El verano de Paolo Quinteros |
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Sobre la capacidad anotadora de Paolo Quinteros se sustentan buena parte de las ilusiones de los aficionados del CAI Zaragoza para mantenerse en su primera experiencia en la ACB. El exquisito escolta argentino forma parte de esa rara y escasa estirpe de jugadores que son capaces de aunar la inspiración individual con la solidaridad de equipo. Se trata de un jugador muy completo: no es exclusivamente un tirador, aunque es capaz de asumir la responsabilidad en los momentos determinantes. Es un penetrador explosivo y lleno de recursos técnicos, un gran pasador con dribling aceptable y un gran especialista en el dos para dos, con una innata cualidad para aparecer cuando más se le necesita.
Sin embargo, a pesar de su indudable potencia física, el “quemarredes” de Colón lleva dos temporadas seguidas prácticamente sin descanso, alternando la liga LEB con compromisos de la selección albiceleste. En 2007, tras ascender con el León, participó en el Torneo de las Américas. Este año, y sin solución de continuidad tras la triunfal temporada con el CAI, disputa una gira con el combinado argentino diseñada con el objetivo de elegir los últimos componentes que participarán con el primer equipo en los Juegos Olímpicos de Pekín. En ella ha firmado actuaciones soberbias que muy bien podrían conducirle a compartir el destino de los Ginóbili, o Scola, más si se confirman los problemas en el tobillo del primero y las seguras renuncias de Pepe Sánchez, Walter Herrmann, Alejandro Montecchia y Hugo Sconochini.
En Zaragoza se especula que los escasos días de descanso que va a disfrutar condicionen su estreno en la ACB. No obstante, ha demostrado en numerosas ocasiones su enorme profesionalidad y entrega más allá de la carencia de frescura física. Baste como ejemplo recordar sus playoffs con León la temporada pasada, en los que, a pesar de estar lastrado por molestias en los isquiotibiales, se convirtió en el elemento desequilibrante de la eliminatoria. O la presencia en todos los encuentros con el CAI este año sin que aparentemente acusara un desgaste excesivo, salvo el partido contra el Bruesa en el Príncipe Felipe, en el que, tras quedar inédito en el tercer cuarto por problemas musculares, surgió en el último para estar a punto, con cuatro triples prácticamente consecutivos, de dar la vuelta a un marcador adverso.
La competitividad de Quinteros y su calidad han servido para desterrar el prejuicio de “escolta bajito” que le ha acompañado durante toda su trayectoria, y que en muchas ocasiones ha sido esgrimido como coartada para justificar su tardío salto a Europa. Este verano puede ser el de su consagración en la elite si acude a Pekín, justo en la antesala de la ACB.
¿Pagará ese peaje su rendimiento con el CAI? Los acontecimientos dictarán sentencia.