla en la temporada 1998/99, y campeón de la Copa Príncipe con el CB Murcia en 2006. Además, en el partido de las promesas de la ACB jugado dentro del Al Star de la liga, precisamente en Murcia, Pedro Fernández fue elegido MVP.
Sus números: Entre LEB y ACB, Pedro Fernández jugó 62 partidos con la camiseta del CB Murcia, con unos promedios de 10 minutos, 3’1 puntos y 2’5 rebotes por encuentro. Sus mejores registros los consiguió en la primera campaña que disputó en el CB Murcia, donde en 13 partidos promedió 25 minutos, 9 puntos y 6 rebotes. Por números, su mejor temporada en ACB fue en las filas de Fuenlabrada, en 2001/02, con 18 minutos, 6 puntos y 3’6 rebotes por partido.