El mal de fondo del Real Madrid |
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El Real Madrid viene padeciendo un mal de fondo arrastrado desde hace tiempo, un mal de concepto, de interpretación de juego y de estructura de sistema. El análisis de una plantilla mermada físicamente debe hacerse siempre desde la consideración de los jugadores a pleno rendimiento, y a día de hoy no lo está. De todas maneras, si la recuperación de ellos se produce en poco tiempo, por mucho que mejore el rendimiento de los jugadores del Madrid, no se puede seguir viviendo de los nombres antes que de los hombres.
Varios de los jugadores de la plantilla blanca son sucedáneos de lo que fueron. Por supuesto, resulta difícil la tarea de un secretario técnico que confía en que el nivel exhibido por un jugador contratado será similar o mejor al de su temporada anterior. Las renovaciones a largo son tan delicadas que hay que cuidarse muy mucho de los detalles.
Por ejemplo,
Raúl López fue fichado del Akasvayu teniendo en cuenta que, ni siquiera en Girona, cubrió las expectativas depositadas en él. McDonald era el base titular, y Raúl era un recambio solvente. Si obviamos las lesiones del catalán en todos estos años, además nos damos cuenta de un cambio en su fisonomía. Una cosa es intensificar el trabajo muscular para evitar futuras lesiones, y otra adquirir el aspecto de una persona que no se dedica en absoluto al deporte. ¿Qué esperaban de Raúl cuando le contrataron? Tendrá mucha visión de juego, pero para obtener apenas 5 minutos de su calidad hacen falta que transcurran otros 25 o 30 minutos, lo cual un equipo de élite no se puede permitir.
De
Pepe Sánchez se sabía que era un tipo raro, y que con 31 años tampoco iba a dar el rendimiento que ofreció en Málaga, pero ¿alguien intuía ese bajísimo nivel de compromiso? Yo no desde luego. Esa apatía y desidia en el juego se transmite alos compañeros, que no se sienten obligados a adquirir compromisos defensivos como en el primer año de Plaza, cuando el Real Madrid brilló sobre todo en defensa. Salvo el empuje de
Llull, que me parece una versión similar a Calderón en empuje y entrega cuando explotó en el Tau, no hay un base director a la altura de los grandes de Europa.
El caso de
Bullock es delicado. Durante fue años fue santo y seña del ataque blanco, y sus carencias defensivas eran suplidas por un excelente don en forma de muñeca, y una facilidad para penetrar pasmosa. No digo que no sea un trabajador de lo suyo, pero cuando dejas de ser desequilibrante en tu virtud tienes que potenciar el resto de facultades. No nos engañemos, Bullock no tiene envergadura ni capacidad física para suplir sus carencias físicas. Si no tiene ritmo, y se siente en la obligación moral de tirar del carro, arriesga en tiro injustificados que normalmente falla, siempre desequilibrado. ¿Cuántos mete? ¿1 de cada 10? Insuficiente. La bola tiene que correr antes. Desplazamientos rápidos de balón para crear situaciones de tiros claros. Engaño. La esencia del baloncesto.
Del resto de problemas del Madrid se ha hablado de sobra. La inadaptación de
Massey, la irregularidad de
Mumbrú, la obsesión de Plaza por sacar de la zona a
Papadopoulos, el cansancio físico de
Hervelle... también importantes. Pero creo que hoy era fundamental hablar de la creación de juego, ¿o más bien destrucción?