En un mundo tan globalizado como el que nos ha tocado vivir (o sufrir) y con tantos intereses económicos y deportivos en juego, no es extraño aprovechar todas las artimañas que la legalidad permite. No es complicado por tanto ver nacionalizaciones continuas de jugadores con poco o ningún vínculo con el país del pasaporte. Un buen ejemplo es el Maccabi, equipo que tiene que cumplir con los cupos de Israel a la vez que se mantiene competitivo en Europa, por lo que ha sido un habitual de la nacionalización de sus americanos aprovechando las especiales condiciones del país para acceder a la ciudadanía israelí. Así, en esta Final Four son hasta 4 americanos los que ostentan un pasaporte con la estrella de David. Entre ellos Alex Tyus, que sin embargo no es uno más.

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Pero la historia del atlético interior comienza hace 26 años en Saint Louis, curiosamente una de las ciudades con una comunidad judía más importante de todo Estados Unidos. Sin embargo aún Tyus estaba lejos de su desembarco en Israel y de la religión. Estaba más centrado en el baloncesto, donde desde el principio del instituto fue uno de los mejores jugadores de la ciudad. En sus dos primeras campañas de High School defendió los colores de los Hawks de Hazelwood Central, una de las escuelas más grandes de la ciudad. Sin embargo en su tercera campaña su padre le indujo a dejar el equipo a mitad de temporada y a desembarcar no solo en otra escuela, también en otro estado. El elegido fue Ohio, donde jugó para la prep school Harmony Christian en la que repetiría su año junior de HS reclasificándose por tanto de la clase de 2006 a la de 2007.

Junto al cambio de instituto llegó también el cambio de equipo en el circuito veraniego de la AAU, auténtico escaparate de futuras estrellas escolares. Cambió los Eagles de St. Louis por los D-1 Greyhounds de Cincinnati, donde fue la referencia interior de un equipo que contaba por fuera con O.J. Mayo y Bill Walker, dos de los principales jugadores de instituto del país. Este segundo plano siempre le ha venido bien en sus equipos, pues así brilla su físico y su capacidad de finalización con otros jugadores atrayendo las defensas.

Con el foco mediático que proporcionaba jugar en el campeón nacional AAU, más las buenas aptitudes de Tyus para el baloncesto, enseguida se convirtió en un 4 estrellas y Top 100 para las páginas especializadas atrayendo la atención de muy buenas universidades (Kentucky, Kansas, Arizona, Illinois...), aunque finalmente fue la Florida de Billy Donovan, que venía de dos campeonatos consecutivos, la que se llevó el gato al agua. Junto a Tyus desembarcaron jugadores como Nick Calathes o Chandler Parsons, en lo que fue la tercera mejor clase del panorama colegial pero que sin embargo no logró alcanzar el cénit unida, algo que sí han logrado por separado, cada uno a su manera. Y es que no es fácil sustituir a un equipo bicampeón con apellidos como Noah, Horford o Brewer.

La primera temporada fue de asentamiento para Tyus como el principal suplente interior del hoy NBA Speights y de Dan Werner, un jugador de infausto recuerdo en Gainesville pero más veterano y versátil. Aquel equipo no consiguió llegar al Torneo NCAA, como tampoco lo conseguiría en la segunda temporada de Tyus en el equipo, ya como principal referencia interior tras la salida de Speights hacia el draft. Parecía que todo marchaba bien, pero la estabilidad no ha sido una constante en la carrera baloncestística del de Missouri y decidió pedir el transfer por diferencias con el entrenador. Realmente todo se reducía a que un Tyus poco consciente de sus limitaciones quería jugar de alero, mientras que Donovan trataba de hacerle ver que su sitio y su futuro estaban en la pintura, como así ha sido.

Finalmente Tyus comprendió su papel en un futuro profesional y retiró la petición de transfer para volver un tercer año a Florida. En ella tuvo un menor papel ofensivo ante la irrupción de Parsons y la importancia de Boynton-Walker en el backcourt, pero el premio fue la primera participación en el Torneo NCAA donde cayeron en primera ronda ante la BYU de Jimmer Fredette, en un mal partido de Tyus.

Aunque tanteó las aguas del draft 2010, Tyus decidió regresar para su año senior. Una decisión que varió no solo su futuro baloncestístico, sino también el personal. En este punto conviene recordar que afirmábamos al principio que Tyus no era un nacionalizado más. El año baloncestístico fue muy bueno para Florida aunque vio desplazada su importancia por Vernon Macklin. El equipo alcanzó Elite Eight en el Torneo NCAA y Tyus consiguió vengarse de BYU, pues la eliminaron en Sweet Sixteen con el mejor partido del de Saint Louis en la NCAA (19 puntos y 17 rebotes). Pero todo ello pierde importancia si centramos el foco en la vida personal de Tyus.

En este último año, el interior y su mujer (Alli Cecchini, jugadora del equipo de volleyball de la misma universidad) compartieron habitación con una chica judía con la que conectaron profundamente, lo que les condujo a acercarse a su círculo. Judío, como es fácil de adivinar. Así, ambos que no habían crecido particularmente en ninguna religión, se sintieron tan atraídos por el judaísmo que decidieron convertirse en una decisión que sorprendió no solo en el ámbito baloncestístico (a pesar de un proceso similar en Amare Stoudamire, no es una conversión de la que haya muchos ejemplos), también en el personal para sus allegados. Por entonces, Israel en perspectiva profesional quedaba lejos y nada tuvo que ver con un futuro aprovechamiento a la hora de conseguir el pasaporte. Tanta importancia adquirió esta religiosidad que el jugador celebró la fiesta de la noche del draft (siendo consciente de tener muy pocas oportunidades de ser elegido, así fue) en el Hillel, la principal organización judía dentro de los campus universitarios.

Sin ser seleccionado y con las Summer Leagues canceladas por el lockout, Tyus tuvo que buscar su futuro profesional en el viejo continente. Desembarcó en Israel, quién sabe si por su recién adquirida religión o no (Israel es destino habitual de jugadores salidos de la NCAA), pero Tyus unió así su vida baloncestística y personal. El Maccabi Ashod fue su destino, donde completó una muy buena temporada que les valió para llegar a la final de liga, cayendo con el Maccabi Tel Aviv, y para iniciar los trámites de su nacionalización.

También para conseguir un mejor contrato en la Pallacanestro Cantú, donde sin embargo vivió una temporada decepcionante tanto a nivel colectivo (7ª) como personal, pues nunca se acabó de sentir a gusto. Así que el pasado verano la decisión fue sencilla: regresar a Israel, esta vez al Maccabi Tel Aviv buscando alcanzar el éxito colectivo que de momento se le ha resistido y haciendo mucho más sencilla su vida personal por el sentido de comunidad que puede tener allí siendo un judío con mucho que vivir aún en dicha religión.

Así, Maccabi parece el invitado a la fiesta de los otros tres equipos, pero Alex Tyus es un jugador al que le gusta sorprender. Ahora además tiene un doble motivo para luchar por el título para los hebreos, por la camiseta y por la religión.

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