Economía de guerra |
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Si alguien quisiera crear un equipo, o de igual manera para los directivos que forman parte del mundo del baloncesto, debería distinguir claramente los dos grandes obstáculos a salvar a la hora de plantear una temporada: cerrar el presupuesto y configurar la plantilla. Hoy atenderemos a este primer asunto:
EL PRESUPUESTO. Esa palabra tan amada como temida y que provoca tantísimos dolores de cabeza a los dirigentes deportivos. Se trata, y más en los tiempos que corren, de una economía de guerra.
Al igual que en la economía de una casa, se han de plantear dos columnas: gastos e ingresos (o como refieren los banqueros como mi amigo Antonio Hidalgo: el debe y el haber). Una cosa no va sin la otra y conseguir la financiación para poder atacar los posibles gastos es el huevo de Colón de los directivos, que buscan entre entidades públicas, empresas privadas y posibles colaboradores llegar a la cifra mágica. Como en una casa, se trata de pagar las deudas y dar de comer a tu familia.
Para no dar pistas a los que no saben ni dar lecciones a los que saben mucho, no entraremos en detalles de cómo se confecciona un presupuesto, sino que más bien trataremos los planteamientos morales con los que se llevan a cabo la ejecución de los mismos. Por ejemplo, se han dado casos de equipos que han salido a competir sin tener cerrado el presupuesto del año, con sólo el aval para poder competir en la LEB y que luego irónicamente han tenido dispar resultado.
Ha habido muchos ejemplos a lo largo de la historia, pero nos iremos a un tiempo no muy lejano:
Los Barrios en la temporada 2008/09, en la que a sus directivos les salió el tiro bien puesto, y pese a que sus jugadores y técnicos no cobraron en todo el año, llegaron a la Final Four de Fuenlabrada para ascender a la ACB estando a punto de realizar la machada del ascenso. Contaban con un equipazo:
Guillén,
Chagoyen,
Eric,
Rost,
Castro y como entrenadores
Moncho Fernández y
Hugo López, pero que no recibieron remuneración alguna durante todo el año (chapeau para todos ellos).
Otro ejemplo pero con resultado completamente opuesto fue el
C.B. Granada de la 2011/12. Salieron con un equipazo:
Samb,
Payne,
Guerra,
Francis Sánchez,
Cobos... pero tras no pagar varias nóminas hubo desbandada de jugadores y el equipo acabaría descendiendo en primera instancia, y desapareciendo y refundándose después.
En ambos casos yo voy más allá de los resultados deportivos y me fijo en la palabra clave: ÉTICA. Se trata de gastar lo que tienes y no de querer ir más allá, de ser fiel a tu presupuesto como lo son los clubes que yo denomino SERIOS como Palencia, Burgos o Navarra, que nunca aparecerán en prensa por sus deudas sino por su estricto cumplimiento de sus presupuestos. Y sé de lo que hablo.
A veces, cerrar un presupuesto es como la cuadratura del círculo, difícil de lograr y con muchos impedimentos. Ya no sólo son los sueldos sino todos los acomodos para los jugadores, más un montón de pagos a proveedores.
Toda la admiración y respeto para todos aquellos que nadáis en el fango de los presupuestos y que removéis Roma con Santiago para cumplir un presupuesto, tiene mucho mérito, pero todo parte de dos premisas: TRABAJO y HONESTIDAD.
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