La final de Copa más apasionante |
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Y tanto que lo es. Cuando se celebró el sorteo de Copa y realicé un sondeo rápido de emparejamientos, tuve varias cosas claras - no había que ser muy avispado para darse cuenta de lo mismo, no soy ningún lumbreras- y es que el favorito del primer lado del cuadro era Unicaja, y el del otro, el del enfrentamiento del Tau en semifinales. Se han cumplido los pronósticos.
Esta final ofrece un espectáculo sobresaliente, por la calidad de los jugadores sobre la cancha, por el fervor desde los banquillos y por el colorido en las gradas aportado por las dos aficiones más calientes del baloncesto nacional (con permiso del Estu). Quizás un enfrentamiento más desigual que si la final hubiera sido Tau Baskonia contra el Barcelona, pero ya conoceis mi predilección por un entrenador como Aíto los que llevais leyendo el blog desde hace tiempo.
Es ahí a donde quiero llegar. El duelo de entrenadores más laureados (posiblemente, no he contado el número de títulos, pero no creo equivocarme) de la ACB pese tanto o más que el de los jugadores. A priori, los vitorianos parten con la ventaja de una mejor trayectoria en liga y una racha de resultados y buen juego increíble. Gana por asfixia al rival y tiene todas las armas que cualquier equipo necesita. Defensa, tiro exterior, presencia interior, movimientos rápidos y precisos, y variedad táctica. Además Ivanovic maneja los ambientes de manera especial. Su fama de uraño se ha aplacado con los años y evita en lo posible en conflicto con los árbitros.
Pero Aíto tiene algo que le hace diferente. Con el precedente del enfrentamiento en el que Rakocevic anotó 37 puntos, Reneses pondrá las medidas para curarse en salud y evitar la sangría de puntos. La defensa de Berni sobre el serbio será clave, al igual que la vuelta de a la dirección de juego de Carlos Cabezas.
A pesar de los pesares, sigo manteniendo mi apuesta al rojo, en este caso al Unicaja. Veremos qué ocurre esta tarde.