Euroliga 2015/16: La previa, por Iván Fernández (I) |
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Como cada año se ha hecho de rogar, pero el próximo jueves 15 de octubre a las 18:00 arranca una nueva edición de la mejor liga de baloncesto de Europa. Una nueva edición de la Euroliga, probablemente la más "abierta" de las últimas temporadas. Tras un verano de rumores y especulaciones sobre el estado y el futuro del baloncesto europeo, lo cierto, lo real, es que la Euroliga arranca marcada por el mismo formato de las últimas campañas, sin bajas en sus equipos bandera y con un ramillete de equipos dispuestos a pelear por estar en la Final Four de Berlín.
En una competición de este calibre, con fases tan diferenciadas y con ventanas para fichajes posteriores, resulta prematuro hablar de favoritos, tendencias o revelaciones. Una incertidumbre acrecentada esta vez por la presencia de un grupo de equipos con muchas caras nuevas, otros con estructuras polivalentes o peculiares, alguno al que se intuye un progreso durante el curso que quizás le llegue tarde y algún que otro seriamente condicionado por las estrecheces de los cupos locales pese a la ausencia de éstos en la propia Euroliga. Sea como sea, y aunque sólo sirva como ejercicio de funambulismo predictivo, ahí queda un primer vistazo a todo lo que vamos a poder ver y esperemos disfrutar este nuevo curso. No lo duden, busquen la nueva Euroleague TV o la alternativa que vean más práctica y déjense llevar... porque va a merecer la pena.
GRUPO A
Un clásico a la hora de afrontar un análisis previo a un torneo es el de apuntar a un grupo en concreto, intuir en él una feroz competencia e inmediatamente llamarlo "el de la Muerte". Si en los próximos días uno se toma su tiempo en bucear en las distintas guías que vayan saliendo sobre la próxima Euroliga, no será raro ver en varias de ellas que este Grupo A es el señalado con tal suerte. El vigente campeón de Europa, el reforzado campeón de la Eurocup, un renovado Fenerbahçe y dos buenos conjuntos como Estrella Roja y Bayern parecen conformar un cóctel en el que el Strasbourg tratará de ser el ingrediente sorpresa.
REAL MADRID
Campeón de todo la temporada pasada, el equipo que dirige Pablo Laso busca el más difícil tratando de revalidar corona mientras mantiene el estilo que, con los matices introducidos el año pasado, le ha llevado a la cima. Con una plantilla probablemente con más calidad pero algo más corta (aunque con el as en la manga de un más que probable fichaje venidero) la primera gran meta del nuevo Real Madrid será mantener el hambre de sus jugadores. Cuestión peliaguda y propicia para la demagogia, el tema psicológico -por ahí suelen ir los tiros más que por una desidia más o menos consciente de los jugadores- puede tener su peso en un equipo liberado tras su redonda temporada y en el que, además, buena parte de su núcleo duro llega tras el subidón del EuroBasket.
Cuestiones etéreas al margen, la segunda clave del cuadro blanco bien pudiera ser la integración de Trey Thompkins y Jeffery Taylor. Excepcionales los dos, llegan a un ecosistema propicio para ambos en lo ofensivo pero quizás no tanto en lo defensivo. Capaz de alternar el 4/5 con igual soltura y dotado de una facilidad y clase ofensiva innatas, el ex del Nizhny pasa por ser un jugador solvente en el rebote e inteligente en defensa pero probablemente sufra en las ayudas. Irregular de fuera pero excelso en campo abierto, el sueco por su parte puede dotar al Madrid de soluciones desde el 2 al 4, mientras su trabajo en la línea de pase ayudara a subir el nivel de intensidad. A cambio, Taylor carece de la solvencia táctica de un Rivers clave el año pasado.
Más allá de la llegada de Thompkins y Taylor, la mejor noticia para los madridistas es sin duda la continuidad de su pareja de bases. Con Doncic como ilusionante alternativa, de la frescura de Llull y Rodríguez va a depender otra de las patas de una mesa que esta vez carece de la red de seguridad que ofrecían Draper o, en menor medida, Campazzo. En las alas, el buen EuroBasket de Maciulis y la notable pretemporada de Carroll despejan la incógnita y la presión sobre el estado físico de un Rudy Fernández llamado a ser dosificado durante el curso. Por dentro, y a la espera de un posible fichaje, Ayon debe ser un referente desde el inicio mientras que se espera que Felipe Reyes o Nocioni mantengan en sus casas un retrato envejecido ya que resulta prematuro esperar un impacto inmediato de Hernangómez.
En definitiva, el Real Madrid vuelve a aparecer como uno de los favoritos del torneo, añadiendo más variantes ofensivas a su ya de por si enorme repertorio, pero a la vez presenta algunos interrogantes en forma de estado físico o adaptativo que pueden ser claves. De la capacidad para resolverlos, y el tempo para hacerlo dependerá la suerte de un equipo al que una cuarta Final Four consecutiva colocaría en un lugar privilegiado.
FENERBAHCE
Tras alcanzar la Final Four la temporada pasada, el Fenerbahçe llega al nuevo curso tras superar un verano complicado con una nota muy alta. Separado definitivamente de Ulkerspor, el conjunto "canario" ha sabido reinventarse para seguir siendo competitivo. Sin el Bjelica que se coronaba como MVP de la temporada pasada y con bajas tan sensibles como las de Goudelock, Zisis o buena parte del bloque nacional, el club de Estambul ha sabido moverse en los mercados para configurar una plantilla probablemente más equilibrada que la del año pasado y muy del gusto de un Zeljko Obradovic que por sí sólo ya es un aval.
La continuidad de Vesely o Bogdanovic se ve apuntalada por la llegada de un Luigi Datome que aparece como la mejor solución posible a la marcha de Bjelica, mientras que Antic o Sloukas añaden polivalencia, Kalinic y Udoh intensidad y presencia y Dixon ritmo exterior. Con Hickman recuperado de su lesión, Obradovic goza a su disposición de un núcleo duro de jugadores, polivalentes, capaces de alternar diversos puestos y de apostar por un ritmo de juego total. En el debe, el condicionamiento de los cupos locales (que en buena parte explican también el fichaje de Dixon) deja un rol quizás demasiado grande a jugadores correctos como Mahmatoglou o Hersek o promesas como Ugurlu o Yurtseven.
Más equilibrio, menos carencias de presencia en la pintura, auténticos lujos como Datome o Vesely y Zeljko en el banco son, no obstante, elementos más que suficientes para esperar que el Fenerbahçe sea cuanto menos un claro candidato a repetir presencia en la Final Four. De la capacidad para aprovechar la polivalencia (Sloukas 2/1, Hickman 2/1, Bogdanovic 2/3, Datome 4/3, Antic 4/5...) para mantener la frescura puede depender la suerte de un equipo que a falta de otras consideraciones sin duda va a ser de los más interesantes del torneo.
KHIMKI
Paciencia. Dos temporadas atrás, el Khimki de Rimas Kurtinaitis llegaba a encadenar 25 triunfos consecutivos para a la postre verse eliminado por el Valencia Basket en los octavos de final de la Eurocup y por el Niznhy Novgorod en cuartos de final de la VTB. Fuera de la Euroliga, el gran objetivo, el club no perdió la paciencia y apostó por renovar al técnico lituano y mantener parte del bloque. Llegó Ty Rice y el Khimki se llevó la Eurocup y con ella el pasaporte de nuevo a la Euroliga. Una Euroliga a la que retorna por la puerta grande y haciendo ruido con el fichaje de un Alexei Shved llamado a ser una de las estrellas de la competición. Llegan además Zoran Dragic y Marko Todorovic perfilando a un club que lograba mantener a todas sus grandes caras del año pasado.
Paciencia. Otra vez el concepto y con el la clave. Paciencia para integrar a un Shved pletórico en lo físico pero irregular aun y con margen de crecimiento en una estructura en la que Kurtinaitis busca sublimar aquel viejo trío de Popovic-Green-Koponen en uno nuevo de aires celestiales: Rice-Koponen-Shved. Paciencia con un Dragic al que le va a costar encontrar el sitio y con un Koponen muy tocado tras el EuroBasket. Paciencia con un Todorovic que sin el manto de Sito no es el interior resolutivo que puede parecer. Paciencia en definitiva para asentar una rotación más larga de lo habitual en los equipos de Rimas y paciencia para dar con la tecla defensiva.
Paciencia es la clave, y parece que habrá, veremos hasta donde el calendario permite. Porque más allá de eso es evidente que al ritmo de Rice el Khimki es un equipo impredecible, que Monya es tan frío como letal en los momentos clave y que Honeycutt parece dispuesto a ser algo más que un aval en el rebote. Con Vyaltsev aportando intendencia, el estado físico de la pareja interior Augustine-Davis pasa por ser el termómetro de un equipo que aún cuenta con Pateev o Sheleketo en el fondo de armario. Paciencia, les va a costar, pero si se meten en el Top 16 no hay techo para ellos.
BAYERN MUNICH
Con sólo dos triunfos el curso pasado, el Bayern Munich fue una de las grandes decepciones de la Euroliga por más que su grupo fuera sin duda el más fuerte del torneo. Muy condicionado toda la temporada por su flojísimo nivel defensivo, el equipo de Pesic fue protagonista de alguna de las exhibiciones anotadoras más rutilantes. Irregular en lo doméstico, la llegada de los play-off supuso un cambio de rumbo en el que la pizarra del técnico serbio, bien escoltado por Mutapcic, lograba revertir la situación a base de trampas defensivas y un mayor compromiso. La victoria en el quinto partido de la semifinal en Berlín, en un partido que ya es parte de la historia del basket europeo, abría las puertas de la final de la BBL y con ella las de una nueva oportunidad en la Euroliga.
Con la lección aprendida, el club bávaro llega ahora con un equipo continuista en la forma pero mucho más trabajado en lo físico en el fondo. Con Savanovic-Bryant formando una pareja interior de deleite para los estetas, la vuelta de Deon Thompson ofrece una alternativa fiable y sólida. A su vez, y a poco que le respeten las lesiones, el fichaje de Maxi Kleber (lesionado de inicio) dota al equipo de una amenaza ofensiva de primer nivel... sin tanta penalización defensiva. Por fuera, a la continuidad de Gavel, Djedovic, Taylor o de un Zipser llamado a cosas más importantes, se ve reforzada con los fichajes de KC Rivers y Alex Renfroe. El primero pasa por ser uno de los jugadores más valiosos tácticamente de Europa y un excelente defensor, que a priori además contará con más rol ofensivo del disfrutado en Madrid. Por su parte, el jugador "bosnio" ofrece garantías defensivas, buena gestión de los ritmos y un perfecto complemento para un Micic que necesita dar un paso más en su juego.
Más coral y físico (aunque de momento el tema defensivo sigue en el alero, llegando a encajar 57 tantos en la primera parte en su reciente visita al Phoenix Hagen), el nuevo Bayern cojea un tanto en amenaza triplista y es otro de los equipos condicionados por el tema de los cupos locales. Y es que, tras la salida de jugadores como Benzing, Staiger o Schaffartzik, Pesic deberá completar su roster con jugadores emergentes como Mayr o Kovacevic. Con todo, mucho se han de torcer las cosas para que el club muniqués no arañe este año un botín más preciado.
ESTRELLA ROJA
Campeón, al fin, de las ligas Adriática y serbia, el Estrella Roja busca repetir su buen papel del curso pasado en una Euroliga que se antoja realmente dura. Un reto que el club de Belgrado afronta con una profunda renovación en sus filas. La salida de un Marjanovic que fue el centro del juego ofensivo del año pasado se veía acompañada de bajas tan importantes como las de Marcus Williams (el verdadero factotum ofensivo) Kalinic (el alma defensiva) o el querido Charles Jenkins.
Con todo, y pese al indudable peso de estas bajas, el equipo de Radonjic se presenta con una estructura sin duda a la altura de la del año pasado. Y es que, por mucho que uno lleve tiempo siguiendo este negocio, sigue siendo complicado de entender que dos jugadores de la talla de Gal Mekel y Ryan Thompson no hayan acabado en clubes de un mayor potencial económico. El israelí probablemente oposite a ser uno de los mejores bases del torneo y sólo su falta de amenaza triplista regular le separa de ser una estrella con mayúsculas, mientras que el estadounidense sigue siendo un jugador sobrio, callado y cuyo impacto trasciende en mucho a sus números.
Junto a esa dupla de lujo, llega a Belgrado un Schortsanitis venido a menos (no en lo corporal) pero que aún puede ser un factor ofensivo puntual mientras comparte línea interior con un Zirbes ya imprescindible y un Nastic que buscará arañar minutos. Con Mitrovic progresando a su bella manera en el cuatro, la llegada de Simonovic dota de experiencia a un puesto de alero donde Dangubic debería dar ya un paso al frente (si ese tiro exterior si acompañara un poco a esas piernas prodigiosas...). Con Jovic apretando en defensa desde el banco y Lazic ejerciendo de canalizador de la energía de esa grada tan espectacular, aún queda espacio para que Tejic, Rebic o Guduric vayan quemando etapas.
En definitiva, Belgrado seguirá siendo una de las pistas más complicadas del torneo, por el público y por un equipo construido en torno a dos figuras de primer nivel y un buen puñado de complementos. En el debe, la falta de amenaza exterior (¿posible fichaje USA?) y una racha de lesiones que de momento deja fuera del inicio a Dangubic, Tejic o Lazic. ¿Suficiente para pasar al Top 16? La teoría dice que los rojiblancos deberían jugarse un puesto con el Bayern, pero que nadie descarte que en Belgrado el contador de "víctimas" sea mucho mayor...
STRASBOURG
Con el sello inconfundible de Vincent Collet, el Strasbourg regresa tres temporadas después a la Euroliga buscando ser el primer equipo galo en superar la primera fase desde que lo hiciera el Pau Orthez en la 2006/07, una empresa que de nuevo se antoja muy complicada dado el nivel del grupo. Con dos bajas de la envergadura de Antoine Diot, el auténtico líder del equipo, y Toupane, el equipo alsaciano afronta la competición con una plantilla corta, renovada y con margen de crecimiento. Con un arranque de temporada irregular donde tras imponerse en la Supercopa al Limoges caían en el debut liguero como locales ante el ASVEL, el SIG busca afianzar su idea de juego para cuanto menos ser uno de los jueces del grupo.
La renovación del a menudo infravalorado Howard y la llegada de Weems dotan a los galos de garantías en el puesto de cuatro, mientras que en la línea exterior todo parece indicar que este puede ser el año de la definitiva resurrección de un Rodrigue Beaubois cercano al de sus mejores días. Junto al ex-Mavs, la llegada de Mardy Collins y el papel de Campbell o Lecombe garantizan una rotación más que digna. En la pintura, la llegada de Golubovic parece ofrecer garantías a poco que el montenegrino recupere parte del nivel exhibido hace dos años en Turquía. Por lo demás, el siempre cumplidor Fofana o un Leloup que volverá a contar con muchos minutos completan una rotación en la que Duport puede dar algún relevo interior y donde es de esperar que sigan apareciendo oportunidades para el ilusionante Frank Ntilikina.
GRUPO B
Si el Grupo A dibuja un escenario con hasta tres equipos que pueden aspirar de manera legítima al primer puesto, a priori el B se muestra como uno de los más jerarquizados de la nueva Euroliga. Sobre el papel, Olympiacos y Efes pugnan por la primera plaza, Baskonia y Milano por la tercera, mientras que Limoges o Cedevita buscan mejorar su imagen del curso pasado (donde ya coincidieron en la primera fase) mientras sueñan con que la irregularidad de sus rivales (Olympiacos al margen) en los últimos años abra una ventana al Top 16.
OLYMPIACOS
Campeón en 2012 y 13 y subcampeón el curso pasado, a estas alturas a nadie se le ocurre ya infravalorar a un conjunto que en seis años ha alcanzado cuatro veces la final con otros tantos técnicos. Con Spanoulis de nuevo como jefe absoluto, el cuadro del Pireo ha confeccionado una plantilla si cabe más sólida y larga que la del curso pasado y del entero gusto de un Giannis Sfairopoulos renovado hasta 2018 hace tan sólo unas semanas. Sin rastro ya de la huella de Bartzokas, el club ateniense dice definitivamente adiós a la versatilidad en favor de una idea de juego clara, competitiva y con más predicamento practico que estético.
Sin grandes lamentos por la salida de un Lafayette que apenas cumplió lo esperado, el Olympiacos inaugura el nuevo curso con dos ausencias significativas: Brian Dunston y Kostas Sloukas. Mejor defensor de la Euroliga las dos últimas temporadas, la baja del estadounidense parece bien cubierta con la incorporación de un Patric Young menos sólido y de menos continuidad en el esfuerzo, pero con más dotes de intimidación y una notable capacidad de finalización. Más complicada parece la gestión del tema Sloukas. Elegido mejor jugador de la liga griega el año pasado por EuroBasket.com, su menor papel en la Euroliga quizás distorsione el verdadero impacto de un jugador tan distinto como necesario. Sin la fe de Sfairopoulos para ejercer de base y con Spanoulis taponando el puesto de escolta, Sloukas buscará más espacio en Estambul mientras en Atenas su huella ahonda en la que sigue siendo la principal carencia del equipo rojo: la falta de tiro exterior y de creatividad.
En el otro lado de la balanza la llegada de Daniel Hackett conforma junto a la continuidad de Mantzaris una línea del puesto de base con una capacidad física tremenda. Tras un año complicado en Milano, el hijo del arte puede dar un punto de polivalencia a un perímetro explosivo donde al liderazgo de Spanoulis y la solvencia de Lojeski se une además un DJ Strawberry capaz de ayudar en las tres posiciones. Con Printezis como foco anotador interior, la baja de Petway cambia un tanto la configuración de una plantilla que con Hunter, Young y Milutinov dibuja una línea de centers interminable. En el aire queda la otra gran apuesta: el papel de Papapetrou y Agravanis. Con la plantilla diseñada para que ganen espacio, el estado físico del primero y el carácter del segundo pueden ser el termómetro para dos jugadores con unas posibilidades enormes.
Si nada se tuerce, este Olympiacos debería, en fin, volver a ser uno de los equipos más incómodos del continente lo que ya de por sí es garantía de recorrido largo en el torneo. Encontrar un punto más de aire ofensivo y el papel de Spanoulis, serán las pautas que marquen si de nuevo ese camino lleva a la última estación.
ANADOLU EFES
Si hablar del Olympiacos tiende a ir acompañado de epítetos como equilibrio, competitividad o dureza, en los últimos años hacerlo del Anadolu Efes ha sido en muchas ocasiones evocar lo contrario. Tras llegar a cuartos de final el año pasado y llevarse la Copa a nivel doméstico, Dusan Ivkovic busca revertir esa tendencia en su segundo año al frente del equipo, aunque cabe destacar su papel en la sombra en la transición hecha por su ahora ayudante Agelou Vangelis y el papel ya otorgado entonces a Osman o incluso Korkmaz.
Una empresa que, pese a la ascendencia de la leyenda serbia vuelve a presentarse complicada. Complicada porque de nuevo contemplar la plantilla del Efes provoca una sensación vertiginosa entre el exceso en unas posiciones y las carencias en otras. Aún contando con la baja de Krstic en el primer tramo de competición, los fichajes de Tyus y Dunston configuran una línea de cincos con capacidad defensiva en el segundo e intimidación y finalización en el segundo. En el puesto de cuatro, el fichaje de Derrick Brown garantiza una de las principales fuentes ofensivas del torneo pero genera la primera gran duda en torno a su compatibilidad con un Dario Saric que no es de los que se deja llevar fácilmente.
Mientras resuelve ese primer puzzle lleno de piezas tan valiosas como de difícil encaje (¿se atreverá Ivkovic a probar con Brown de 3?), el puesto de base aparece como foco de interés. Consolidado Heurtel y establecido Balbay como revulsivo puntual, la llegada de Jayson Granger añade mordiente ofensiva, en especial si consolida su mejora en el tiro exterior... pero añade aún más incertidumbre a un aspecto defensivo donde el jugador uruguayo tiende al naufragio. Por último, y al igual que el curso pasado, la mayor incógnita del club turco residirá en un perímetro en el que el único cambio es la llegada de Diebler por Janning. Quizás más unidimensional, pero definitivamente con más alma de killer, el ex del Pinar ocupará el rol de tirador tratando de cubrir a un perímetro joven y aun lejos de su tope competitivo. Con Cedi Osman devorando etapas con una naturalidad asombrosa, del progreso de Korkmaz o incluso Ulubay depende buena parte de las opciones para un Ivkovic que volverá a tener en Batuk (MVP por cierto en la reciente President Cup) a la versión del Hatzivretas que en su día se llevó a Moscú.
Con esos mimbres... ¿hay opciones de hacer algo grande? No se les pueden negar, aunque son tantos los factores a encajar...
BASKONIA
Tras otra pretemporada movida con el fichaje frustrado de Claver, el corte de Anosike y la lesión de Shengeila, el Laboral Kutxa afronta una nueva Euroliga dejando en las manos de Velimir Perasovic la necesidad de reconducir un rumbo claro. Con la continuidad de James y Adams garantizando al menos ritmo y entretenimiento (el primero puede acabar de explotar), en las alas el club vitoriano presenta una imagen bastante renovada y un tanto peculiar. A la espera de la vuelta de Bertans, Corbacho ha de ser el baluarte en el tiro exterior, faceta en la que naufraga un Jaka Blazic que no obstante puede sentirse cómodo en transición y contagiar por actitud. Con Hanga y Causeur, Perasovic dispone en definitiva de un cuarteto de jugadores un tanto romos en generación de juego pero con condiciones por separado para aportar. De la alquimia para extraer una idea común puede depender la suerte de un equipo que necesita volver a ilusionar.
Por dentro, y a la espera de un refuerzo temporal que cubra la baja de Shengeila, la llegada de Bourousis debe ser un plus de calidad si el griego logra mantener el pulso competitivo y motivacional. A la espera del progreso de Diop, Tillie y Planinic completan una pintura simplemente correcta. Recuperar el pulso ofrecido como locales el año pasado y encontrar una mayor riqueza ofensiva pasan por ser las claves para un equipo que no debería tener problemas para alcanzar el Top 16 pero que a día de hoy parece lejos de optar a ir mucho más allá.
ARMANI MILANO
Inéditos en Liga y Copa desde 1996 hasta hace dos años, ese título y el llegar a tocar la Final Four con los dedos parecían la vuelta efectiva del Olimpia al primer plano baloncestístico, algo que la temporada pasada se encargaba de echar por tierra provocando una nueva revolución.
Una nueva etapa que contará con Jasmin Repesa al frente. Siempre cuestionado, su curriculum sigue avalando la trayectoria del que para un servidor (y soy consciente de lo poco popular de esta afirmación) es uno de los mejores entrenadores de Europa. En un grupo donde el pase no debería estar muy caro, el conjunto lombardo puede tener el tiempo necesario para ensamblar una escuadra muy renovada pero de dudosa compatibilidad. Con Gentile aparcando el salto a la NBA tras la llegada de un Repesa que fuera su mentor en Treviso, el liderazgo del cuadro italiano parece bien definido. Queda ver la continuidad y disposición de un jugador enorme con la selección, ideal para torneos cortos pero que hasta la fecha no ha logrado a nivel de club un compromiso de igual calado. Si Gentile es capaz de dar ese paso, Milano estará más cerca de ser algo más que un buen equipo.
Con todo, el papel de Gentile no es el único interrogante a despejar. Con Cinciarini llamado a ser el director de orquesta, el papel de Lafayette como revulsivo se espera que tenga una mayor carga ofensiva que la mostrada en el Pireo. En las alas Jenkins y Simon garantizan ayudan en la creación de juego, universalidad y una buena rotación, pero su tendencia a gastar bola y su irregular desempeño en el tiro exterior se solapan con las principales lagunas de Gentile y en general de toda la línea exterior. Por dentro, con Barac a prueba, Lawal ha de poner minutos de intimidación mientras que Repesa ha de buscar la forma de hacer convivir a tres cuatros como Hummel, McLean y Macvan. Con el serbio llamado a ser falso 5, Hummel debe ser una garantía ofensiva mientras que el ex del Alba "apesta" a ser de nuevo una de las sensaciones de la temporada.
En definitiva, un cóctel peculiar, con ingredientes solapados y carencias presentas e históricas muy reconocibles, pero a la vez, una tentación y una promesa de notable licor si el torneo concede el tiempo que un proyecto así necesita. Candidatos claros a ser uno de los desastres del año... o una gran revelación.
CEDEVITA
Tras su correcto devenir del curso pasado, el Cedevita Zagreb repite presencia en la Euroliga con un proyecto un punto más ambicioso que el de entonces. Buscando aprovechar el posible resquicio que pueda deparar el historial de fiascos de alguno de sus rivales, el conjunto croata ha configurado un equipo equilibrado, con base local, algún jugador de proyección y un par de interesantes refuerzos foráneos.
Dirigido por un Veljko Mrsic que tendrá a su lado a Gianmarco Pozzeco, el Cedevita eleva sus opciones con el fichaje de un James White que si bien ha comenzado de manera irregular la temporada debería ser un jugador diferencial. Junto al ex de Unics, la llegada de Jacop Pullen y el regreso al baloncesto croata de Luka Zoric son las dos grandes novedades de un equipo que mantiene a Gordic al timón y que vuelve a contar con una sólida base local. Con Bilan llamado a explotar definitivamente en la pintura, Zubcic y Delas aparecen como buenos complementos mientras en las alas la muñeca de Pilepic o el desempeño de Babic otorgan profundidad a la plantilla.
Junto a esa base, el otro gran atractivo de los de Zagreb será comprobar el progreso y el rol de jugadores como un Arapovic que busca despejar dudas sobre su adaptación al mundo senior a base de inteligencia y mejorada mano o de un Lovro Mazalin que este año parece contar con minutos. De clase innegable, su zurda sigue siendo errática en la larga distancia. Junto a ellos, es de esperar siquiera algunos chispazos de Dzanan Musa, quien a sus 16 años no quiere conformarse con haber sido el héroe bosnio del verano. En definitiva, Cedevita pasa por ser un equipo notable en lo domestico, con atractivo para el espectador y que si bien parece lejos de un hipotético Top 16 si parece en disposición de dar más de un susto.
LIMOGES
Tras un inicio de temporada complicado que incluía una severa derrota en la Supercopa ante el Strasbourg y otra como local en liga ante el Nanterre, el Limoges afronta su segunda presencia consecutiva en la Euroliga con ánimo de progresar por encima de las dos victorias conseguidas la temporada pasada.
Con bajas tan sensibles como las de Moerman, Smith, Plaisted o Batista, el conjunto de Herve encuentra en la continuidad de Westermann y Boungou-Colo su principal muestra de estabilidad dentro de una estructura de equipo un tanto peculiar. Teniendo que solventar de inicio la baja de un Randy Culpepper que está llamado a ser la gran referencia ofensiva ya que no en vano estamos hablando de un anotador excepcional, la llegada de Heiko Schaffartzik debe ser un primer paso para ganar amenaza ofensiva. El jugador germano amenaza, una vez regrese Culpepper, la posición de un Matt Gatens muy cuestionado de inicio. Por lo demás, Ali Traore y Will Daniels deberían ser un buen soporte ofensivo mientras que Mark Payne puede ejercer como generador de espacios. El resto queda en manos de los Zerbo, Camara y compañía.
En definitiva, un equipo peculiar, de mucha presencia física y en centímetros, pero en el que cuesta atisbar una idea clara de juego y donde la baja de Culpepper en las primeras semanas apunta a que el Top 16 parece una meta demasiado útopica.