El pasado 26 de febrero cumplía 50 años Predrag Danilovic, posiblemente el mejor escolta europeo de los 90; un enorme jugador y una fiera competitiva como pocas veces se ha visto por estos lares. Un jugador capaz de sobreponerse a un parón de dos años en sus inicios; de cambiar, a base de mucho trabajo un tiro que era su principal hándicap y de hacer gala de una mentalidad casi de hierro.
Nacido en Sarajevo, llega al Kosarka tras probar, con cierto éxito, en distintas modalidades deportivas y pronto accede a las categorías inferiores de un Bosna en las que pronto empieza a sacar la cabeza. Allí estará poco más de dos años, antes de tomar una decisión clave en su futuro.
Formando parte de una selección juvenil bosnia que disputa un torneo en Zlatibor, Danilovic llama la atención de Zeljko Obradovic, base entonces del Partizan, y presente en un campus paralelo al torneo. Enamorado de lo que ve, Obradovic llama a Dusko Vujosevic, segundo entrenador del Partizan en ese momento, que ante la insistencia de Zeljko acude a verlo en persona. La suerte está echada y la relación entre ambos marcara un antes y un después.
Con unos informes inmejorables por parte de Vujosevic, el Partizan se dirige al Bosna para tratar de fichar a un Danilovic al que le atrae la idea. Pero, pese a la buena relación entre Delibasic y Kicanovic, ambos en la dirección deportiva de bosnios y serbios, no hay un acuerdo y el Bosna ejerce su derecho a veto. Pese a ello el Partizan decide ejecutar el fichaje. Ante la oposición del Bosna, la Federación yugoslava falla que si se ha de producir entonces el jugador debe estar dos años sin disputar competiciones oficiales de clubes para que autorice el transfer. Pese a lo arriesgado de la decisión, Partizan y jugador deciden tirar para adelante.
Ese mismo año Danilovic participa en Izmir en los Juegos de los Balcanes, donde Yugoslavia se cuelga la medalla de bronce. A su regreso de la ciudad turca, Danilovic se traslada a Belgrado antes de dar el siguiente paso en su carrera. Un paso hoy bastante olvidado, pero clave en su formación, sobre todo mental, como jugador.
Sin posibilidad de jugar en Yugoslavia, Predrag da el salto a Estados Unidos pasando a jugar para Cookeville High School en Tennessee. Allí pasa siete meses en un entorno competitivo muy distinto, pero comienza la transformación física que le hará destacar en adelante mientras comienza a esculpir una mentalidad casi espartana. Tras siete meses, Danilovic regresa a Yugoslavia, donde pasa a entrenar con el primer equipo del Partizan por un lado y técnica individual por otro con Dusko Vujosevic. Así estará un año. Un año en el que sus compañeros empiezan a vislumbrar lo que se viene.
En el verano de 1988, a punto ya de cumplirse la sanción, Dusko Vujosevic, ya primer entrenador en ese momento del Partizan, lo convoca para disputar el Europeo junior donde Yugoslavia, liderada por un estelar Komazec, se lleva el oro. Ese mismo año, en Antalya, Danilovic suma el oro en los Juegos de los Balcanes a las órdenes de Dragan Sakota, el actual entrenador del Estrella Roja, con una selección en la que también figuran jugadores como Djordjevic, Nakic, Koprivica o Alihodzic y donde el máximo anotador es Milan Mladjan (el padre de los actuales internacionales suizos).
Por fin, pasado el barbecho, Danilovic debuta en el primer equipo del Partizan en la temporada 1988/89. Un Partizan que viene de ser campeón de liga en 1987 y de estar presente en la Final Four de 1988. Partiendo como sexto hombre, Danilovic destaca como especialista defensivo y punta de lanza del contraataque teniendo, aún, su mayor pega en su flojo tiro exterior. La temporada es fantástica para los de Belgrado, que plasman un juego preciosista y eficaz. Campeones de la Korac ante el Cantú, se llevan la Copa yugoslava en Maribor ante una Jugoplastika, ya campeona de Europa desde hace unos días, a la que vuelven a derrotar en el tramo final de la liga regular para asegurarse el liderato de la misma. Ambas escuadras llegan a la final con una expectación máxima. Reedición de la final anterior, campeones de las dos grandes competiciones europeas y la primera final programada a cinco partidos... de los que solo se llegaran a disputar dos tras la polémica retirada del Partizan.
Tras el sinsabor liguero a Danilovic le llega una algría inesperada, y es que Dusan Ivkovic, necesitado de un perfil defensivo y de equilibrio, opta por convocarlo para el EuroBasket de Zagreb por delante de su compañero de generación Arijan Komazec. Desde un papel secundario, Danilovic se cuelga el oro en un EuroBasket de ensueño. Con el tiempo (1991, 95 y 97) Predrag sumaría otros tres triunfos más, amén de un bronce en 1999.
La 1989/90 parece de transición para los de Belgrado. Paspalj y Divac saltan a la NBA, Djordevic realiza el servicio militar y Danilovic sufre una grave lesión de tobillo que le deja fuera del Mundial de Argentina. Otra lesión le hará perderse el de 1998. En ambos Yugoslavia sumaría la medalla de oro. Entre medias, el Mundial de 1994, destinado a disputarse en Belgrado, pasa a Toronto mientras Yugoslavia es sancionada. La historia de amor de Danilovic con los Europeos tiene así su cara B en los Mundiales.
Con todo, la lesión tiene un contrapunto, y es que trabajando en estático Danilovic acaba por transformar su tiro ganando en velocidad de ejecución, naturalidad y rango hasta el punto de convertirse en un tirador mucho más que fiable. Subcampeón liguero en 1991 y ya con galones, la 1991/92 trae la gran eclosión del escolta de Sarajevo. Doblete nacional y el histórico triunfo en la Final Four de Estambul. El triple ganador es de Djordjevic, pero el MVP de la misma, merecidamente, es para un Danilovic que ese verano da el salto.
¿El destino? Bolonia, la basket city, donde Ettore Messina, víctima en los cuartos de final previos a Estambul del huracán Danilovic, apuesta muy fuerte por su fichaje. El impacto es inmediato. La Virtus, que tras las salida de Cosic sólo ha ganado la LEGA de 1984, encadena tres títulos consecutivos con Danilovic como estrella absoluta. El primero con Messina, los dos siguientes ya con Alberto Bucci. Siempre por encima de los 23 puntos de media (casi 30 en el tercero) el serbio presenta ademas unos porcentajes de tiro tremendos y ante todo un carácter ganador a prueba de bomba. En la final de 1993 supera a la Benetton de Kukoc, en la de 1994 al Scavolini de Carlton Myers empezando así su histórica rivalidad hoy devenida en amistad y en la de 1995 a la Benetton de Naumoski tras hacer lo propio en semis ante el Stefanel de Bodiroga. En los tres años son líderes de la regular y en los tres lo reafirman en los play-off.
Ese verano Danilovic da el salto a la NBA de la mano de unos Miami Heat en los que ya de inicio parte como titular junto a jugadores de la talla de Tim Hardaway o Alonzo Mourning. Promediando más de 13 puntos por noche y siendo un más que digno defensor, con tan sólo 19 partidos disputados una lesión de muñeca le aparte del resto de la temporada. Danilovic centra su recuperación en llegar a los Juegos de Atlanta, donde rinde a gran nivel y se torna en fundamental para colgarse la medalla de plata. Su segundo año en los Heat arranca a buen nivel, pero a mitad de temporada se ve envuelto en un traspaso que lo lleva a Dallas Mavericks. A nivel individual, Danilovic se va a casi 17 puntos por partido en la franquicia texana... pero no acaba de adaptarse al estilo NBA y fruto de su ambición por competir decide explorar las opciones para volver a Europa.
No necesita buscar mucho. La Virtus, a la que ha vuelto Messina, le planta una oferta económica potente y Danilovic regresa. Savic, Rigadeau, Nesterovic, Sconochini... la V nera presenta un equipo ambicioso que busca el anhelado título europeo. Algo que tiene correspondencia en la acera de enfrente con una Fortitudo que con Myers de estrella ficha ese mismo verano a Gregor Fucka y a los dos últimos MVP de la Final Four: Dominique Wilkins y David Rivers.
La rivalidad entre la Effe y la Virtus toca su punto más álgido y ambas escuadras se miden en los cuartos de final de la Euroliga. Una eliminatoria que acaba, pelea mediante, de manera caótica... pero con triunfo virtusino. Ya en Barcelona, la Virtus remata la faena y se proclama por primera vez campeona de Europa. Lejos de ser el final, la temporada aún reserva otro duelo aún más recordado con la final liguera entre los dos equipos de Bolonia. Llegados a un quinto partido decisivo, el triunfo parece encaminado para una Fortitudo aún virgen de títulos ligueros. Cuatro arriba con tan sólo segundos por jugarse... hasta que Danilovic se levanta y suma un 3+1 que manda el partido a una prórroga donde el propio escolta es decisivo. Cuatro años en la Virtus y cuatro ligas para Predrag en ese momento, cuando en su ausencia las dos temporadas anteriores el cuadro blanquinegro no había alcanzado la final.
Ese será el canto del cisne de un Danilovic que los dos siguientes cursos se verá perseguido por las lesiones. Sin él al 100% la Virtus no revalida sus títulos, aunque a nivel europeo suma dos subcampeonatos: en 1999 el de la Euroliga y en 2000 el de la Copa Saporta cayendo ante el AEK de Ivkovic. En ese 2000 Danilovic acude a los Juegos de Sidney, completando una muy buena primera fase pero una nueva lesión le deja fuera de los cuartos de final. Sin él Yugoslavia naufraga y cae ante una Lituania que había llegado al cruce siendo tercera de su grupo.
Con tan solo 30 años y pese a tener contrato, Danilovic decide dejar el baloncesto. Físicamente castigado y mentalmente ya "amortizado", decidía que si no podía estar al 100% no le interesaba seguir, en una decisión con ciertos paralelismos a la tomada años antes por Dragan Kicanovic, quizás junto a Vujosevic su otro gran mentor. El mundo se perdía a la dupla Ginobili-Danilovic (el argentino es fichado pensando que Danilovic aún iba a continuar y no como su sustituto, como algunas veces se lee), pero Predrag se iba siendo fiel a su espíritu competitivo. El mismo que no le importó dejar de competir dos años, irse a Estados Unidos siendo un crío o volver cuando estaba en su tope. La misma ética de trabajo que en menos de dos años llevó a un chaval al que flotaban descaradamente a convertirse en un tirador letal. Y un palmarés a la altura...
- 4 oros en EuroBasket y un bronce - 1 oro en Juegos de los Balcanes y un bronce - 2 Euroligas - 1 Copa Korac - 1 Liga yugoslava - 2 Copas yugoslavas - 4 Ligas italianas - 1 plata en Juegos Olímpicos
Enfrascado hoy, con notable, éxito en tareas directivas, Danilovic sigue siendo un ídolo en Bolonia... y allí donde se aprecia el buen baloncesto. 50 años de un mito viviente. ¡Que sean muchos más!
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