Nenad Markovic
Bosnia & Herzegovina: La cantera del vecino
Hola a todos de nuevo desde Sarajevo, ciudad que por cierto está paralizada durante estos días por una increíble nevada y un frío que alcanza los -12º. Da la sensación de que estuviéramos más bien en en Novosibirsk, donde estas temperaturas serían más o menos normales, pero desde luego aquí no lo son, ni por su crudeza ni por producirse en una fase aún tan temprana del invierno.
Pero hablemos de baloncesto en lugar del clima global (aunque últimamente éste parece más caótico aún que el propio basket). En esta ocasión os planteo una pregunta: ¿Alguien se imagina un equipo nacional de Bosnia & Herzegovina formado por jugadores como Planinic, Bogdanovic, Markota, Barac, Omic, Begic, Preldzic, Savovic o (el único que realmente juega en la selección) Teletovic? Desde luego sería todo un equipazo que podría aspirar incluso a luchar por las medallas en los torneos internacionales... pero este equipo es sólo un sueño para los aficionados bosnios. Para que no penséis que esta lista de jugadores está confeccionada únicamente según mi gusto personal, os diré que <TODOS ELLOS son nacidos en Bosnia & Herzegovina, y de hecho empezaron entrenar en su país natal, pero la vida les llevó hacia otros países y a vestir la camiseta de otras selecciones nacionales.
Como ya sabréis, en Bosnia conviven católicos, musulmanes y ortodoxos, además de otras religiones. En la parte del país donde viven los croatas (católicos) casi nunca se suele elegir la camiseta de Bosnia & Herzegovina como preferida, al menos en el caso de jugadores tan importantes como los mencionados Planinic, Barac, Bogdanovic, etc. Y este hecho comienza ya desde las categorías inferiores. Asimismo, en la región habitada por los serbios (ortodoxos) también ocurre habitualmente que cualquier jugador que dé muestras de tener futuro en el mundo del baloncesto es enviado automáticamente a Serbia, hasta el punto de que hay un convenio firmado por Dejan Bodiroga y el Presidente de la Federación de la Republika Srpska (una de las dos entidades políticas que forman la República Federal de Bosnia & Herzegovina) para enviar todos los jugadores con talento a Serbia.
Acudiendo al pasado, no hace falta recordar que históricos como Savic o Danilovic son nacidos en Bosnia, además de muchos otros. Por supuesto, como ex-jugador y entrenador del equipo nacional me encantaría personalmente ver a todos ellos alguna vez con la camiseta de mi país (que es también el suyo), pero está claro que son ellos quienes eligen y no hay que culparles porque tienen derecho a jugar con el equipo que quieran si la FIBA se lo permite. Ante ese caso no podemos decir nada.
Pero recordemos lo que ocurrió en el caso de Emir Preldzic y la manera en la que FIBA le dio vía libre para jugar con Turquía en lugar de con Bosnia. En estos casos se supone que es el jugador quien elige, pero también existen ocasiones en las que es el organismo federativo quien decide. Y como siempre, se toma parte por aquel país en el que se tiene más interés, en lugar de un país pequeño como Bosnia y sus jugadores. Aquí ya sufrimos bastante con una cruel guerra y todas sus consecuencias, pero parece que con este trato se hace aún más difícil poder construir algo honesto desde la base que nos queda tras la fuga de tantos jugadores.
Os presento el caso de Emir Sulejmanovic, jugador del Olimpia Ljubljana nacido el 13 de julio de 1995 en Srebrenica, justo el día que comenzaba la terrible masacre en la ciudad, uno de los peores episodios en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Emir y su madre lograron sobrevivir a este calvario, y su padre se salvó milagrosamente tras pasar un año como prisionero. Todos ellos emigraron a Alemania y más tarde a Finlandia, donde su madre falleció cuando Emir tenía 4 años. Allí el pequeño comenzó a jugar al baloncesto y pronto fue reclamado por la selección finlandesa de categoría cadete, con la que disputó en 2011 el Europeo de División B en Macedonia, donde también jugó el equipo nacional de Bosnia. Allí, Emir y su padre expresaron su deseo de que el chico jugara con su país de nacimiento: Bosnia & Herzegovina.
Creo que su deseo es algo muy normal para un chico que no tuvo un camino fácil en su vida, aunque no recuerde bien su ciudad de nacimiento, que por desgracia sí aparecerá para siempre en los libros de Historia moderna. Pero un día, después de que FIBA resolviera no concederle la licencia para disputar el campeonato de Europa de Sarajevo el verano pasado tras estar 40 días entrenando con sus compañeros, Emir me dijo: "Entrenador, después de estar 40 días entrenado con mis compañeros no me puedo creer que no me dejen jugar. Lo único que me importa ahora en mi vida es vestir la camiseta de Bosnia en honor a madre y a mi ciudad". ¿Os imagináis a un chico de 208 centímetros de alto llorando al ver cómo su sueño no se podía hacer realidad? En mi vida me he sentido tan mal y tan impotente por no poder hacer algo para ayudarle.
Pero Emir se quedó con nosotros sentado al final de banquillo como un aficionado más, apasionado y lleno de alegría al ver cómo sus compañeros entraban en la historia al lograr por primera vez el ascenso a la División A. Su premio fue aquella medalla de oro que le regalaron sus compañeros.
Al ser de la generación del 95, FIBA tiene otra oportunidad el próximo verano de hacer realidad el sueño de un chico que únicamente quiere vestir la camiseta de su país. Al menos le dijeron que el día que cumpla 18 años la FIBA le dejará elegir, y Sulejmanovic jugará con la selección de Bosnia. Precisamente su cumpleaños es sólo 5 días antes del Europeo U18 de Letonia, y esperamos que la FIBA cumpla su promesa y no se invente otra falsa excusa. Porque son los jugadores quienes deben elegir.
¡Un gran saludo a todos desde Sarajevo!
Neno Markovic