La Pizarra del Entrenador
Conceptos de ataque contra defensas en zona
Juan Carlos Sánchez  | 14.10.2008 - 00:00h.
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Juan Carlos Sánchez  | 14.10.2008 - 00:00h.



Resulta frecuente que los distintos equipos en el ámbito del baloncesto FIBA utilicen muy diferentes modelos defensivos en zona a lo largo de la temporada. Es evidente que existe una gama muy amplia de modelos defensivos en zona, y que cada uno de ellos refuerza determinados elementos frente al ataque rival, al tiempo que crea situaciones o espacios defensivos algo más precarios. Por tanto, los distintos sistemas ofensivos deberán trabajarse y elaborarse teniendo presente el modelo defensivo al que se enfrentan, buscando explotar con mayor eficacia esos puntos que podemos denominar vulnerables, y que cambian con cada modelo de defensa zonal.


No vamos a dedicarnos en este artículo a estudiar distintos sistemas específicos, sin duda muy amplios en cuanto a cantidad y variedad, pero sí que podemos identificar en primer lugar cuáles son los errores de concepto más comunes, al mismo tiempo que proponemos unos conceptos técnicos y tácticos generales que permiten una construcción posterior de cada uno de los sistemas específicos o de objetivos determinados.


- Errores más frecuentes


Antes de analizar esos conceptos tácticos, conviene citar los errores más frecuentes a la hora de atacar este modelo ofensivo:


a) Es frecuente ver cómo muchos equipos cambian radicalmente su forma de jugar cuando se enfrentan a una defensa zonal, necesitando varios ataques (normalmente errados) para adaptar su ataque a la lectura de ese modelo defensivo.


Resulta de sobra conocido que todos los equipos apoyan su juego ofensivo sobre determinados jugadores y argumentos de forma mayoritaria. Son supuestos frecuentes la utilización de un bloqueo directo para el tirador exterior, ala-pívots hábiles en el pick and roll, e incluso pívots muy capaces en el juego en el poste bajo. Hablamos de los casos más habituales. No resulta lógico, por tanto, que en los primeros ataques frente a una defensa en zona se prescinda por sistema de estos recursos ya consolidados y bien trabajados sobre jugadores referencia, aunque resulta evidente que se deben valorar posibles ajustes y peculiaridades de las que carece la habitual defensa individual.


b) Otro error muy común consiste en hacer un abuso del juego exterior, limitando el desarrollo del ataque. Resulta un error romper en exceso el equilibrio entre el juego interior y el exterior. Es frecuente ver como en ocasiones se abusa en exceso del lanzamiento exterior como única forma de atacar las defensas en zona, acudiendo exclusivamente a la circulación del balón por el perímetro. Por este motivo, se aconseja que la circulación de balón procure cada ciertos movimientos buscar un pase al poste alto para propiciar el juego entre los postes, o incluso directamente al poste bajo para provocar el cierre defensivo, consiguiendo lanzamientos exteriores más ventajosos.


- Conceptos generales comunes


Una vez que hemos estudiado dos errores muy comunes en la práctica ofensiva habitual, ya podemos estudiar los conceptos ofensivos más importantes a la hora de atacar defensas zonales; conceptos generales comunes a todos ellos sobre los que construir las variantes específicas, y que representan una alternativa a los errores más habituales a la hora de atacarlas.


a) La primera dificultad se encuentra en entender el tipo de defensa que estás recibiendo. Ello puede suponer agotar algunos ataques. Esta pérdida se puede corregir en cierta medida mediante el empleo de ataques que podemos denominar 'multiusos', en la medida en que permiten atacar con cierta eficacia los distintos modelos defensivos sin necesidad de lectura por parte del base y con independencia del modelo defensivo rival. Con ello se permite estudiar el modelo defensivo rival sin necesidad de 'regalar' algunas posesiones valiosas.


Un modelo algo más desarrollado permite fijar ataques rápidos frente a objetivo directo sin necesidad de agotar demasiado tiempo, de manera que si no presenta éxito, siempre permite reservar unos segundos finales a favor de la resolución por parte de un jugador especialmente capacitado ofensivamente, siendo los modelos más empleados el 1x1 o el pick and roll.


b) No por simple y evidente debe ser por ello olvidado. Hablo de la opción de salir al contraataque. De este modo, se consigue que la defensa rival no disponga de tiempo suficiente para organizar una zona ante la necesidad de atender riesgos inmediatos más urgentes. Muchos equipos optan por defender en zona tras canasta o tiro libre (saque de fondo del rival), recuperando la defensa individual en los restantes casos.


c) Resulta interesante y especialmente rentable cargar el rebote ofensivo. El motivo se encuentra fundamentalmente en el hecho de que la defensa en zona pierde la responsabilidad y el emparejamiento individual, lo que hace a los defensores perder la referencia. Además, algunos modelos defensivos en zona presentan por su estructura frecuentes emparejamientos desequilibrados, como ocurre en la zona press 1-3-1.


- Criterios técnicos para atacar contra zona


Una vez que hemos visto de forma general los errores más frecuentes así como técnicas especialmente útiles a la hora de afrontar estos ataques contra zona, podemos estudiar criterios técnicos para atacar una defensa en zona, comunes a los distintos sistemas ofensivos por objetivos que puedan plantearse para explotar los puntos menos consistentes, 'huecos', de cada zona en concreto. Todo ello bajo un objetivo clave, que es el de crear situaciones que obliguen a la defensa a realizar ajustes para atender a la situación de riesgo, lo que genera desequilibrios y acciones de emergencia cuya correcta lectura ofensiva genere opciones claras de ventaja.


1)El primer elemento fundamental para atacar una defensa en zona reside en la circulación del balón. Pero para que la circulación sea eficaz, el balón debe circular de un lado a otro, ya sea mediante pases directos o bien mediante triangulaciones interiores-exteriores (recordamos que resulta conveniente ofrecer ciertos pases interiores en ese desplazamiento exterior del balón). Dos elementos resultan destacados a la hora de realizar la circulación de balón: - resulta muy importante contar con una línea de pase segura, es decir, aquella en la que el riesgo de que la defensa corte el pase es mínima. En esta labor son especialmente importantes los jugadores sin balón, que son lo que deben ofrecer esas alternativas seguras de pase al base.


- el jugador con balón debe contar con dos líneas de pase siempre, y no sólo para evitar riesgos de pérdida de balón, sino sobre todo para evitar que el movimiento de balón sea predecible y la defensa adquiera superioridad adelantándose al ataque.


2)El segundo factor consiste en alejarse de la posición del defensor. A diferencia de la defensa individual, en la defensa en zona cada defensor ocupa una parcela o posición teórica donde ejerce su labor. Por ello, es aconsejable que el atacante ocupe posiciones en la pista intermedia entre dos defensores, sin enfrentarse directamente con ellos. Esta situación:


- concede cierto espacio para pensar y leer el juego con balón.


- sobre todo, genera una opción ventajosa si se opta por dividir, ganando el espacio y obligando a la defensa a desajustarse, lo que genera segundas opciones de ventaja.


3)Al menos en cuanto a una idea o planteamiento general, se requiere en el ataque suficiente distancia entre los atacantes; al menos unos 4 o 5 metros entre ellos, pues esta situación permite no sólo abrir la defensa y por consiguiente los espacios de ataque, sino sobre todo porque evita que un solo defensor pueda ocuparse de dos atacantes, al existir poco distancia entre ellos.


4)Junto con la circulación de balón, el elemento más característico de ataque consiste en la división. Los modelos defensivos en zona se caracterizan por la ocupación teórica de espacios. Además, los modelos actuales son especialmente protectores respecto de posiciones interiores. De este modo, la división puede responder a dos situaciones:


- la regla general es que se divida buscando el espacio intermedio entre defensores comentado en el apartado anterior, para forzar un desajuste que le permita buscar una nueva línea de pase hacia un compañero que se encuentra en posición ventajosa tras el desajuste. - no obstante a lo anterior, es posible que la división no responda sino a la idea de superar al defensor que ejerce presión intensa sobre el jugador con balón, con el objeto de conservar las posibilidades de circulación del balón.


5) Atacar el hueco de la zona. Todas las defensas en zona tienen huecos o espacios en las que son especialmente vulnerables, y que obligan a desajustes más pronunciados e incluso precipitados. La circulación de balón debe permitir que este llegue al jugador encargado de trabajar ese 'hueco', siendo especialmente favorable para ello la triangulación de balón.


* Sólo a modo de ejemplo podemos ver como la zona 1-2-2 presenta un hueco en la posición central, por lo que un ataque con dos jugadores centrales en línea (poste alto y poste bajo) como es el 1-3-1 puede ser efectivo para aprovechar esos defectos.


6) El uso de los bloqueos. A diferencia de otros recursos que acabamos de analizar, el bloqueo no es un recurso en si mismo sino un complemento especialmente útil para cualquiera de los recursos que hemos citado, es decir, tanto en la circulación de balón como en la división. Podemos distinguir a su vez entre:


- bloqueo directo: cuya finalidad es que el jugador con balón pueda dividir con facilidad, creando un desajuste en la defensa y, por tanto, una nueva línea de pase ventajosa (punto 4 estudiado). - bloqueo indirecto: practicado fundamentalmente por los pívots, para permitir que un lanzador exterior cuente con mayor tiempo para lanzar. Admite también la posibilidad de ser realizado en provecho propio, especialmente en posiciones interiores y para ganar una posición frontal al pase en la pintura.


Conviene concluir advirtiendo que, a pesar de lo señalado, no existe un modelo plenamente eficaz. Dependerá mucho del planteamiento defensivo del rival, de las habilidades propias, siendo en ocasiones preferible emplear sistemas no eficaces al 100% pero más sencillos de ejecutar debido a las características y al grado de aprendizaje y empleo del mismo por parte de los efectivos disponibles.




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Artículo publicado por Juan Carlos Sánchez

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