Stephon Marbury vs Rajon Rondo |
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Tenía cosas que demostrar. Vivir tan apartado de la primera línea de los medios y del parquet dejaba dudas acerca de la adaptación de Stephon Marbury a su nueva situación. Además de no comprender la patética posición tanto de directiva como de jugador en el Marbury-Gate, tengo la impresión de que ni siquiera veían con buenos ojos un divorcio a la ligera. El victimismo de unos contra la incompresión de otros. Como agua pasada no mueve molino, y las cosas han vuelto a su cauce normal (Marbury estará pellizcándose porque no se lo cree) mejor hablar de la incorporación a Boston.
Me incluyo entre los que pensaba que Steph no tardaría en hacer sonar la campana de la insatisfacción por su condición de agitatoallas perpetuo, y no creo haberme equivocado mucho. El transcurrir de los acontecimientos le ha dado la primera oportunidad de la temporada al base para saltar al encerado y demostrar que tenía los deberes hechos. Nunca antes Marbury se había alegrado tanto de la lesión de un colega de vestuario (alegría virtual, imagino) porque Rajon Rondo estaba realizando una temporada sensacional, y mostrándose como una pieza clave en el funcionamiento colectivo de los Celtics. Marbury era un acoplado, un intruso, que llegaba a robarle la parcela que tanto tiempo y sacrificio le había costado.
Doc Rivers podrá tener todos los defectos del mundo, pero no es tan tonto como para desaprovechar la oportunidad de beneficiarse de un Rondo en estado de gracia, a ambos lados de la pista. Que esta noche haya jugado Marbury en lugar de Rondo no se corresponde a otro motivo que no sea meramente médico. 'Sprained right ankle' reza en el parte sobre el estado físico de Rondo. Y habrá que creerlo (yes, I do).
Eso sí, mientras Marbury no coja ritmo de competición, tenemos Rondo para rato. Y banquillo para Marbury. Más de uno y más de dos se alegrarán de ello.