Para los que estéis siguiendo estos días las emisiones "vintage" de Teledeporte, hay que apuntar que hoy se emite la final del EuroBasket 1991, un Italia-Yugoslavia que, entre otras cosas, es recordado como el último partido disputado por la Yugoslavia de las 6 repúblicas en un Kosarka que entonces dominaba.
Curiosamente era una selección menos plural que en ocasiones anteriores, contando con siete serbios (Paspalj era montenegrino de nacimiento y Danilovic bosnio, pero ambos optaron luego por la nacionalidad serbia) y cuatro croatas. 11 jugadores porque un par de días antes, justo antes de la semifinal, el esloveno Jure Zdovc había tenido que abandonar el equipo en pleno torneo reclamado por su nuevo gobierno.
Plata en Seúl 1988, oro en Zagreb 1989, oro en Buenos Aires 1990 y oro en Roma 1991. Casi se podría detallar la trayectoria de aquella selección como inversa a la del país. Eso sí, no fue la última Yugoslavia baloncestística en competir. Y no, no hablo de la Yugoslavia ya sólo serbomontenegrina que habría de volver a lo grande en el período 1995-2002.
Ese mismo año 1991, la Jugoplastika de Split (ya entonces denominada Pop 84 de manera definitiva) acababa de conseguir su tercera Copa de Europa consecutiva y su cuarto título liguero seguido. En Europa sólo el ASK Riga había logrado ese triplete en las tres primeras ediciones y nadie lo ha vuelto a conseguir, mientras que para encontrar cuatro títulos consecutivos en Yugoslavia había que remontarse ya al Estrella Roja de los años 50. Es más, prueba de la igualdad de aquella competición voraz cabe apuntar que nadie había logrado desde entonces tampoco tres ligas seguidas. El círculo se cerraba con un inapelable 3-0 ante el Partizan, que el año siguiente les sucedería en el palmarés de la Copa gorda y que había sido su gran rival, en especial en la dupla 1988-1989. Vista hoy, esa final guarda el potente simbolismo de ver al público de Belgrado despedir a Kukoc con una sentida ovación.
Pues bien, en aquel equipo de Split estaba, entre otros Teo Cizmic, hoy entrenador del Atomeromu húngaro y en su día una auténtica debilidad personal. Elegante, fino pero delgado y algo falto de explosividad, incluso en los cánones de aquellos días, Cizmic, cuyo hijo Leo pasó hace poco por la LEB Oro, era una delicia para el espectador aunque nunca era fácil dar con sus partidos. Formado en Split, es junto a Sretenovic, Kukoc, Perasovic y Tabak uno de los cinco jugadores que estuvieron en los cuatro años gloriosos de la Jugoplastika en los que los de Split sumaron las citadas cuatro Ligas y tres Copas de Europa (amén de dos Copas).. En aquellos éxitos su papel aún fue menor -algo mayor en 1991 ya con Zelkjko Pavlicevic en el banco-, pues no pasaba de ser entonces un joven con mucho margen de crecimiento. Cizmic se quedaría en Split tras la independencia durante años e incluso comenzaría allí su carrera como entrenador. Luego llegaron sus exhibiciones anotadoras en Eslovenia (¡cómo molaba aquel Postojna!), Turquía, Bélgica o Israel... pero donde no estaría nunca sería en la selección croata.
Donde sí fue internacional Teo fue en categorías inferiores yugoslavas. Jugador de enorme progresión, Cizmic forma parte de la Yugoslavia que disputa el Europeo Junior de 1990, los Juegos del Mediterráneo de 1991... y el Mundial Junior de aquel año. Un Mundial que se disputa entre finales de julio y principios de agosto de 1991.
Como a Zdovc con la absoluta, dos jugadores eslovenos son llamados del país para que no se incorporen a la selección (llegan a estar entrenando varias semanas después de lo de Jure): Roman Horvat y Sisko (ambos habían estado en el Europeo anterior). La selección se queda entonces con nueve serbios y tres croatas. Debe viajar a Canadá a mediados de julio y Croacia reclama también a los suyos, pero Cizmic se niega a volver y dice que va a jugar. Con 18 años toma la decisión en contra de todos, pero Veljko Mrsic y Ridl le respaldan. No hay argumento político alguno, dice: "llevamos años juntos preparando este torneo y debemos ganarlo".
Así, aquel grupo que dirige Dusko Vujosevic vuela a Edmonton y disputa el Mundial. Cizmic es el quinto anotador de una selección en la que están Bodiroga, Loncar, Rebraca, Tarlac, Radovic, Mrsic... Una selección que cae en semifinales por tan sólo dos puntos ante una Estados Unidos con Wesley Person, Vin Baker, K.Reeves, Lang o el entonces imparable Lance Miller. Una selección que acaba cuarta al desfondarse en el partido por el bronce ante la Argentina de Montechia, Racca, Wolkowyski o Farabello. Una selección que vuelve, recordemos en agosto de 1991, en un triste vuelo a Belgrado... Sin medalla y hoy olvidada, aquella sí fue la última selección yugoslava a nivel baloncestístico.