Sin ánimo de justificar el (supuesto) veto de Petrovic, hay razones que bien podrían explicar parte de su ira tras aquella derrota del 88. Recapitulemos...
Leyenda como pocas, el nombre de Drazen Petrovic suele ir asociado a términos relacionados con el triunfo, la voracidad, la superación o incluso la precocidad. Ciertos algunos de ellos y menos otros, nadie duda que la figura del de Sibenik es una de las más trascendentales de la historia del basket europeo. De una enorme dureza mental y capaz de reinventarse para sobrevivir y luego triunfar en la NBA, sus éxitos con Yugoslavia o su dominio en las competiciones continentales están fuera de toda cuestión. Sin embargo,y quizás debido a su temprana desaparición, en ocasiones, su figura es objeto de estudios que rayan en lo hagiográfico obviando que en su carrera también hubo espacio para las sombras y las frustraciones.
Hermano pequeño de Aleksandar, Drazen Petrovic se hace un nombre a temprana edad jugando con la escuela Osnovna Skola Marsal Tito en Sibenik . Siguiendo los pasos de su hermano, Drazen pasa con 13 años a formar parte de las categorías inferiores del Sibenka Sibenik y tan sólo dos después ve como Moka Slavnic le hace debutar en el primer equipo. Con jugadores como Srecko Jaric, Zivko Ljubojevic, Branko Macura o Predrag Saric (padre de Dario), el conjunto de la costa croata navegaba por la zona medio/alta de la tabla en las primeras apariciones de un Drazen que va haciéndose hueco de manera más paulatina de la que en ocasiones parece ser recordado. Con presencia testimonial en la temporada 1980/81 (apenas llega a los dos puntos por partido), Petrovic vive la clasificación para la Copa Korac semanas antes de disputar su primer gran torneo con Yugoslavia: el europeo cadete (por entonces U17) de 1981. Petrovic emerge como una de las figuras del torneo y termina el mismo como el máximo anotador, pero en lo colectivo Yugoslavia naufraga y cae al quinto puesto ,con una selección compuesta con jugadores como Vrankovic,Sasa Radunovic,Perasovic o Sretenovic, tras haber sido medalla en todas las ediciones de un torneo que se había comenzado a disputar en 1971 (lo sería a su vez las cuatro ediciones posteriores). El oro se lo lleva la URSS de Sabonis venciendo a la final a Italia. Un año antes, Drazen había formado parte de la selección junior que disputaba los Juegos de los Balcanes, liderandola en anotación por delante de Radunovic y Cvjeticanin. Dos derrotas finales ante Bulgaria y Turquía relegaban a Yugoslavia a la tercera posición sólo por delante de Rumanía y Grecia.
El siguiente curso (81/82) Drazen crece en importancia, sube sus medias anotadoras por encima de los 14 puntos y los de Sibenik logran alcanzar la final de la Copa Korac, donde caen ante el Limoges. El verano trae para Drazen una nueva oportunidad con Yugoslavia, el Europeo Junior de Bulgaria. Con parte del bloque de su etapa cadete más jugadores como Cvjeticanin o Sobin, Yugoslavia alcanza la final y Drazen es elegido MVP del torneo (en esta ocasión el máximo anotador del torneo es Jordi Villacampa). En la final el rival es la URSS, que no cuenta con un Sabonis que esos días disputa el Mundial de Colombia con la selección absoluta. Pese a la ausencia del lituano, en una segunda parte excepcional los soviéticos, liderados por un imparable Biriukov, se llevan el oro dejando a Drazen con la miel en los labios.
Biriukov por encima de Drazen
La 1982/83 trae, a nivel individual, la definitiva consagración de un Petrovic que se alza con el MVP de la temporada a la sazón del segundo mejor registro anotador de la liga yugoslava tras Dusko Ivanovic. El Sibenka vuelve a alcanzar la final de la Korac, donde repite derrota ante el Limoges, aunque la gran oportunidad surge en liga. El vigente campeón, la Cibona, parte visiblemente mermado y dibuja un año terrible (0-10 en la Copa de Europa) mientras que el Partizan, subcampeón el curso anterior, ve como sus dos grandes estrellas, Slavnic y Dalipagic, salen a Italia y España. Primero en la fase regular, el conjunto croata alcanza la final decidiendo en el tercer partido de cuartos y semis ante Jugoplastika y Estrella Roja. Su rival es el Bosna Sarajevo que dirige Svetislav Pesic, tercero en liga, pero que ha eliminando al Partizan en semifinales. Recién llegado al cargo de entrenador, Pesic cuenta en el equipo bosnio con jugadores como Radovanovic,Varajic o Benacek, antiguos compañeros suyos en la victoria en la Copa de Europa de 1979. Como en las dos eliminatorias anteriores, el Sibenka gana su partido como local y pierde como visitante por lo que la final, programada al mejor de tres encuentros, se decide en la costera ciudad croata. Una final que acabará por ser recordada como una de las más polémicas de la historia.
Presidida por un ambiente altamente candente, el partido entra en sus últimos segundos con ventaja bosnia por 81-82. Petrovic, autor de 40 tantos, asume la responsabilidad y a falta de dos segundos decide jugarse el tiro decisivo recibiendo una más que dudosa falta de Sabit Hadzic (puede verse un pequeño perfil suyo al final de esta entrada: http://laesquinadesunara.blogspot.com.es/2011/08/eurobasket-11-bosnia-herzegovina.html). El banquillo del Bosna salta indignado y Pesic es expulsado a la sazón que empujado por parte de un exaltado público local. Drazen no falla y la locura se instala en una Sibenik que esa noche se lanza, literalmente, a la calle. Pero, como en una cruel reminiscencia del cuento de la cenicienta, a la mañana siguiente llega el jarro de agua fría: tras una reclamación del Bosna, la Federación examina el vídeo del partido y dictamina que éste debe repetirse y además en terreno neutral (concretamente en Novi Sad). Tomada la decisión como una afrenta, el Sibenka decide no presentarse y tras un surrealista salto inicial, el Bosna es el nuevo campeón. La polémica se alarga durante semanas y desde la prensa croata se acusa a la Federación y al Gobierno de querer premiar a una Sarajevo que el año siguiente va a albergar los Juegos Olímpicos de invierno (los mismos cuyo logotipo sería clave años después en el desenlace de la maravillosa "Forbrydelsen"). El propio Petrovic no es ajeno al maremagnum, acusando a Pesic de manipulador.
Ese verano de 1983 trae el debut de Drazen en un gran torneo con la Reprezentacija (su debut había sido en un amistoso ante Italia en mayo del año anterior con Tanjevic aún como seleccionador) en un EuroBasket donde Yugoslavia, en medio de dos grandes generaciones, naufraga hasta finalizar en séptima posición, siendo la batalla de las tijeras su momento más recordado. Al margen del EuroBasket Drazen disputa a las órdenes de un Dusan Ivkovic con el que congenia a la maravilla la Universiada de Edmonton. Petrovic es el máximo anotador de la selección por delante de Ivan Sunara en un grupo en el que también figuran jugadores como Cvjeticanin,Vujacic,Grbovic o Perasovic. Yugoslavia llega invicta a la final pero en ella cae ante la anfitriona: una excelente Canadá dirigida por Jack Donohue y liderada en la pista por Jay Triano, que había sido capaz de eliminar a USA en las semifinales. Un equipo estadounidense en el que estaban, entre otros, Charles Barkley,Karl Malone,Kevin Willis,Ed Pickney o Johny Dawkins, lo que da una idea de la fortaleza del torneo.
La 1983/84 supone para Drazen la temporada del cumplimiento de su servicio militar, por lo que pasa prácticamente el año en blanco y su mayor preocupación es escoger entre sus múltiples ofertas el destino del año siguiente. Descartadas las de Jugoplastika y Partizan, así como la de algunas Universidades USA como Notre Dame, Drazen duda entre la oferta de la Cibona donde juega su hermano o la de un Estrella Roja del que su padre es fiel seguidor. O lo que es lo mismo entre Novosel o Zeravica. Croatas y serbios alcanzan la final liguera y Drazen opta por una decisión: jugará con el campeón pues desea asomarse a la Copa de Europa. La final resulta una de las más emocionantes de la historia y acaba decidiéndose por un tiro casi desesperado de Mihovil Nakic. Título para la Cibona, fichaje de relumbrón y una muesca más en la entrañable historia de oportunidades perdidas del Estrella Roja.
Pese a la inactividad, Drazen es convocado por Mirko Novosel, futuro entrenado suyo en la Cibona (aunque sólo en Europa), para los Juegos de Los Angeles, donde ya va a tener un papel central dentro de la selección. En el primer amistoso previo a los Juegos, en Brasil y disputado meses antes ya que al ser la vigente campeona Yugoslavia no disputaba el Preolímpico, el de Sibenik anota 32 puntos dejando claro cual va a ser su nuevo rol. Ya en L.A., Drazen completa un buen torneo pero Yugoslavia debe conformarse con una medalla de bronce que, en especial dada la ausencia de la URSS, sabe a poco.
Drazen llega así, en la 1984/85, a la Cibona de Novosel y Pavlicevic (el primero en Europa y el segundo en la liga... aunque Mirko era el capo absoluto) y de su hermano Aza. Una Cibona que ya antes de su llegada ya vive los mejores días de su historia, no en vano los de Zagreb han sumado en cinco años dos ligas, cuatro copas y la Recopa de 1982. El impacto es inmediato y Drazen rompe definitivamente como icono europeo. MVP de la temporada y máximo anotador, el pequeño de los Petrovic guía a la Cibona al primer puesto de la fase regular y ya en play-off a la final tras dejar en la cuneta al Bosna Sarajevo (con dedicatoria incluida a Pesic) y al Partizan. Entre medio de las dos eliminatorias, la Cibona toca el cielo proclamándose en Atenas campeona de Europa mientras Drazen pasa a ser ya definitivamente el demonio particular del Real Madrid.
Tras el éxtasis europeo, en la final liguera espera el Estrella Roja en una repetición de la final del año pasado. Drazen se muestra discreto en el primer encuentro pero la Cibona no lo acusa. En el segundo acto en Belgrado las cosas tornan: Drazen se va hasta los 44 puntos pero con un punto abajo en el último minuto falla dos tiros libres y el postrero triple, por lo que la eliminatoria vuelve a Zagreb. El tercer partido, fiel a su época, tiene espacio para la polémica con los blanquirrojos quejándose amargamente del arbitraje y algunas escenas ya míticas como las de la camiseta de Avdija o la patada de Radovic a Aza Petrovic. Sea como sea, la Cibona no falla y suma su segundo título liguero, el primero para Drazen... y a la postre el último. Una semana más tarde, los de Zagreb completan su año mágico derrotando en la final de Copa a la Jugoplastika que dirige Kresimir Cosic.
Drazen, aún en el Sibenka, anotando por encima de Cosic
Pero este apartado lleva por título "historia de una frustración"... y la temporada, inmaculada en la Cibona, también tendría su reverso en la selección. En diciembre, y a las ordenes de Ivkovic, Drazen participa en los Juegos de los Balcanes cayendo de nuevo ante Bulgaria y teniendo que conformarse con la segunda plaza. Ya en verano, el nuevo seleccionador de la absoluta, Cosic, coloca a Drazen como pieza central del equipo que acude al EuroBasket de Alemania. Con el dominio ejercido en la Copa de Europa, Drazen parece en disposición de guiar a Yugoslavia a cotas altas. Líderes de grupo en la primera fase pese a caer de nuevo ante la URSS, los plavi se miden en cuartos de final a Checoslovaquia.
Tras el Europeo de Praga 1981, la maravillosa generación de los Brabenec,Kropilak y compañía parecía haber llegado a su ocaso con la consecución del bronce. De hecho sus tres siguientes años se saldan con resultados mediocres. Con esta perspectiva se habían plantado en Stuttgart con un quinteto que pasaba de los 30 años de media y que acumulaba la friolera de 1456 presencias con la selección. La primera fase no hizo más que corroborar los augurios con los checos (en un grupo asequible) siendo capaces tan sólo de vencer a Holanda y a Israel por la mínima (93-92). Este triunfo ante los hebreos otorgaba a los centroeuropeos el cuarto puesto pese a su empate a 2 victorias con el propio equipo israelí. De todas formas, parecía el canto del cisne. Con un extraordinario acierto exterior (curiosamente aquel grupo crepuscular fue el que mejor se adaptó a la nueva línea de 3) y la diversificación del ataque entre sus titulares, Checoslovaquia lograba imponerse por 102-91. Brabenec con 32 puntos se encontraba excelentemente acompañado por Havlick con 24, Rajniak (padre del futuro jugador del Gijón baloncesto) con 23, Kropilak con 22 y Skala con 19. Drazen se iba hasta los 25 insuficientes para sostener a una Yugoslavia que al día siguiente, y con Drazen quedándose en cinco puntos, caía ante Alemania. Segundo EuroBasket para Drazen y por segunda vez séptimo puesto para Yugoslavia... diciendo adiós a una racha de siete medallas, el peor puesto desde 1967 y la primera vez que encadenaba dos Europeos fuera del podio desde finales de los años 50. El EuroBasket se lo termina llevando con autoridad una URSS demoledora en la que Sabonis muestra una versión superlativa.
Apenas un mes más tarde, con el propio Cosic como seleccionador y con Boza Maljkovic como asistente, Drazen lidera el equipo de Yugoslavia que acude a la Universiada de Kobe en un conjunto en el que también destacan apellidos como los de Perasovic,Cutura,Kotnik,Sobin,Cvjeticanin o Vrankovic. Los plavi vuelven a comenzar fuertes, pero a la hora de la verdad una derrota ante la URSS les manda al quinto puesto. El propio equipo soviético termina llevándose el torneo gracias a un triple sobre la bocina de Homicius en la final ante USA, en un encuentro en el que Kurtinaitis con 30 puntos y 7 triples había marcado diferencias. Curiosamente la única derrota del cuadro rojo había llegado ante el propio equipo USA (con Ron Harper o Chuck Person entre otros) en la primera fase. Tras nueve presencias con la selección de la más diversa índole, Drazen seguía sin conocer el triunfo.
El triple ganador de Homicius en la Universiada 1985 ante USA
Con el sinsabor veraniego en el paladar, Drazen arranca la 1985/86 aun con una mayor voracidad en una Cibona ya sin Knego y donde Aza Petrovic realiza el servicio militar. En el otro lado de la balanza los de Zagreb suman con la llegada de Danko Cvjeticanin y de Franjo Arapaovic. El pequeño de los Petrovic lidera a los de Zagreb en una fase regular en la que sólo suman una derrota, y a esos éxitos colectivos suma además una nueva designación como mejor jugador de la liga y como máximo anotador con una marca sideral. Precisamente ese afán anotador había traído en bandeja la primera gran polémica de la temporada. En la primera jornada liguera la Cibona recibe al Olimpija de Ljubljana en Zagreb en lo que acabará por ser un partido histórico. Radovan Lorbek, delegado del Olimpija (y padre de Domen, Erazem y Klemen) comete un error con las fichas y el conjunto esloveno se ve obligado a jugar con juveniles. Aprovechando la circunstancia Drazen se exhibe y se va hasta los 112 puntos. A la larga, la sanción por el error (dos puntos menos) condena a los eslovenos al descenso. Pero antes de eso, los 112 puntos del de Sibenik ya levantan ampollas entre los que no entienden ese ensañamiento con un equipo de chavales.
Apenas una semana después, en la vuelta de su eliminatoria de Korac ante el Apoel chipriota, el entrenador del Zadar decide subir la apuesta. Vlado Djurovic, técnico de Drazen en el Sibenka que ha perdido la final ante el Bosna, aprovecha la victoria en la ida por 81 puntos (40-121) para proponer a sus jugadores batir el récord de Drazen. Los primeros espadas rehuyen el ofrecimiento, pero Zdenko Babic acepta y acaba yéndose a los 144 puntos ante el jolgorio local... y la rabia de Drazen. Pese a ello, la temporada va cogiendo visos de histórica, y la Cibona vuelve a proclamarse campeón copero derrotando por 110-98 al Bosna con un Drazen de nuevo hipermotivado ante el equipo de Pesic y, sobre todo, repite título como campeón de Europa con un Petrovic que ya es sin duda el rey del basket europeo. Tras imponerse al Zalgiris en la final de la Copa de Europa, la Cibona se impone al Estrella Roja en el tercer partido de cuartos de final, una historia que repite en semifinales ante un Partizan que en el segundo partido derrota al conjunto croata por un espectacular 124-123 con 21 puntos del joven Djordjevic. Tras solventar en el desempate, la Cibona abre la final con un sudado triunfo ante el Zadar de un Djurovic que logra que la final se dispute a un ritmo muy por debajo de lo esperado.
Con los ánimos encendidos, Drazen no viaja a Zadar para el segundo encuentro. ¿Problemas físicos? ¿Cura de salud ante una posible acumulación de técnicas que le impida jugar un hipotético tercer encuentro? ¿O Sobradez de un genio que quiere celebrar e título en casa?. Aprovechando la tesitura el Zadar se impone por 84-73 y la serie vuelve a Zagreb. Una Zagreb donde la Cibona lleva tres años y medio sin perder. Con un Cvjeticanin sobrenatural la Cibona maneja el encuentro y llega a manejar ventajas superiores a los 10 puntos en la segunda mitad. Cuando todo parece encauzado a un nuevo título, un espectacular Petar Popovic se echa el equipo a las espaldas y, con la ayuda de Petranovic, aboca el partido a la disputa de dos prórrogas donde el Zadar, sin su estrella Ivan Sunara (que permanecía inédito casi todo el año al realizar el servicio militar), completa la machada sumando el título liguero… y por ende, apeaba a la Cibona de la Copa de Europa pese a su condición de vigente campeón. Un Djurovic triunfal salta en medio de la pista ante una gesta inesperada mientras Drazen se retira desconsolado.
Pese al desengaño doméstico, la conquista de la segunda Copa de Europa sitúa a Drazen como claro líder de la Yugoslavia que acude al Mundial de España dispuesta a todo. Invictos en la primera fase, los plavi comparten en la liguilla semifinal de Oviedo balance de 4-1 con una USA erigida en la única selección capaz de derrotarles hasta ese momento, gracias en buena parte al extraordinario marcaje de Tyrone Bogues sobre el propio Drazen. Segunda de grupo, Yugoslavia viaja a la semifinal de Madrid para enfrentarse a la URSS y durante muchos minutos parece que va a conseguir doblegar a los soviéticos. El resto es historia, con el partido totalmente de cara, tres triples consecutivos de los de Sabonis y los recordados dobles de un imberbe Divac llevan el partido a una prórroga donde el equipo de Cosic no logra reaccionar. Un día después el equipo se recompone y, ante Brasil, suma con suficiencia un bronce que, no obstante, sabe a poco.
Sin conocer el oro en la selección, Drazen y la Cibona manejan la temporada 1986/87 como muestra de reivindicación. Una sorprendente derrota ante el IMT de Belgrado de Segunda División en la Copa (donde el equipo que dirige Sakota acabará por ser campeón ante un Olimpija también de segunda) marca el único lunar en una temporada regular para el recuerdo en la que los de Zagreb terminan líderes sin conocer la derrota. Drazen repite como máximo artillero, mejor jugador y, de nuevo, triunfa en Europa sumando la Recopa con una autoridad incuestionable: invicto y con 89-74 en la final ante Scavolini. El hambre tras el fracaso del año pasado y el regreso de Aza Petrovic y Knego derivan en un balance de 31-0 entre liga y Recopa. Ya en play-off, la Cibona bate por un cómodo 2-0 al MZT y abre las semifinales con una victoria de tramite ante el Estrella Roja que dirige el verdugo del año anterior, Vlado Djurovic. En Belgrado la situación da la vuelta y el partido entra en su recta final con empate a 92. Con todo a favor para sentenciar el pase a la final, Usic marra dos tiros libres y en el último instante Nebojsa Ilic sentencia para los locales.
El tercer partido acabaría por ser un terrible deja vu para los croatas. Tras un primer tiempo arrollador en el que Drazen se iba hasta los 30 tantos, en la reanudación el planteamiento de Djurovic volvía a cortocircuitar a la Cibona. Para completar la sensación, en lugar de Popovic esta vez emergía la figura de un estelar Branislav Prelevic quien con 32 puntos sentenciaba las semifinales. Por segundo año consecutivo, la Cibona se quedaba fuera de la Copa de Europa. Para rematar, la final traía cola con una monumental polémica en la que Novosel acusaba a Radovic, Presidente de la Federación de árbitros, de favorecer al Estrella Roja ya que en el equipo de Belgrado ejercía de base su hijo. A su vez los hermanos Petrovic y Usic increpaban a los árbitros, recibiendo a cambio una sanción de varios partidos. Tras el partido Drazen anunciaba que ese verano no acudiría a la selección para disputar el EuroBasket ni la Universiada.
Pasado el calentón, Drazen da marcha atrás y acude a la concentracción de la selección para el EuroBasket de Atenas. Con el de Sibenik como claro líder, Cosic diseña un equipo un tanto híbrido en el que la aparición de Paspalj,Djordjevic,Kukoc,Radja y la continuidad respecto al Mundial de Divac insinúan ya una nueva Yugoslavia que, no obstante, aún tardará en manifestarse. Junto a esa savia joven, jugadores de buen nivel y mediana edad como Aza Petrovic,Grbovic,Cvjeticanin o Radovic completan un equipo extraño y que acabará por no tener continuidad.
El torneo comienza con marejada. Un enfrentamiento nada disimulado entre Cosic y Aza Petrovic se suma a una clara derrota inaugural ante una URSS sin Sabonis en un partido en el que el técnico croata no hace saltar a la pista a Drazen en toda la primera parte. La segunda jornada, no mejora las cosas, y con Galis superando claramente a Petrovic Yugoslavia suma su segunda derrota consecutiva, algo que no ocurría de inicio en un EuroBasket desde los años 40. Un calendario más suave mejora los resultados disfrazando un tanto la deriva de un grupo a punto de explotar. Superado el cruce de cuartos, Yugoslavia cae en semifinales ante Grecia tras desperdiciar una clara renta para un día después remontar ante España y así colgarse la medalla de bronce. Comparado con los dos torneos anteriores es un paso adelante, pero el juego, los problemas y la entidad de los rivales dejan en entredicho el "éxito". Claro dominador en las competiciones europeas, Drazen se despide del EuroBasket con cierta sensación de impotencia y sin ni siquiera formar parte del quinteto ideal del torneo.
Con todo, el verano acabará por traer el primer triunfo de Drazen con Yugoslavia. Oficialmente representada por su selección B, los plavi acuden a la Universiada de Zagreb con un equipo de excepción. El hecho de ser anfitriones y el evidente ensayo de cara a la cita en el siguiente EuroBasket ejerce de reclamo para una selección que dirigirá Dusan Ivkovic. Más cómodo con el serbio que con Cosic, Drazen lidera a la B a un oro incontestable y del que también forman parte jugadores como su hermano Aleksandar, Cutura,Cvjeticanin,Divac,Arapovic,Primorac o Grbovic.
Tras el oro en la Universiada Drazen afronta la 1987/88 dispuesto a despedirse de la liga yugoslava por todo lo alto. La Cibona pierde a jugadores como Aza Petrovic,Usic o Nakic pero a su vez se refuerza con Pavicevic o Ivan Sunara. Subcampeones de la Korac, los de Zagreb terminan segundos de la fase regular tras la Jugoplastika. Los de Split ya habían sido una de las sensaciones el año anterior, aunque en cuartos de final un triple en el último instante del tercer partido en Split de Boro Vucevic (padre del actual jugador de los Magic) había cercenado sus ilusiones. Al margen del precedente del año anterior, la Cibona llega a los play-off con otro refuerzo moral tras ser campeón copera ante el propio equipo de Maljkovic. A nivel individual, Drazen repite como máximo anotador del torneo pero el premio al mejor jugador va a parar a Dino Radja (en play-off sería para Dusko Ivanovic), lo que impide al de Sibenik superar a Kicanovic y Cosic como jugador más galardonado de la historia.
En cuartos de final, los de Zagreb resuelven por la vía rápida ante el Imt de Belgrado, y en semis espera el Partizan. Vigente campeón, el equipo de Vujosevic llega a las semis tras un año en el que ha acusado su gran papel europeo en el ámbito doméstico. La serie se abre en Zagreb y la Cibona suma el primer punto con una victoria cómoda (102-91), pero en el segundo acto un flojo partido de Drazen, el acierto exterior partisano y la dupla anotadora Divac-Djordjevic (48 puntos entre ambos) fuerzan el desempate. Intratable de nuevo durante toda la temporada como local, la Cibona se enfrenta a un deja vu cargado de presión... y un mismo resultado. En el que acaba por ser su último partido en Yugoslavia, Drazen se queda en 11 puntos bien defendido por momentos por Djordjevic y, en definitiva, eliminado por tercer año consecutivo de la misma forma. No es el final soñado y el de Sibenik estalla....
¿HUBO ALGO MÁS?
De nuevo el spoiler dibuja un sí. Si a estas alturas queda algún lector (¿Arcadio?), es posible que se esté preguntando por si tanta historia no resulta demasiado rebuscada para hablar de la relación entre Djordjevic e Ivkovic. De nuevo la respuesta es sí. Sea como sea, vayamos por partes. Dando por cierto el veto, no hay que olvidar que quien esta al cargo de la selección en ese trienio no es otro que Dusan Ivkovic. ¿Tenía capacidad para levantarlo? ¿Lo intentó? Nada hay concluyente, aunque detalles como la amenaza de Drazen tras las semis de 1987 de no volver a la selección y su pronta marcha atrás invitan a pensar que de haber habido voluntad...
Pero pongamos las cosas en contexto. Tras el EuroBasket de Atenas, la crisis de confianza en los métodos de Cosic cobra fuerza y la corriente que lidera Novosel se impone en la decisión de cesar al técnico croata. Al margen de los resultados, ciertos bandazos y lo que se entiende por falta de rigor pesan más que la estimulante apuesta por los nuevos valores... una apuesta que el tiempo habría de dar por excelente. Cesado el croata, la elección de nuevo seleccionador se centra en dos nombres: Svetislav Pesic y Dusan Ivkovic. Éste, que ha sido ayudante de Cosic en el Mundial de España, cuenta ya con cierta experiencia ya que en 1983 había ejercido de puente entre la destitución de Djerdja y la llegada de Novosel. Por su parte Pesic, al margen de su notable bagaje en el Bosna, cuenta con el aval de sus tres oros consecutivos con la generación que va a tomar el relevo de la absoluta. La historia reciente parece respaldar a Pesic en cuanto la estructura del basket yugoslavo tendía también a la formación de entrenadores en continuo ascenso. El debate sin embargo es amplio y las posiciones encontradas. A Ivkovic le avala Novosel y su buena relación con Drazen, a Pesic el principal apoyo le viene de Bata Djordjevic. Tras semanas de incertidumbre, Pesic decide irse a Alemania. El técnico de la generación de Bormio, el mismo que había dado la capitanía a Djordjevic en la selección junior, el que se había enfrentado a Drazen, sella así el destino en favor de un Ivkovic que entrará a formar parte de la historia en buena parte con la herencia del propio Pesic.
El nombramiento de Ivkovic no calma las cosas y ya como seleccionador el serbio tiene que aguantar serias críticas. Las principales de Bata Djordjevic. El padre de Sasa, saca a colación el descenso en su día del Radnicki (cuando Sasa tiene que irse)y el modesto bagaje a nivel de clubes (Sibenka y Vojvodina) en tiempos recientes de Ivkovic. Dos años después, ambos protagonizan otro intercambio de impresiones vía prensa tras la prueba de Sasa en los Celtics. Ivkovic alude a la frivolidad y Bata le califica como hipócrita. Famoso es el rifirrafe entre Skansi y Maljkovic tras la final de la Euroliga 93 (por cierto con mucho bagaje histórico detrás). En esa Final Four Ivkovic, dirigiendo al PAOK, había caído en las semifinales y sería uno de los primeros en felicitar a Maljkovic... esquivando el saludo a su ayudante, Bata Djordjevic.
Padre e hijo
A todo esto Sasa, que sí es convocado en los primeros partidos previos a su pique con Drazen, trata de mantenerse al margen y a finales de 1988 acude dócilmente a los Juegos de los Balcanes. Un año después, los entrenadores de la liga le escogen en el quinteto ideal del torneo y el propio Ivkovic le califica como "el mejor base del país". El técnico niega cualquier tipo de veto... pero Sasa, campeón de Copa y de Korac, ni siquiera es llamado para la preselección, algo que a día de hoy dice aún no entender. Por si fuera poco, como "premio", el base del Partizan sí es convocado con la selección B para la Universiada de Duisburg. La ausencia del 90 es más entendible en lo deportivo, pero aún así causa revuelo y en la rueda de prensa tras la convocatoria varias preguntas a Ivkovic giran a ese respecto. El oro de Zagreb, brillante, exime de cualquier problema a un técnico que deportivamente ha promocionado a la selección a Zeljko Obradovic (88 y 90) y ha depositado su confianza en Jure Zdovc, o lo que es lo mismo, ha sumado solidez para liberar a Drazen. Djordjevic es preguntado y contesta: "Es una decepción... pero no una sorpresa". Tras seis amistosos previos al EuroBasket de Roma, la salida de Obradovic para ser entrenador y la definitiva renuncia de Petrovic vuelven a a abrirle la puerta de la Representazija a Sasa. En definitiva, todo apunta a que el veto había existido... pero que a su vez Ivkovic tampoco había hecho nada por tratar de remitirlo.
La reacción de Djordjevic tras su no convocatoria del 90 no pasa desapercibida...
Tras el EuroBasket de 1991 y 1995, Ivkovic y Djordjevic se encontrarían en distintas ocasiones como entrenador y jugador. La más famosa en la final de la Copa de Europa de 1997. El Olympiacos de Ivkovic se impone al Barcelona y el técnico serbio da la clave: "sabíamos que Rivers podía superar a Djordjevic y por ahí hemos empezado a ganar la final".
Año 2010, Serbia ha vuelto con Ivkovic al primer plano con la plata en el EuroBasket 2009 y defiende su rol en el Mundial de Turquía. En una televisión española (Marca TV), Djordjevic ejerce como comentarista: "Nadie puede discutir a Ivkovic...pero creo que con estos jugadores se podría jugar más rápido y alegre...jugar mejor".
2014: Serbia es plata mundialista con Djordjevic como seleccionador, Ivkovic comenta en Mondo.rs: "Es un éxito increíble. Sasa ha demostrado ser un gran entrenador...pero no conviene olvidar que en la primera fase se jugó con fuego".
2015: La valoración de Ivkovic tras el EuroBasket es escueta: "Ha sido un buen torneo, pero hay que analizar que falló en la semifinal".
2016: Sorteo del Preolímpico. Sasa afirma: "El objetivo es duro pero estimulante, clasificarnos para nuestros primeros juegos, algo que ni Dusan Ivkovic pudo conseguir". Buenas palabras mutuas, pero casi siempre seguidas del matiz.
En la previa del partido de Euroliga de este año, ambos coincidían en alabarse e incluso Sasa afirmaba: "Me siento honrado de tener la oportunidad de jugar contra uno de los mejores entrenadores de la historia... Él fue uno de mis mentores". Al acabar y al comenzar el abrazo no iba correspondido de cruce de miradas. Cuentan que los años de la sanción a la Yugoslavia serbomontenegrina sirvieron de aglutinante y que en esa tesitura se cerraron muchas heridas antes del EuroBasket 1995. Sea como sea, nadie duda que historia entre ambos hay para regalar.
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