Oficializada su salida del Barcelona, tiene toda la pinta que es también el adiós a la ACB de Ante Tomic. No voy a negar que siempre he tenido debilidad por él, aunque entiendo perfectamente que ya era la hora para ello y, en cierta forma, me alegre porque lejos de Madrid y Barcelona lo voy a disfrutar más en lo que le quede.
Con mucha controversia siempre a su alrededor -curiosamente cuando él es un tipo en las antípodas de esas cosas-, su condición de jugador contracultural y el cambio de ciclo vivido entre Madrid y Barcelona casi al mismo tiempo que su cambio de equipo siempre han alimentado los comentarios simplistas, las etiquetas ignorantes o incluso las graciosadas. Como aquella recurrente del "se ha ido al Barcelona para ganar títulos". No se había ido: lo habían dejado marchar y nunca pronunció esa frase en esos términos. Frase que, por cierto, se hacía famosa en Granada en 1992 cuando en la celebración de la Copa que ganaba el Estudiantes Alberto Herreros levantaba su Copa para dedicarle el título "a los que se han ido al Madrid a ganar títulos", en clara referencia a Antúnez. Un cambio de ciclo en el que su papel en la llegada a la Final Four de 2011 o la Copa lograda en 2012 también Ante tuvo su papel.
Y es que, resultados al margen, creo que el cambio fue bueno para todas las partes. Para el Madrid porque pudo ahondar en un estilo que le ha llevado a lo más alto (aunque tengo para mí que podría haber tenido tener fórmulas para ello igualmente) y para el Barcelona porque se hizo con una delicia de jugador. Y no, no ha sido para los culés una etapa gloriosa ni mucho menos. Una Liga, un par de Final Fours y tres Copas pueden sonar a modestas, pero en los análisis, y sin excluir las responsabilidades del croata, habría mucho más que analizar. Desde el conservadurismo excesivo en algunos momentos por el trauma de la final ante el Baskonia, renunciando lo que les había hecho grandes en París semanas antes, pasando por el desastre en despachos y no dejando de tener en cuenta dificultades como lo difícil que fue gestionar el ocaso de Navarro, ciertas salidas NBA o la mala suerte con las enfermedades de Mickeal o Lorbek.
Insisto, probablemente Tomic tuviera parte de culpa o más bien quien le pretendía poner como eje en tiempos que jugaban en su contra. Desde fuera, quedan años de rendimiento notable y regular, quintetos ideales de Euroliga y una prestación defensiva infinitamente mejor de la que se le solía achacar. De gestualidad tranquila y poco dado al alarde, su falta de explosividad y su tren inferior nada destacable siempre ayudaron a colgarle la siempre manida etiqueta de "sinsangre", obviando su inteligencia en las ayudas o su intuición en la defensa del pick and roll. Quedan, sobre todo, los destellos de clase en el poste y esa capacidad de pasar, crear y generar. Poco para los amantes de los resultados, un mundo para algunos que disfrutamos de este juego a través de los detalles que le hacen especial.
A la espera de conocer su destino, es buen momento para recordar el flechazo instantáneo la primera vez que le vi en aquel Europeo Junior de 2005 batallando casi solo ante la Serbia de Teodosic. Recuerdos de las conversaciones con Juanan Hinojo e Imanol Martínez, también creyentes en la religión del talento y el rastreo para conseguir los partidos del KK Zagreb como aquella final de Copa ganada en 2008 y tantos otros.
Aquí dejo uno de ellos, el último antes de su fichaje por el Madrid, con sus compañeros sacándole a hombros al final del mismo. Haciendo pareja interior con Zoric junto a veteranos como Mulaomerovic o Prkacin y con un Saric niño ya asomado a la convocatoria. Enfrente, un Estrella Roja donde estaba Nemanja Bjelica, el que pudo ser su compañero de no haber mediado una duda bien aprovechada por Obradovic. Un "What if?" en toda regla, porque esa pareja... Sea como sea, sirva el vídeo para una retirada a hombros virtual tambien desde aqui. Hvala Ante!
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