Hace unos meses en informe Robinson , programa de Canal+ acerca del deporte, dedicaron un reportaje a Amaya Valdemoro, abanderada en todo lo que significa BALONCESTO FEMENINO en este país en los últimos años. Y lo que más me llamó la atención de todo fue el pánico a retirarse, a no saber hacer otra cosa diferente a lo que hace en los últimos 20 años. Su expresión en la cara cuando hablaba de ese momento futuro lo decía todo.





Esto me lleva a pensar y darle vueltas a la cabeza sobre lo que queda después del deporte profesional, al que se dedica gran parte de una vida, cuando no sabes cómo afrontar las dificultades de este nuevo camino. Te habitúas a unas rutinas, a repetir entrenamientos y a una vida estructurada y repetitiva y de repente, todo cambia.


Habíamos conseguido un baloncesto y un nivel general en España que apenas permitía hacer cosas paralelas al deporte, sobre todo en cuanto a ocupaciones laborales. El profesionalismo era total, aunque en el caso concreto de baloncesto femenino daba para ahorrar un poquito y a veces ni eso en la mayoría de los casos. Sólo realmente cuándo avanzas en tu carrera deportiva y te aproximas a los últimos años, te haces la gran pregunta, para la cual en muchos casos no existe una respuesta evidente. ¿Y DESPUÉS, QUÉ?


Sabemos de casos como el de jugador de waterpolo que eligió un camino equivocado en su vida, desde la élite y el éxito, y que le llevó a la desgracia absoluta. Otros casos donde el jugador se convierte en entrenador, siendo una transición más cómoda. U otros donde intentas pensar que seguirás ligado a tu deporte de siempre desde el ámbito que sea.


Resulta muy difícil para aquellos jugadores y jugadoras que han compatibilizado sus estudios con la práctica deportiva profesional y que no han podido ejercitarse en lo que han estudiado, introducirse en otra vida laboral. Llega el momento de la retirada, de iniciar otra etapa y a veces ni los propios ingresos generados con el deporte te dan una estabilidad inmediata o la tranquilidad de seguir viviendo y descubriendo nuevas experiencias. Más aún en el caso de la MUJER deportista que decida tener hijos: o detiene su carrera deportiva para ser madre o pone punto final a la misma. Difíciles decisiones para un futuro que muchas veces es más oscuro que otra cosa.


Por todo ello considero que el deporte profesional sea maravilloso en una época de tu vida, pero antes o después te puede pasar factura por todo lo que no te dio tiempo a hacer antes. Todos los caminos son difíciles, y hay gente que piensa que los profesionales son unos privilegiados, pero en la mayoría de los casos quizás tengas que pagar un peaje muy caro en un futuro inmediato.


Me gustaría que hubiese más empresas o personas del entorno de los deportistas que les adelantaran lo que se van a encontrar y hacerles que esa transición sea lo más llevadera posible, aconsejando qué camino tomar en esa nueva vida para que la realidad no acabe devorando una etapa maravillosa pero ya pasada.