En apenas unas semanas la carrera en los banquillos de Zan Tabak ha experimentado un salto adelante que muy pocos podían intuir al principio del curso baloncestístico. Tras una nutrida trayectoria como asistente de Joan Plaza en los banquillos de Real Madrid y Cajasol, su paso por Girona en la LEB oro y los primeros compases de esta temporada en el Trefl Sopot de la PLK constituyen los únicos avales como primer técnico antes de afrontar la dura misión de sustituir a Dusko Ivanovic. En contraposición, el nuevo entrenador baskonista puede, sin embargo, ofrecer una muy nutrida experiencia como jugador de élite.
Natural de Split (1970), Zan Tabak entra a formar parte de las categorías inferiores de la Jugoplastika a los 14 años tras haber practicado antes distintas disciplinas deportivas como la natación o el balonmano. Precisamente la reestructuración del club en el que trabaja su padre, unida a la presencia de un primo suyo en el club de basket, suponen el paso decisivo que le lleva al baloncesto. En ese momento, la Jugoplastika vive los momentos más delicados de la historia de un equipo que, tras una gran década de los 70 (subcampeones de Europa en el 72 y vencedores en las Korac del 76 y el 77 con Rato Trvdic, suegro hoy en día del propio Tabak, como base titular) llega a coquetear con el descenso. Delgado pero de excelente planta, el joven jugador poco a poco va abriéndose camino llamando pronto la atención de la Federación yugoslava, de tal manera que tan sólo en un par de temporadas es llamado para trabajar en Pula en un campamento de tecnificación bajo la dirección de Ranko Zeravica. Ese mismo verano, con 16 años, Tabak entra a formar parte junto al grueso de su generación en la selección que participa en los Juegos de los Balcanes junior, compitiendo con jugadores hasta dos años mayores y finalizando en tercera posición. Pero la temporada 86/87 supone para la Jugoplastika un punto de inflexión con la llegada al club de un nuevo entrenador: Bozidar Maljkovic.
Formado como jugador en el Sloga Kraljevo (de donde años más tarde emergería Vlade Divac), Maljkovic crece en el modesto Usce, club al que él mismo ayuda a fundar junto a un grupo de amigos de Belgrado. Empieza allí su carrera como entrenador casi por azar, y es que al tener que hacer el servicio militar su entrenador, el resto de compañeros le piden a Boza que él se haga cargo del club. En poco tiempo el equipo comienza a dar que hablar e incluso asciende a la segunda categoría del baloncesto yugoslavo.
En esos momentos aparece una de las primeras figuras clave en la trayectoria de Maljkovic. Atraído por la fama del club y por el estilo de juego que practicaba, Bratislav Djordjevic (padre de Sasha y que había llevado al título al Estrella Roja en 1972), acude a un par de entrenamientos del Usce y acaba por ofrecer un puesto al joven entrenador en el organigrama del club rojiblanco, e incluso costea un curso de especialización a un Maljkovic que por entonces estaba más enfocado a su carrera de derecho. Tras su trabajo en las categorías inferiores de un Estrella Roja al que hace campeón de Yugoslavia junior, cumple el servicio militar llegando a coincidir con Drazen Dalipagic.
Después del obligado paréntesis, en la temporada 80/81 le llega la opción de entrenar al Radnicki, convirtiéndose en el segundo entrenador más joven de la historia en acceder a un banquillo la liga yugoslava, sólo por detrás de Bogdan Tanjevic. En el Radnicki permanece dos años hasta que acaba saliendo por problemas con la directiva, y después de un breve paréntesis en un club aficionado Maljkovic tiene ante sí varias ofertas de clubes de primera división, pero, contra pronóstico, decide aceptar la oferta del Estrella Roja para ser el segundo entrenador de Ranko Zeravica, en lo que Maljkovic considera una enorme experiencia vital. Tras varios años en los que el Estrella Roja roza varios títulos pero no acaba de rematar, decide dar el salto y volver a dirigir a un equipo. Va a comenzar la temporada 86/87 y Maljkovic sólo maneja tres ofertas de segunda división… hasta que surge la posibilidad de entrenar a la Jugoplastika de Split.
Con una enorme década de triunfos en los años 70 (2 ligas, 3 Copas, un subcampeonato de Europa y otro de Recopa sumados a dos triunfos en la Copa Korac), el club dálmata había pasado por unos inicios de década bastante complicados, aunque en 1985 llegaba a la final copera (a la par que rozaba el descenso) y en 1986 firmaba un interesante sexto puesto. Liderados por Velimir Perasovic, el equipo incubaba a dos talentos que respondían a los nombres de Toni Kukoc y Dino Radja, que ese mismo verano habían de convertirse en campeones de Europa junior. Inmersos en la búsqueda de un nuevo entrenador los responsables de la Jugoplastika consultan a todo un mito como Aza Nikolic, que les recomienda la figura de Bozidar Maljkovic, opinión ratificada, ante el escepticismo inicial de los de Split, por el propio Ranko Zeravica en una decisión que acabaría por cambiar la propia historia del baloncesto europeo.
A base de trabajo, las dudas van disipándose y el club de Split termina en tercer lugar de la temporada regular, y si bien finalmente caen en cuartos de final ante el Bosna de Sarajevo (cayendo por una canasta final en el tercer partido), Maljkovic comienza a sentar las bases de la nueva Jugoplastika. Tras años de ser un club eminentemente ofensivo, el técnico serbio apuesta por un mayor control, desplazando a Velimir Perasovic a la posición de escolta y apostando por Zoran Sretenovic, traído del propio Estrella Roja, como base puro.
En esa tesitura, Zan Tabak apuntala su formación llegando a entrenar en distintas ocasiones con el primer equipo. En verano la llamada de la Federación no se hace esperar y en esta ocasión el pivot de Split conoce por primera vez el sabor de un triunfo que con el tiempo se le haría tan familiar. Oro en el Europeo junior de los Balcanes venciendo a Bulgaria en la final por 78-76, el gran éxito de ese verano llega con la victoria en el EuroBasket cadete de Hungría. Tercer máximo anotador de la selección, Tabak resulta clave en las semifinales con 18 puntos y 13 rebotes ayudando a un estratosférico Komazec que se va hasta los 52 puntos, antes de imponerse en la final a Italia, Con esas credenciales, la temporada 87/88 supone la inclusión de Tabak de manera continuada en la primera plantilla del club de Split, aunque aún con una presencia en el juego testimonial. Deseoso de apuntalar el crecimiento de joyas como Kukoc o Radja, Maljkovic apuesta por el fichaje de un jugador que sea capaz de liderar al joven equipo amarillo, consiguiendo el fichaje del hombre al que Tabak acaba de sustituir en el Baskonia: Dusko Ivanovic.
Formado en el Jedinstno de su Celjo Polje natal, Ivanovic había despuntado de tal manera que a los 15 años ya debuta en el primer equipo, de tal manera que llama la atención de un Buducnost que pronto lo capta para sus intereses. En la por entonces Titogrado, Ivanovic comienza a labrarse una fama de anotador incansable, amén de jugador serio, que pronto le convierte en la estrella del club montenegrino. El primer aviso serio llega en la temporada 77/78, cuando partiendo desde la segunda división el Buducnost consigue llegar hasta los cuartos de final coperos donde caen de manera ajustada ante un Bosna Sarajevo que de la mano de Bogdan Tanjevic, y con los Delibasic, Varajic, Radovanovic o Pesic en sus filas, termina por ser el campeón del torneo al imponerse en la final al Radnicki por 98-87. Lejos de quedarse ahí, la trascendencia de ese Bosna llega al punto de que el club bosnio se proclama subcampeón de la Korac (siendo derrotado en una espectacular final ante el Partizan por 117-110 con 48 puntos de Dalipagic, 33 de Delibasic y 32 de Kikanovic) y, sobre todo, como campeón liguero, lo que le abre las puertas de una Copa de Europa del 79 en la que habrían de hacer historia.
Un par de temporadas después (79/80) y dirigidos por el mítico Rusmir Halilovic, el Buducnost consigue el ascenso con Dusko Ivanovic como estrella en un conjunto en el que como curiosidad también figuraban su hermano Dragan y Goran Rakocevic, el padre de Igor… Pero lejos de acusar el salto, el Buducnost se estabiliza en la primera división e Ivanovic se confirma como uno de los grandes artilleros del campeonato yugoslavo, lo que le lleva a formar parte (aunque sin mucha participación) del bronce que los plavi consiguen en la Universiada de Bucarest en 1981 (oro final para la USA de John Pinone…).
En 1983, Ivanovic certifica su condición de anotador de pro, proclamándose (con 26'1 puntos de media) máximo anotador liguero, aunque el mejor sabor de boca de esa época llega en la temporada 85/86 donde tras la irrupción de Zarko Paspalj y el buen papel de Jadran Vujacic, Ivanovic guía al Buducnost al tercer puesto liguero y con él a participar en Europa. En esos años, jóvenes jugadores como Luka Pavicevic, Zrdako Radulovic o Sasa Radunovic forman parte del Buducnost, pero el club montenegrino no logra retenerlos y, unido al salto de Paspalj al Partizan, pasa a vivir momentos más bajos, de tal manera que la primera experiencia europea termina en la liguilla de los cuartos de final. Precisamente esa Copa Korac permite ver por primera vez a Ivanovic en España, anotando 22 puntos en la pista de un Estudiantes al que había endosado 33 en la ida.
Ese verano la vida deportiva de Ivanovic da su giro más relevante al aceptar la oferta de una Jugoplastika de Split cuyo entrenador, Bozidar Maljkovic, cree ver en él la pieza que le falta para acabar de perfilar el progreso de los Kukoc, Radja, y completar alrededor un grupo con jugadores de más bagaje como Perasovic, Sobin, Poljak o Sretenovic. El impacto de la decisión es tal que el Buducnost pasa a descender como colista, sumando sólo seis victorias en veintidós partidos, mientras que Dusko comienza a formar parte de la leyenda de la Jugoplastika, siendo esa temporada el máximo anotador del equipo y siendo elegido mejor jugador del año por delante de Drazen Petrovic.
Contando puntualmente un Nikolic que llegaba a pasar semanas enteras trabajando con el equipo, Maljkovic dirige a una Jugoplastika que decepciona ligeramente en la Copa Korac y cae en la final copera ante la Cibona (82-80), pero lidera la fase regular con una sola derrota. Los play-off esta vez no guardan sorpresas y la Jugoplastika se planta en la final ante un Partizan que esa misma temporada había alcanzado la primera Final Four de la historia. Tras sendas victorias locales, la Jugoplastika, con un espléndido Sobin que suma 27 tantos y minimiza a Divac, se proclama vencedora y abre las puertas a su participación en la Copa de Europa. Llegado el verano, Tabak forma parte de la selección junior que dirige Dusko Vujosevic y en la que, junto a jugadores como Komazec, Danilovic, Popovic o Alihodzic, consigue llevarse un nuevo oro tras derrotar a Italia en la final.
En una época en la que sólo el campeón liguero acude a la Copa de Europa, el título nacional cobra especial relevancia como bien podían atestiguar la Cibona del 86 o el Tracer de Milán del 88, quienes tras proclamarse campeones de Europa no podían defender su condición la temporada siguiente. Con Tabak participando más asiduamente, la Jugoplastika comienza a sublimar su juego, estallando definitivamente con el título europeo logrado en Munich tras doblegar a Barcelona y Maccabi con un Dino Radja excelso y un Toni Kukoc que comienza a trasladar a categoría senior el abusivo nivel de juego mostrado en Gmunden o Bormio. Más allá del enorme significado del título, el triunfo supone la implantación de un modelo de juego diametralmente opuesto al vigente. Kukoc, Radja, Ivanovic… un grupo de jugadores de enorme talento pero entregados a una causa común donde el esfuerzo defensivo, la minimización de los errores y el control del ritmo que meten al basket europeo en una nueva era que no obstante habría de pasar su mayor reválida a nivel local. Y es que, si bien había perdido a Grbovic, el Partizan se antojaba como la perfecta némesis del cuadro croata mostrándose como un equipo veloz y eminentemente ofensivo y pleno de recursos.
La aparición en el primer equipo tras su sanción de Danilovic y la madurez de los Djordjevic, Paspalj y Divac conforman un equipo enorme al que sólo la presencia de la Jugoplastika acabaría por reducir. Los de Belgrado se llevan la Copa Korac, se imponen en la inolvidable final copera de Maribor a la propia Jugoplastika y repiten triunfo ante los de Split a dos jornadas del final, logrando así el factor pista en una hipotética final. Tras algunos apuros en los que los triples de Oliver Popovic y la vuelta de Miroslav Peckarski de USA se antojan claves, el conjunto de Belgrado alcanza la final, donde espera la Jugoplastika. Con la final programada por primera vez en la historia a cinco partidos, el duelo se antoja clave no sólo para dirimir la hegemonía en Yugoslavia sino también en Europa… y es aquí donde Zan Tabak acabaría por ser el inesperado actor que acabaría por cambiar el rumbo de la historia.
En un partido trabado y más del gusto de los de Split, el primer acto de la final llega a sus dos últimos minutos con 71-70 para el cuadro local, pero un mate de Radja tras un excelente pick n´roll con Sretenovic y una canasta de Sobin tras un error de Danilovic colocaban un 71-74 en el marcador. En un tramo final lleno de nervios, el Partizan reduce distancias con dos tiros libres de un Divac que acaba de forzar la quinta falta a Dino Radja. Una gran defensa posterior fuerza a los de Maljkovic a agotar la posesión por lo que el balón del partido pasa a las manos de un Partizan que de nuevo trata de buscar a Divac, logrando que este fuerce la eliminación de Sobin. En esa tesitura aparece un Zan Tabak que no había disputado ni un sólo segundo de partido hasta el momento y que tiene la misión de enfrentarse a Divac. Con siete segundos por jugar, el pívot del Partizan lanza un semigancho que tras tocar el aro es barrido por un Tabak que con ese palmeo devuelve el factor pista a la Jugoplastika… en una final que no habría de acabar, ya que en el segundo acto y tras verse 5 abajo, un supuesto monedazo a Divac (la final se jugaba de manera alterna en cada pista) provoca el abandono del Partizan y una posterior sanción que daba por terminada la final… de tal manera que aquel palmeo de Tabak confirmaba el dominio de un equipo que abría las puertas de oro de la historia.
La temporada 89/90 queda marcada para Zan Tabak como la de su paso por el servicio militar, lo que le impide disfrutar del doblete doméstico ante el Estrella Roja. Con todo, sí recibe permiso para disputar los partidos europeos, de tal manera que en Zaragoza el joven pivot logra su segunda Copa de Europa. Por si fuera poco, el de Split es llamado por Dusan Ivkovic para formar parte de la selección que disputa los Juegos Balcánicos en Skopje, lo que supone, tras derrotar en la final a Grecia, un nuevo título para un Tabak que comparte vestuario con jugadores de la talla de Srtenovic, Ilic, Samir Avdic o Ivo Nakic.
Reincorporado ya a tiempo completo al ahora llamado Pop 84, Tabak vive un salto adelante en la temporada 90/91 en la que el club de Split, pese a la salida de Maljkovic, Ivanovic y Radja, repite el triplete logrado el año anterior consagrándose como uno de los mejores equipos de la historia. Como colofón, Tabak es elegido en el puesto 51 del draft por los Rockets. Pese al estallido bélico y la desintegración del núcleo del equipo, Tabak permanece un año más en Split. Problemas al margen y jugando sus partidos como locales en el exilio español, el club amarillo bordea el pase a cuartos con Tabak como máximo reboteador, a la par que aportando casi 14 puntos por noche a un equipo en el que el peso de la anotación recae en Aramis Naglic y en el incombustible Sugar Ray Richardson. El plato fuerte del año llega con el debut de Croacia como selección independiente. Después de algunas dudas en el Preolímpico (derrotas ante Alemania y Lituania), la selección ajedrezada saca adelante su mejor repertorio y firma una histórica medalla de plata en los Juegos de Barcelona, que para Tabak suponen la antesala de su paso a la LEGA italiana.
Aterrizando en Livorno, el pívot croata forma pareja de extranjeros con su viejo compañero Richardson en una ciudad que aún suspira por el título del 89. Tras una temporada irregular en la que no obstante logran algún triunfo de prestigio como el logrado ante el Benetton, el Livorno cae en los octavos de final, aunque la imagen de Tabak sale reforzada por su solidez promediando un doble doble que le abre las puertas del Recorao Milano.
Antes, Tabak se cuelga la medalla de bronce en el EuroBasket de Alemania con una Croacia que tras ser el único equipo invicto en la primera fase cae de manera sorpresiva ante Rusia, acusando en el momento clave el reciente fallecimiento de Drazen Petrovic, así como la ausencia de Toni Kukoc.
Ya a las órdenes de Mike D'Antoni, Tabak se convierte en el perfecto complemento de la artillería que conforman Aleksander Djordjevic y Antonello Riva. Garantizan casi cada noche dobles dígitos en puntos y rebotes, y Tabak muestra unos porcentajes de tiro excelsos en un equipo que termina la fase regular en segunda posición. Erigidos como principal alternativa a la Virtus de Bolonia, los milanistas flaquean en el tramo final cayendo en los cuartos de final por 0-2 ante el sorprendente Verona de Henry Wiillams y Silvester Gray, mientras que en la Copa Korac las semifinales son el techo tras caer ante el Stefanel de Tanjevic y Bodiroga, pese a los 43 puntos de Djordevic en la vuelta.
Tras su paso por Milán, Tabak acepta la oferta de Houston Rockets y debuta en la NBA en una temporada en la que cuenta con pocas oportunidades pero que le permite enfundarse el anillo de campeón tras derrotar en las finales a los Orlando Magic por un claro 4-0. En verano y a petición propia, Tabak es incluido en el draft de expansión, donde es elegido por los Toronto Raptors. Falto de peso para ser un '5' puro y sin velocidad para actuar como '4', sufre en el aspecto físico pese a que en la franquicia canadiense consigue hacerse un hueco durante tres temporadas y media, en las que ronda los 20 minutos por noche. Mediada la temporada 97/98 es traspasado a Boston Celtics, donde se queda en 3´3 puntos y poco más de 12 minutos por noche.
Aprovechando el lockout, el croata vuelve en la temporada 98/99 a Europa de la mano de un Fenerbahçe en el que coincide con Abdul Rauf, Kutluay o Milic conformando un equipo que arranca la temporada con un espectacular 99-84 ante el Zalgiris, a la postre campeón, para acabar firmando una muy buena primera fase. Sin embargo, en los octavos de final, en lo que probablemente sean los dos partidos más flojos de Tabak, el conjunto otomano cae, pese a tener el factor pista ante el Real Madrid. A su vez en la TBL, las semifinales son el techo del equipo tras caer ante el Tofas Bursa de un Jasmin Repesa, que sería campeón con un espectacular David Rivers.
Tras la experiencia turca, y tras rechazar una oferta del Pamesa, Tabak vuelve a la NBA pasando dos temporadas en unos Indiana Pacers con los que logra volver a disputar una final, aunque en este caso cayendo ante los Lakers. Muy castigado por las lesiones, vuelve a Europa de la mano del Real Madrid en una temporada complicada para el club. Pese a su buen rendimiento, el irregular devenir de los blancos y la condición de comunitario de Tarlac suponen la salida del croata. De ahí se marcha al Joventut, donde recupera las sensaciones y se convierte en un jugador fundamental en la recuperación de un equipo en el que consigue disputar la final de la Copa de Rey. Después de su segunda temporada en Badalona, su ex entrenador en Madrid, Sergio Scariolo, le ficha para el Unicaja donde Tabak, víctima de las lesiones, firma un último año de carrera en el que apenas pisa la pista, aunque al menos puede estar presente en el título copero.
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