El Rincón del RUF
He vuelto a vibrar con mi Joventut, el ADN Penya ha vuelto!!
Carlos Ruf  | 08.06.2022 - 16:23h.
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Carlos Ruf  | 08.06.2022 - 16:23h.

Estamos a ocho de junio de 2022, a menos de 24 horas de jugar mi Joventut de Badalona el tercer partido de playoff de semifinales de la Liga ACB.
La tensión en los dos equipos se denota, el FC Barcelona por su obligación de ganar, el Joventut, la tensión de la ilusión y la juventud (valga la redundancia), de su plantilla. 

No me ha dejado indiferente este tramo final de liga, por mi cabeza han pasado muchísimos recuerdos que dejé en la localidad costera que me vio lanzó a la élite del deporte de la canasta, a reflexionar que significa la Penya para mí, y lo que significa dentro del mundillo del baloncesto. 

En mis comienzos de bien joven en Badalona (llegué con doce años), el Joventut era un club reconocido como uno de los que mejor trabajaba la cantera, no sólo enseñando los secretos del baloncesto, si no con éxitos en los campeonatos de su categoría.
 

Unos años antes justo había conseguido una prestigiosa Copa Korac en la que destacaban jugadores míticos como Josep María Margall y empezaba el que llegó a ser uno de los portaestandartes del club, Jordi Villacampa. 

 

Prácticamente toda la actividad se realizaba en el inolvidable pabellón de la Calle Ausias March con preciosos y diferenciados banquillos confeccionados con un registro en el parquet de la pista. 

Compartimos momentos y encuentros con equipos de todas las categorías, incluso en la misma pista que había entrenado salía el primer equipo con altísimos y fortísimos jugadores con los que todos nos sentíamos a la par de fascinados y atónitos, nos sentíamos motivados!!!

 

Horas y horas de entrenos botando el balón entre sillas para llegar a: dominar las dos manos, pases fuertes de todas clases para que el balón llegara rápido y al lugar exacto, dominar los tiros con ambas manos, saber correr y moverte por la pista, algo tan elemental como rebotear y sacar bien el primer pase al jugador correcto era clave para meter una canasta antes de que la defensa se organizara, sistemas y aprender a moverse sin balón (aquello de “si no participas, al menos, no molestes y aparenta ser una amenaza”). 

Tantas y tantas enseñanzas que no se aprenden en el colegio ni en casa: el esfuerzo, el aprendizaje, aprender a cuidarte, ser decorosamente puntual y respetuoso con los compañeros de equipo, a ser competitivo y respetuoso con el rival y contigo mismo. Aprender a ganar y sobre todo aprender a perder y ser autocrítico evitando las excusas fáciles para mejorar errores o al menos minimizarlos. 

 

Todo esto y muchas más cosas significan para mí el Club Joventut de Badalona. Ésta es la Historia de cómo pasó el primer equipo de ser un equipo simpático a ser un equipo competitivo, peligroso, al que se tomaba muy en serio y a la postre campeón. 

Llegar a donde se llegó se debió a varias circunstancias y a la ilusión de mucha gente de la que jamás saldrán sus nombres ni se colgarán sus camisetas...de aquellos entrenadores que apostaron por un estilo, a reclutar a aquellos jugadores que creían mejor se podían adaptar a un estilo de juego “Made in Penya”, de centenares de horas empleadas en enseñarnos, y nosotros en aceptar ese reto sin cuestionarse si serías jugador del primer equipo o no, simplemente por que tocaba hacerlo y nos enloquecía de placer este deporte y el club. 

 

Se está hablando mucho del “ADN Real Madrid” tras la última Champions...también hay un “ADN PENYA”, y durante esta temporada tras una travesía por el desierto en el que los problemas económicos acuciaban al club, el Presidente Juanan Morales y su equipo han apostado por la gente de casa, caray! Qué apuesta hoy en día en el que los fichajes son y están a la orden del día. La vuelta a los orígenes, a las raíces de la Penya, y ha resultado, independientemente del resultado que se obtenga en estas semifinales, exitoso devolviendo a la afición esa inyección extra de autoestima que durante tanto tiempo ansiaban, volver a luchar por estar arriba. 

 

No me gusta apropiarme de éxitos de un club por mucha casa mía que haya sido durante años, por que el mérito y muy grande es de los que están ahora invirtiendo muchísimas horas para que el Joventut salga adelante deportiva, social y especialmente económicamente (la clave de todo). 

No puedo más que sentirme orgulloso de tener parte de ese ADN PENYA y saber lo que es estar otra vez arriba entre los cuatro primeros, por favor ahí os queremos, cuesta mucho lo sé, pero es tan bonito!!!....

 



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Artículo publicado por Carlos Ruf

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